Memoria histórica

El gobierno retoma la nueva ley de memoria histórica en pleno récord de contagios

La vicepresidenta Carmen Calvo anunció el pasado sábado durante el homenaje en Francia a Juan Romero, al último español superviviente de Mauthausen que "en breve" habrá una nueva ley

Con un récord diario de contagios, la vuelta al cole en el aire, la economía en caída libre, el sector turismo ahogado..., el partido socialista sigue erre que erre con la reforma de la Ley de Memoria que aprobó el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero en 2007. La vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, participó este sábado un homenaje en Francia al último español superviviente del campo de concentración de Mauthausen, Juan Romero y durante ese tributo anunció que España “saldará su deuda pendiente con el exilio” con una futura ley que se presentará en el Congreso “en pocos días”.

El anuncio no es nuevo. Calvo ya dijo en el mes de junio durante una visita al Palacio Real, que la intención del Ejecutivo era elevar al Consejo de Ministros el anteproyecto de ley “en las próximas semanas” -dijo entonces-, cuando el país retomaba la normalidad tras el estado de alarma. Durante los pocos meses que estuvo en funcionamiento el Parlamento no se impulsó el anterproyecto, que según las declaraciones de la viceministra, parece será uno de los asuntos clave del Gobierno de coalición cuando se reanude la actividad parlamentaria.

En la proposición de ley que el Grupo Socialista registró en el Congreso se planteaban, entre otras medidas, suprimir títulos nobiliarios y condecoraciones otorgadas por el franquismo, encargar al Gobierno las labores de exhumación de fosas, la confección de un censo de víctimas y un banco de ADN para facilitar las identificaciones, y destinar partidas anuales para financiar la exhumación de restos enterrados en Cuelgamuros, de donde se trasladó el cadáver de Franco el pasado 24 de octubre.

Cabe recordar que desde que Pedro Sánchez llegó al Gobierno, la memoria histórica y la exhumación de Franco, se convirtió en su batalla personal. En tiempo récord, puso en marcha la maquinaria parlamentaria y judicial para exhumar los restos de Franco y conseguir su traslado hasta el cementerio de Mingorrubio.