ETA
“Kantauri”, el etarra que pedía por carta secuestros y asesinatos de concejales del PP
Arizcuren, beneficiado hoy de un acercamiento, ordenó matar al Rey
Cuando José Javier Arizkuren Ruiz , alias “Kantauri”, fue detenido en París al salir de un hotel, en una operación propiciada por la Guardia Civil y en la que llegaron a participar agentes del Cuerpo, trabajaba en la adquisición de misiles tierra aire (para derribar aviones en los que viajaran personalidades), entre otras armas sofisticadas, a través del IRA irlandés. Era lo que él llamaba la operación “Gorriak” (“rojos”). Era entonces el jefe de los “comandos” de ETA, a varios de los cuales había pertenecido, lo que le daba una tremenda autoridad dentro de la organización criminal de que carecieron individuos que llegaron a la cúpula, como “Txeroki” y “Thierry”.
Nacido en Pamplona en 1958, entró en ETA en 1981 y fue jefe del “aparato militar desde 1993 hasta su arresto en la capital francesa.
Tras su etapa como miembro “legal” (no fichado), se integró en el “comando Araba”, que operaba en Álava, y participó en el asesinato del subcomisario de Policía Pedro Ortiz de Urbina. Era el primero de una larga lista de atentados contra agentes de las Fuerzas de Seguridad, que incluyó dos acciones contra el cuartel de la Guardia Civil en Llodio. Una de sus compinches era Soledad Iparraguirre, “Amboto”, que con el tiempo llegaría a ser jefe de “finanzas” de la banda.
Huyó a Francia y los cabecillas le integraron en el “comando Madrid”; entre otros atentados, se cree que participó en el que afectó gravemente a Irene Villa, con la pérdida de las piernas, así como a su madre. Antes de pasar de nuevo a territorio galo, cometió otras acciones criminales que costaron la vida a varias personas.
La detención en Francia Félix de la Calle, Mobutu”, hizo que ascendiera y se ocupara de la dirección de los “comandos” con la autoridad que le daba su experiencia criminal. Y no perdió el tiempo.
Entre los atentados que ordenó cometer figuran el asesinato del sargento de la Policía Municipal Alfonso Morcillo; el del teniente alcalde del PP en el Ayuntamiento de San Sebastián, Gregorio Ordoñez; el intento de regicidio de Don Juan Carlos en el verano de 1995, en Mallorca; el asesinato del abogado y dirigente socialista vasco Fernando Múgica, en San Sebastián el 6 de febrero de 1996; el secuestro del empresario vasco Cosme Delclaux, liberado tras pagar su familia un importante rescate; y el asesinato del concejal popular Alberto Jiménez Becerril y su esposa, en Sevilla el 30 de enero de 1998. Ya le quedaba poco para ser detenido.
“Kantauri”, como hacían habitualmente los dirigentes de ETA, se comunicaba con las células criminales mediante cartas que se depositaban en “buzones” (escondites) previamente pactados. En una de estas misivas, que se incautó al “comando Vizcaya”, señalaba que «es muy importante darles a los políticos del PP. Deciros que cualquier político del PP es objetivo (...). Poner toda la fuerza posible en levantar a un concejal del PP, dando un ultimátum de días para que los presos estén en Euskadi. En relación a este tema (secuestro) hacerlo lo antes posible».
La Guardia Civil fechó esta primera misiva en julio de 1997, precisamente cuando se produjo el secuestro del concejal de Ermua. Miguel Ángel Blanco Garrido, que fue asesinado por el “comando Donosti”.
En otra carta manuscrita, señalaba que “si no podéis hacer un secuestro, darle en toda la cabeza. Pero tened en cuenta que es el secuestro lo que crea inestabilidad y contradicciones mayores por su dureza. Darles “kaña” lo más fuerte que podáis».
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