Elecciones País Vasco
Abascal se refuerza con un diputado en su tierra alavesa
Vox continúa su avance. A pesar de la campaña de hostigamiento a la que se enfrentó, irrumpe con un escaño vasco
Vox no ha tenido una campaña fácil ni en Galicia ni el País Vasco. El líder del partido, Santiago Abascal echó el pulso autonómico e implicó a la dirección nacional en unos comicios donde se han apoyado más en una marca, estabilizada a nivel nacional –son la tercera fuerza en el Congreso de los Diputados–, que, en unos candidatos desconocidos, a los que no presentaban a la presidencia gallega, ni a la lendakaritza. Su objetivo era conseguir lograr entrar en alguno de los parlamentos con el peso del liderazgo de Abascal.
Jugaban en el terreno del que no tiene nada que perder, pero sí que ganar.
El líder de Vox esta vez sí ha sido «profeta en su tierra», al lograr el ansiado escaño en su tierra de Álava. Su entrada en el parlamento vasco les da visibilidad, oxígeno como entidad de partido, y es un revulsivo psicológico para sus bases. «Nos hemos consolidado como tercera fuerza política», subrayó Abascal tras conocer los resultados.
Vox ha jugado la baza de contar como éxito el hecho de plantar batallas, dar voz a los temas silenciados o políticamente incorrectos y no ser indiferente.
A pesar de las amenazas, insultos, acoso, boicot, y agresión incluida, el líder del partido se implicó de manera especial en una partida que sabía podía ganar e incluso se encaró a los que trataron de evitar que celebrara sus actos derribando, incluso, la barrera del miedo de sus votantes.
Hasta el límite del cierre de las urnas se reiteraron en que la suya no ha sido una campaña en igualdad de condiciones, con denuncia incluida al presidente de Correos, por «delincuente electoral» y «secuestrar» los sobres con sus papeletas. «No han sido unas elecciones ni libres ni pacíficas», destacó Vox y garantizan que no pararan hasta que el responsable vaya incluso a prisión por ello. También, Abascal arremetió contra los medios por silenciarles e incluso dar de ellos solo una imagen «victimista». Sin embargo, con todos los elementos en su contra, consiguen irrumpir en el parlamento más complicado.
Vox partía de cero, en dos territorios en los que aún no contaba con una estructura territorial consolidad. Su entrada le da fuerza para seguir abanderando su discurso en defensa de las libertades, contra la inmigración ilegal, la criminalidad o los Menas. Ello les supone el aliciente de conseguir dar voz a una tierra que el líder de Vox conoce muy bien y en la que el PNV sigue siendo la fuerza hegemónica. De hecho, el propio Abascal, fue diputado en ese parlamento.
El líder de Vox criticó una campaña en la que aseguró «no han podido decirles a los ciudadanos qué proponía» y subrayó que ha sido una campaña donde no han tenido «voz» en el resto de asuntos de su programa más allá de la «bronca» frente a los radicales. Sin embargo, la resistencia aguantó y consolida su avance. Además, sus resultados mejoran también respecto a las elecciones vascas de 2016, cuando solamente consiguió 771 votos, el 0,07%. En aquel momento, concurrió a las urnas en la provincia de Álava, pero no en Vizcaya ni en Guipúzcoa.
Pinchazo gallego
Sin embargo, Galicia se le resiste. A pesar de que el líder de Vox tiró de sus raíces con la participación de su «abueliña» de 91 años, como una forma de escenificar que Vox entiende las singularidades de la tierra gallega, su mensaje sigue sin calar. Los gallegos consideran que Vox aún no ha comprendido sus singularidades ni convencieron sus ataques a Núñez Feijóo.
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