Cataluña

El PSOE busca su espacio en ¿la nación catalana?

Sánchez intensifica su campaña ante los malos resultados que pronostican las encuestas para los socialistas catalanes

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, durante el acto de inicio de campaña
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, durante el acto de inicio de campañalarazon

El PSOE se va a implicar al máximo en la campaña para las elecciones catalanas, no en vano, ayer el secretario general del partido, Pedro Sánchez, tuvo una jornada maratoniana en la que participó hasta en tres mítines para arropar a su candidato, Miquel Iceta. Los socialistas son conscientes del carácter decisivo de estos comicios, no sólo para Cataluña sino también para su propio partido. Por esta razón, el líder socialista confirió al 27-S la misma importancia que a las elecciones de diciembre. «Nos tomamos las catalanas como si fueran unas generales», dijo. Pero lejos de los bailes desenfadados sobre el escenario, poco trasciende de las propuestas que el PSC presenta para una Cataluña fracturada ideológica y territorialmente.

El proyecto de los socialistas está actualmente desdibujado y nada queda de la determinación que les llevó a ser la fuerza más votada en Cataluña con Pasqual Maragall. Según los resultados del último CIS, el PSC sólo conseguiría 17 escaños, una tercera parte de los que llegó a ocupar entonces en el Parlament. Actualmente conserva 20, su suelo histórico, pero parece que la sangría no se ha detenido con la llegada de Miquel Iceta. Los coqueteos del partido con el nacionalismo y su falta de determinación ante el soberanismo les han pasado factura. Es precisamente la figura de Maragall, la que ex cargos del PSC, ahora enrolados en Juntos por el Sí, han utilizado para reivindicar la secesión. «Si no hubiéramos apostado por la independencia de Cataluña hubiéramos renunciado al socialismo», señalaron.

La última muestra de que el partido no acaba de pulsar la tecla adecuada es la división surgida en el seno de la formación en relación a la nación catalana. Un reconocimiento que colmaría las ansias del PSC pero que encuentra un rechazo frontal en territorios como Andalucía o Castilla-La Mancha, que ni siquiera verían con buenos ojos el reconocimiento de la «singularidad catalana» si ésta supone privilegios entre unas regiones y otras.

Las declaraciones, luego desmentidas, de Felipe González sobre la «nación catalana» volvieron a abrir un debate que el partido creía cerrado desde su último Consejo de Política Federal en Sevilla. Entonces, sólo la voz de Miquel Iceta se alzó para defender el reconocimiento de nación, una reclamación que fue desautorizada por Susana Díaz. Después de la polémica con González, el partido ha tenido que salir al paso y negar su intención de dotar del carácter de «nación» a Cataluña, aunque sin explicitar su hoja de ruta concreta para calmar los ánimos del independentismo y acoger a los no nacionalistas bajo su manto. Sin embargo, esta no es la primera vez que Felipe González habla de Cataluña como nación, ya lo hizo hace cinco años en un artículo firmado junto a Carme Chacón, en el que se refería a Cataluña como nación sin Estado.

Otro de los frentes donde también tiene que batirse el cobre el PSC es en el plano electoral. En Ferraz dan por segura la cuarta fuerza, ante unos sondeos que les privan de ser la primera fuerza constitucionalista. Este lugar ha pasado a ocuparlo Ciudadanos, que después de dar por amortizado al Partido Popular, se lanza ahora a pescar votos en el caladero socialista. La formación de Albert Rivera rentabiliza su tenacidad durante estos años haciendo frente al nacionalismo y se ha convertido en el refugio de los votantes que no apuestan por la deriva soberanista de Artur Mas. En el plano de la izquierda, la irrupción de la coalición de Podemos e ICV: Catalunya Sí que es Pot también ha desplazado a los socialistas como primera fuerza de la izquierda, una de las metas que, al menos nivel nacional, el PSOE se ha propuesto no ceder. La nueva formación ha logrado posicionarse como tercera fuerza en un panorama de fragmentación y ha sabido reaccionar a tiempo, distanciándose de los anhelos soberanistas de Artur Mas.

Albert Rivera: objetivo Pedro

El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, centró ayer sus ataques en el PSOE señalando que los socialistas no «han entendido» que la financiación y las infraestructuras no atienden a identidades sino a la economía y el bienestar de los españoles.