Cataluña

El voto útil

La Razón
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Han vuelto a llamar fascista a la Sra. Arrimadas, en el día de reflexión, y no ha sido la única vez ni la única persona. Las elecciones catalanas están mostrando lo peor del independentismo y se ha practicado el insulto contra todo aquél que discrepa del separatismo, desde el Sr. Valls hasta Joan Manuel Serrat, pasando por profesores o periodistas.

En realidad se trata de una forma de reafirmación mediante la exclusión del diferente. El relato comienza a construirse a partir de la identificación de España con un estado opresor que restringe la Democracia y los Derechos Fundamentales de los ciudadanos.

Desde ese instante, cualquier defensor del orden constitucional se convierte en un partidario del déficit democrático y de la represión. Algunas mentiras y tergiversaciones de la realidad terminan de aliñar el relato.

Quienes se atreven a criticar públicamente el independentismo, son automáticamente clasificados en la misma categoría, la de “fachas” se hace de manera sistemática e intimidatoria y el castigo también es el mismo para todos ellos, consiste en la expulsión del grupo. Es decir, que todo aquél que manifieste una posición de desacuerdo con los separatistas es un heredero directo de la dictadura, represor y, por ende, anticatalán.

En la campaña electoral, la apelación a semejante construcción ideológica está siendo especialmente abusiva y detestable por los dirigentes nacionalistas. La última embestida la ha protagonizado el Sr. Castellá, cuando ha asimilado a los votantes de “la tercera vía” con los judíos colaboracionistas del régimen nazi.

Sin embargo, las cosas son a la inversa. Cualquier nacionalismo tiene un componente xenófobo, consideran a su grupo de pertenencia superior a los demás a quienes desprecian y, por ello, se quieren segregar.

Tampoco faltan los iluminados que intentan apoyar su singularidad nacional en términos raciales. Un ejemplo es el Sr. Junqueras apelando a las diferencias genéticas entre catalanes y el resto de españoles.

El daño para la sociedad es tremendo y la fractura y la división es el resultado. Los separatistas no inoculan veneno, eso produciría la muerte sin más, introducen un virus, un germen que provoca rechazo, limita libertad y hace enfermar a la sociedad.

La mayoría de los catalanes, según indican estudios sociológicos, se sienten catalanes y españoles al mismo tiempo, no quieren renunciar a ninguno de los dos sentimientos de la misma manera que no hay porqué renunciar al amor hacia los padres o hermanos por enamorarse de una pareja.

Sin embargo, el nacionalismo cercena la libertad de las personas desde el momento en que imponen la elección. El Sr. Castellà, número 6 en la lista de ERC, ataca la línea de flotación de la convivencia, cuando condena a los que no quieren fragmentar está borrando del imaginario cualquier ideología que no sea la suya.

No son fascistas los que no quieren renunciar a su sentimiento de pertenencia a Cataluña y España, tampoco lo son los que son acosados e insultados por los intolerantes, tampoco son fascistas los que luchan porque las familias no se rompan en dos mitades.

También en la campaña electoral se ha exhortado desde casi todos los partidos al voto útil. De lo que no hay duda es de que el voto útil es de la convivencia pacífica entre iguales, el que no mira el código genético de las personas porque todos pertenecemos a una sola raza, la raza humana. El voto más útil es el que te da la libertad para no tener que renunciar a nada, ni a tu patria, ni a tu familia.

La mejor manera de saber cuál es el voto útil es determinar cuál es el más inútil.