España

La España vacía: ¿qué hay de lo mío?

No hay duda de que tras el éxito de Teruel Existe o el Partido Regionalista cántabro –con un solo diputado cada uno pero clave para formar gobierno– otras provincias seguirán su modelo si no reciben el apoyo del gobierno central para frenar la despoblación

Vecinos de Extremadura llevaron más de 2.000 cartas al Congreso para exigir un ferrocarril digno
Vecinos de Extremadura llevaron más de 2.000 cartas al Congreso para exigir un ferrocarril dignolarazonLa Razón

A estas alturas nadie duda de que la irrupción en el Parlamento de la agrupación de electores Teruel Existe tras las elecciones del 10 de noviembre fue un rotundo éxito. El movimiento ciudadano, que nació hace ahora 20 años, logró ser la lista más apoyada de su circunscripción con 19.696 votos, el 26,70% del total de los votos, por delante de la formaciones tradicionales. Un diputado y dos senadores. Ese fue el premio que recibió la plataforma que a día de hoy es crucial para apuntalar el Gobierno del socialista Pedro Sánchez. Sin embargo, el «gordo» lo recibió hace solo unos días, ya que a cambio del apoyo de su diputado en la investidura logró evitar el cierre de las taquillas de ferrocarril y recuperar la construcción de la autovía Cuenca-Teruel, una reclamación histórica de la agrupación. La irrupción de la «España Vaciada» en el Congreso es un subversivo para otros mucho movimientos que llevan años sufriendo el aumento de la brecha existente entre las realidades y necesidades del medio rural y las grandes zonas urbanas.

Sin ir más lejos, el pasado jueves los vecinos del norte de Cáceres llevaron al Congreso de los Diputados más de 2.000 cartas para reclamar la atención para Extremadura y la falta de vías de comunicación en la región. Con humor, las personas que entregaron las cartas en el Hemiciclo acudieron con los Reyes Magos y los pajes para que el deseo de un tren digno se consiga este año, aunque sea con ayuda de la magia. Esther Sánchez, alcaldesa de San Gil –entidad local de Plasencia– fue la promotora de la idea. Según cuenta a LA RAZÓN, la iniciativa surgió en el mes de diciembre cuando decidieron instalar buzones en las tiendas del pueblo, en las calles y habilitaron una cuenta de correo para que todos los extremeños que quisieran se sumasen a la iniciativa. «El éxito fue enorme», reconoce. Los participantes se volcaron con el plan y escribieron en sus misivas sus deseos de Navidad que incluyen las demandas históricas en infraestruturas como el tren, carreteras, una financiación adecuada, menor presión fiscal y una red de comunicaciones digna.

«El tren es nuestro caballo de batalla pero no es lo único», reconoce la alcaldesa. «Tenemos una de la presiones fiscales más altas y eso es inasumible porque en las zonas rurales todos los servicios son más costosos, por ejemplo, el alumbrado. No basta con poner una farola que ilumine un bloque de edificios porque aquí vivimos todos más dispersos por lo que es preciso colocar una red de alumbrado que ilumine varias zonas. Es un dicotomía. Por un lado, prestar servicios es más caro y, por otro, no hay medios ni recursos porque nos expolian», describe con cierto enfado en una conversación telefónica. En su opinión, su iniciativa popular no se asimila en nada a la propuesta de Teruel Existe: «Nosotros somos un movimiento ciudadano que no se calla y no se resigna a votar cada cuatro años. Si no presionamos a los políticos nace el divorcio entre la clase política y la ciudadanía de a pie», denuncia. La comitiva que llegó al Congreso lo hizo en tren, en concreto en un modelo «598», uno de esos trenes que dice Renfe que ya no circulan por el ferrocarril extremeño pero que sí lo hacen en ocasiones puntuales. Cumpliendo con la tradición, llegó tarde.

Históricamente, el ferrocarril es un instrumento fundamental para vertebrar territorios y ciudades, ya que constituye uno de los medios de transporte más seguros y que más minimiza las distancias entre los diferentes puntos de la geografía nacional. De ahí, su importancia para la zonas rurales. Un tren que cubría la ruta Extremadura-Madrid protagonizó una lamentable avería hace ahora justo un año cuando más de 200 pasajeros se quedaron tirados por la noche, sin luz. Para reivindicar una buena conexión ferroviaria en la región nació «Milana Bonita» en 2017, una plataforma que cuenta con más de un millón de apoyos en las redes sociales y que aglutina a todos los usuarios descontentos que sufren las deficiencias. «Al calor de esta situación aparecimos para defender los intereses del pueblo extremeño y un tren digno que nos comunique con Madrid, Sevilla o Huelva», explica Juancar a LARAZÓN. En su opinión, quienes dicen que hay menos incidencias en el tren mienten porque la realidad es que «hay menos viajeros porque la gente no se atreve a viajar». En su caso, descartan dar el paso a la política «para evitar ser sus sicarios y tener libertad para defender los intereses de la región».

