ETA

Los proetarras no quieren que se esclarezca la autoría de los crímenes de la banda

Protestan por la citación de varios individuos en relación con el asesinato de un guardia civil en Leiza

Familiares del guardia civil Juan Carlos Beiro, asesinado por ETA el 24 de septiembre de 2002 al explotar una bomba-trampa colocada junto a una pancarta en Leitza (Navarra), en un momento del homenaje al agente que ha tenido lugar hoy en esta localidad navarra y al que han asistido sus familiares, vecinos y las principales autoridades de la comunidad Foral.
Familiares del guardia civil Juan Carlos Beiro, asesinado por ETA el 24 de septiembre de 2002 al explotar una bomba-trampa colocada junto a una pancarta en Leitza (Navarra), en un momento del homenaje al agente que ha tenido lugar hoy en esta localidad navarra y al que han asistido sus familiares, vecinos y las principales autoridades de la comunidad Foral.Villar LópezEFE

Los proetarras no quieren que se sepa la autoría de los crímenes cometidos por la banda terrorista aún sin esclarecer. Ha bastado la citación para el lunes, en la Audiencia Nacional, de varios individuos, con el fin de tratar de determinar su relación con el asesinato de un guardia civil en Leiza (Navarra), para que convoquen movilizaciones y publiquen protestas. El argumento no puede ser más falaz: que ha pasado mucho tiempo.

Según publican medios abertzales, se tomará declaración en la Audiencia a Ruben Gelbentzu y a otras dos personas (una de ellas presa) por su presunta relación con la citada acción criminal.

“Se les acusa de haber participado en este atentado, por lo que podrían enfrentar duras penas de prisión por homicidio e intento de asesinato terrorista, integración en banda armada y posesión de explosivos”, se quejan. Y reseñan las manifestaciones y actos de protestas que se han convocado y los ya celebrados.

La realidad que tanto les molesta es el asesinato del cabo de guardia civil Juan Carlos Beiro. Miembros de ETA colocaron junto a la calzada de la carretera NA-1320, a su paso por Leiza, una pancarta con el propósito de que agentes procedieran a retirarla. Un terrorista apostado cerca del lugar era el encargado de activar el explosivo adosado. Como bomba trampa.

El texto en euskera que se podía leer no podía ser más expresivo: «ETA bietan jarrai. Guardia civil, jota bertan hil» (ETA, adelante con las dos --el hacha y la serpiente de su emblema--. Guardia civil, mátalos aquí). Palabras acompañadas por

el citado anagrama y el dibujo de una diana con un tricornio en el centro.

A primeras horas de la tarde de aquel 24 de septiembre, una patrulla del acuartelamiento de Leiza se desplazó al lugar. En el momento en que el sargento Miguel de los Reyes Martínez y

el cabo Juan Carlos Beiro se aproximaban a la pancarta, un terrorista sin identificar activó la bomba con un telemando.

Beiro, de 32 años, sufrió gravísimas heridas en el abdomen. Fue trasladado a un centro hospitalario donde ingresó ya cadáver. El sargento logró sobrevivir a pesar de sufrir graves lesiones. Los otros tres guardias civiles resultaron heridos leves.

Se trata de uno de los crímenes sin resolver y que los proetarras prefieren que queden sin autores conocidos para que no sean sometidos a la acción de la Justicia.