Pedro Sánchez
La democrática República
Vivimos unos momentos no conocidos desde el final de la Segunda Guerra Mundial en los que, mientras se idea un plan para la Recuperación Económica de Europa –que se compara con el Plan Marshall para aquella arrasada por la guerra–, en España –y desde el Gobierno–, se frivoliza hablando de lo democrática que es una República, contraponiéndola a lo «arcaico» de la Monarquía. Por supuesto, no se trata de un debate teórico, ni de teoría del Estado, sino de una discusión pegada a nuestra realidad en campaña contra el Rey emérito y, por extensión, contra la Monarquía parlamentaria como forma de Estado.
A estas alturas, sostener que la República es más democrática en sí misma que una Monarquía, no supera la prueba de acceso a la Universidad, ni la reválida de bachillerato elemental de mi época. Para que no falte nada para la campaña, este Gobierno anuncia una nueva vuelta de tuerca a la memoria obligatoria por ley, algo muy propio de esas repúblicas autodenominadas «democráticas y populares» tan al gusto de los actuales gobernantes.
Las conocen bien, dadas sus estrechas relaciones con algunas de ellas, y parecen sus modelos de referencia. Citaremos la República bolivariana de Chaves y Maduro; la islámica de Irán, y la bolivariana y plurinacional de Evo Morales. Y hay otra más próxima, que quizás les guste más: la «Republiqueta de Puigdemont y Torra». Seguiremos informando de las glorias republicanas. Incluso de las españolas.
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