El Gobierno de Pedro Sánchez
La coalición Sánchez-Iglesias se deja un millón de votos en un año
En el aniversario de las elecciones el bloque de la derecha crece con el PP como líder. La pandemia arrasa la credibilidad de los dirigentes.
La repetición de las elecciones generales el 10-N, que provocó Pedro Sánchez para intentar librarse de la alianza con Podemos, dejó a la izquierda con menos votos y con menos escaños. Un año después, que se cumple este martes, el bloque de la derecha ha subido 3,6 puntos en intención de voto, pasando del 43,1 por ciento al 46,7 por ciento. El PP, con 2,4 puntos de diferencia, es el partido que más ha mejorado en el último año, seguido de Vox, que crece en 0,8 puntos. El crecimiento de Ciudadanos (Cs) es de 0,4 puntos. Navarra Suma no ha experimentado ningún cambio en apoyo popular, según la encuesta de NC Report. PP, Cs y Vox han ganado 370.483 votos.
En escaños, estas mejorías en intención de voto dejan al bloque de la derecha en su horquilla más alta, en 167 escaños, hasta 14 diputados más que en 2019.
El bloque de la izquierda está, por el contrario, en caída. En un año han perdido 2,9 puntos en su conjunto, y el mayor retroceso lo registra Unidas Podemos, que se deja 1,4 puntos. El PSOE está casi a la par, con 1,2 puntos de apoyo menos en las últimas elecciones generales. La coalición pierde 1.039.844 votos.
Más Madrid cae 0,4 puntos y Compromís crece 0,1. En su conjunto, la suma de escaños supone pasar de 158 a 145, también en su horquilla más alta. Es decir, una caída de 13 diputados.
El último sondeo, que coincide con el aniversario de las últimas generales, revela que el PSOE se estanca en el 26,8 por ciento del voto, una posición sobre la que fluctúa muy ligeramente desde el mes de agosto. Su socio de coalición, el partido de Pablo Iglesias, muestra una tendencia de ligera mejoría en estos últimos cuatro meses, en los que ha logrado crecer 0,8 décimas. Sin embargo, es significativo que el avance se ha moderado a partir de septiembre, con aumentos mensuales de una décima.
En este mismo periodo el PP ha ido descendiendo poco a poco, pasando del 24,7 por ciento que registró en agosto hasta el actual 23,2 por ciento. En este cuatrimestre la caída ha sido de 1,6 puntos, si bien en el último mes se ha contenido ese descenso, dando muestras de estabilización.
En el mismo periodo de tiempo, el balance de los datos de NC Report confirma que Vox ha ganado 0,9 puntos, en una subida sostenida del 15 por ciento al 15,9 por ciento. Y la formación que preside Inés Arrimadas también ha acelerado su recuperación desde agosto, pasando del 5,7 por ciento al 7,2 por ciento, con una ganancia neta de 1,5 puntos. Aunque la demoscopia detecta ya señales de cierta desaceleración.
En el análisis global, desde agosto el bloque del centro derecha ha avanzado en su conjunto 0,8 puntos, a pesar del descenso del PP, que queda compensado con creces con la mejora de Vox y de Cs.
La radiografia electoral actual deja la imagen de un Parlamento en el que el PSOE se movería entre los 112-113 escaños, con 584.312 votos menos que hace un año. A los 7/8 escaños que perderían los socialistas habría que sumar los 5/6 diputados que también se caen del saco de Unidas Podemos, que hoy sólo alcanzaría los 29/30 diputados. En votos, la pérdida es de 455.532.
En la derecha, el PP crece en 326.952 papeletas, que en escaños le darían hasta 8/9 bancos más del Congreso. La horquilla que le atribuye la encuesta se mueve en los 97/98 escaños. A Vox hay que sumarle 3/4 diputados más, por los 26.058 votos nuevos que le llegan. Y Ciudadanos podría crecer en un diputado, con 17.473 votos más que hace un año.
