Elecciones andaluzas

Iglesias pincha en el primer test al «cogobierno»

El líder de Podemos, Pablo Iglesias / EFe
El líder de Podemos, Pablo Iglesias / EFelarazon

El líder de Podemos hace un llamamiento a la movilización a todos los trabajadores, estudiantes, asociaciones y colectivos progresistas del país para frenar el avance de la "extrema derecha"tras la irrupción de Vox en el Parlamento andaluz.

Antes incluso de conocer el veredicto de los andaluces, tenía francamente difícil ayer Pablo Iglesias hacer una lectura positiva de estas elecciones autonómicas, fuera cual fuera el resultado. Si Adelante Andalucía, la marca morada en la región, mejoraba su posición respecto a 2015, la figura de Teresa Rodríguez como contrapunto interno al secretario general se vería apuntalada. Si, por contra, se producía un retroceso, el desgaste alcanzaría también a Iglesias. Finalmente, el resultado –ante el que Iglesias hizo un llamamiento para una «movilización antifascista»– supone un duro revés para el partido tanto a nivel nacional como regional: pierde apoyo y capacidad decisoria al tiempo que confirma la tendencia de retroceso que pronostican las encuestas: «Nuestro resultado está por debajo de las expectativas», reconoció ayer Iglesias.

Estos comicios habían sido concebidos en la dirección nacional de Podemos como el primer test con el que evaluar las consecuencias del acuerdo de Presupuestos suscrito por Iglesias y Sánchez. Un termómetro para conocer hasta qué punto había penetrado entre el electorado morado y en una región fuertemente castigada por el desempleo haber arrancado a los socialistas medidas como el aumento del salario mínimo o la rebaja del precio de la luz y los alquileres. En este sentido, el fuerte retroceso de la coalición Adelante Andalucía pone de manifiesto que los de Iglesias habían sobrevalorado el impacto real de la inclusión de estas medidas sociales en unas cuentas cuya aprobación se antoja, con el «no» de los partidos catalanes, más lejana que nunca. De puertas para adentro, el mal resultado de Teresa Rodríguez demuestra, como ya ocurrió en las generales, que la fórmula para concurrir a unos comicios en coalición con IU no garantiza ni el éxito ni siquiera la suma de ambas formaciones por separado. La sangría respecto a 2015 ha sido de casi 300.000 votos y esto obligará a reformular su agenda para el ciclo electoral de 2019.