La despoblación de muchas zonas rurales es un problema de décadas, que emergió en la pasada campaña electoral del 28 de abril tras la masiva manifestación de la «España Vaciada» organizada en Madrid. Los partidos políticos, todos sin excepción, incluyeron en sus programas electorales medidas concretas para atajar esta sangría. El asunto no es baladí. España cuenta con 8.131 municipios repartidos por 50 provincias, Ceuta y Melilla. Muchas de ellas son pequeñas poblaciones. El 47% tiene menos de 500 habitantes, el 44% tiene entre 500 y 10.000 habitantes, el 8% tiene entre 10.000 y 100.000 habitantes y, por último, 63 municipios (menos del 0.8% del total) tienen más de 100.000 habitantes.

Según los datos del Padrón Continuo del Instituto Nacional de Estadística (INE), 5.002 tienen una población menor de 1.000 habitantes. Castilla-León, Castilla-La Mancha y Aragón son las comunidades con mayor número de localidades con 1.000 habitantes mientras que Andalucía, Cataluña y Madrid aglutinan los municipios con más de 100.000 habitantes. Alrededor de 22 millones de españoles viven en los 100 municipios más poblados de España. Es decir, el 46,7% de la población vive en tan solo un 4% del territorio. O, dicho de otra manera: en el 96% del territorio viven poco más de la mitad de los habitantes, y la cifra cae en picado.

Las zonas rurales son las principales víctimas del éxodo. A la par que los territorios se vacían también envejecen. Es por ello que el secretario de la plataforma «Ahora Cuenca», Eduardo Mena, en declaraciones a LA RAZÓN, reconoce que la irrupción del partido turolense en el Congreso será «una tabla de salvación» para regiones como la suya. «Confiamos mucho en ellos para que consigan que se apruebe el Pacto de Estado para poder abordar la despoblación de muchas regiones», sostiene. La asociación, impulsada por un grupo de profesionales conquenses de todos los ámbitos, nació en 2017 y aunque reconocen que aún es pronto, no descartan presentarse en el futuro a las elecciones generales, si no hay soluciones para provincias como Cuenca, aquejada principalmente por la despoblación. En la actualidad la plataforma la componen «unos cien socios, que no pagan cuota y se reúnen dos o tres veces al mes» para trabajar por el empoderamiento rural. «La mayoría de los presidentes autonómicos legislan desde la ciudad pero sin conocer el territorio. Dan subvenciones y cuando se terminan no hay una política estatal para revertir fondos».

La Plataforma «Soria ¡Ya!» está expectante ante la conformación del Gobierno y el cumplimiento de los compromisos electorales asumidos por Pedro Sánchez para combatir la despoblación, entre ellos la creación de un Ministerio contra la despoblación. Con 19 años de antigüedad, durante mucho tiempo fueron de la mano de Teruel Existe, de ahí que su portavoz, Carlos Vallejo, no esconda su «expectación» y «deseo» de que no persista el olvido institucional de la provincia. El escaso o nulo poder de los diputados pertenecientes a partidos de ámbito nacional elegidos en dichas zonas para generar cambios con base en las demandas de la población rural está detrás del auge de estas plataformas. Por otro lado, la fragmentación del arco parlamentario, donde cada vez es más difícil construir mayorías, hace que el escaso peso ideológico de estas plataformas les permite vender su apoyo a cambio de infraestructuras.

Menos población y menos representación política

La brecha entre el mundo rural y el mundo urbano también se hace sentir en el mapa político. La voz de las provincias que sufren de forma lenta pero imparable la pérdida de población cada vez se escucha menos y más bajo en las instituciones políticas españolas. No solo en las Cortes Generales, también en los parlamentos regionales pierden representatividad. Desde 1977, fecha de las primeras elecciones democráticas en España, la sangría demográfica ha hecho que las provincias menos habitadas hayan perdido hasta un total de 22 diputados en la Cámara Baja en favor de las localidades más pobladas. Nuestro sistema electoral pondera la población como uno de los dos factores que determinan la representación política de cada una de las 52 circunscripciones en que se reparte España y que coinciden con las provincias y Ceuta y Melilla. En este sentido, Madrid es la circunscripción más beneficiada por los cambios demográficos derivados del espíritu urbanita de los españoles. Ha ganado desde 1977 cinco diputados. En el lado opuesto están Asturias o las provincias de Comunidades como Castilla y León, Extremadura o Galicia. Es por ello, que ante la falta de representación poner en marcha una agrupación sea una de la soluciones para tener relevancia a nivel nacional.