Los partidos independentistas mantienen sus posiciones sin fluctuaciones relevantes en cantidad, pero sí desde el punto de vista cualitativo. En precampaña ya en Cataluña, ante unas autonómicas que se apuntan para febrero, ERC pierde un escaño en el Congreso y el partido de Carles Puigdemont, JxCat mejora entre 1 y 2 escaños.
En el panorama nacional estas variaciones no acaban de romper los equilibrios entre bloques ni modifican el hecho de que de haber hoy elecciones, la mejoría de la derecha no sería suficiente como para desplazar al Gobierno de coalición del Palacio de la Moncloa.
Los bloques están tan estancos que Pedro Sánchez no tiene alternativa a mantener el pacto con Podemos, independentistas y toda la suma de minorías, entre ellas, Bildu. La coalición suma 141/143 escaños, y el bloque del centro-derecha, incluyendo a Vox en la ecuación del acuerdo, está en 162-165. O dicho de otra manera, Sánchez no puede seguir en el poder sin el apoyo de ERC, PNV, Bildu y Más País.
Un año después no hay sumas transversales porque Ciudadanos no tiene la fuerza suficiente como para ser muleta del PSOE. Y en el lado de la derecha, el PP tiene que analizar por qué a pesar de la potencia de la crisis sanitaria y económica no consigue despegar con suficiente fuerza ni aumentar la ventaja sobre los dos partidos con los que compite en su espectro electoral.
El futuro de la Legislatura se juega en dos apuestas. En Moncloa creen que ya han pasado lo más duro de la pandemia desde el punto de vista del golpe político, y prevén que a partir de la próxima primavera podrán iniciar con fuerza una remontada con el impulso de las ayudas europeas y de la vacuna contra el virus.
En el lado del PP creen que su momento de despegue está por llegar porque todavía no se está notando socialmente la fuerza dramática de la tragedia económica que deja la pandemia. Es una economía anestesiada por las ayudas justificadas en la crisis sanitaria, y será el próximo año, cuando se levanten esas ayudas, «cuando se acelere el desgaste de la coalición». Dos apuestas de futuro opuestas y que marcarán la política de partido de uno y de otro lado. Y también el negro futuro de aquello que en marzo se planteó como los acuerdos por la reconstrucción.
Los socialistas están satisfechos con su tendencia porque creen que siguen aguantando, pese a todo, y que siguen estando en condiciones de volver a ganar las elecciones. En el PP están obsesionados con las encuestas y no terminan de aclarar las dudas sobre su estrategia política para activar ese voto útil del que depende el futuro de Pablo Casado, y que hasta hoy sigue receloso de abandonar la tendencia a la fragmentación entre las tres siglas, PP, Vox y Cs.
Vox y Cs lo tienen más claro. Vox seguirá en la línea dura, si cabe, más aún, y buscando posiciones que el PP no puede alcanzar como partido de gobierno y porque, además, le fracturan internamente. El PP necesita ser mucho más versátil de lo que podría representar si solo se dirigiera a un electorado con el perfil que tiene su votante de Madrid, por ejemplo. Mientras que Ciudadanos también tiene claro que debe seguir por el camino elegido, el de reivindicarse como el partido útil y del consenso. Pese a las dificultades, riesgos y críticas que entraña esa política en un escenario de confrontación y fuerte polarización.
El examen de las elecciones catalanas tendrá una lectura en clave nacional, pero son unos comicios con unas particularidades que no valen para extrapolar con rigor sus resultados al Congreso de los Diputados.
Esta encuesta, realizada entre el 30 y el 7 de noviembre, apunta una abstención del 36,9 por ciento. Habría más de un millón de votantes de las generales de noviembre que hoy, de haber elecciones, se quedarían en casa. PNV y EH Bildu mantienen en Madrid una firme estabilidad, y la diferencia entre los dos partidos es de un solo escaño a favor del PNV.
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