
Interior
Un drogadicto amputa de un mordisco un dedo a un guardia civil
El agresor llevaba tres días consumiendo sustancias estupefacientes y su familia quería presentar una denuncia por violencia doméstica

Un brote psicótico por el consumo excesivo de droga. Este fue el peligroso escenario al que se enfrentaron unos agentes de la Guardia Civil en la localidad almeriense de Garrucha. Unos padres querían denunciar a su hijo por violencia doméstica pero este hombre empleó toda su furia contra los funcionarios. Uno de ellos sufrió la amputación de unos de sus dedos a mordiscos, según adelantan fuentes policiales a LA RAZÓN.
Esta agresión ocurrió esta misma madrugada cuando una patrulla de la Guardia Civil se trasladó a la localidad de Garrucha. El aviso comunicaba que una persona estaba muy violenta en su domicilio por un supuesto brote psicótico. Cuando llegaron los funcionarios ya estaba en la vivienda el servicio médico asistiendo al hombre en una de las habitaciones.
Los intervinientes se entrevistaron con los padres que relataron que el hombre llevaba tres días consumiendo drogas, haciéndoles la vida imposible y recibiendo todo tipo de insultos y amenazas. De la misma forma, admitieron que tenían interés en presentar una denuncia por violencia doméstica ya que tenían miedo con el comportamiento violento y agresivo de su hijo.
Así, los facultativos que atendieron al paciente explicaron a los agentes que padecía un brote psicótico a consecuencia del consumo excesivo de drogas. Aconsejaban pincharle un tranquilizante para poder controlarlo, reducirlo y proceder a su detención.
La amputación del dedo
Cuando le comunicaron de forma dialogante al hombre que había que acometer con esta inyección, la rechazó de pleno y comenzó a emitir frases sin sentido, elevando su nivel de agresividad y se abalanzó sobre los agentes con violencia. Los guardias civiles tuvieron que reducirle en el suelo para que no se hiciera daño intentando colocarle los grilletes por su seguridad.
El hombre no paraba de propinar puñetazos y patadas a todo el mundo. En uno de esos intentos para colocarle los grilletes, el individuo propinó un bocado a uno de los guardias civiles en el dedo índice de la mano izquierda. De esta forma, le arrancó la última falange del dedo izquierdo, masticándola y escupiéndola al suelo. "Os tengo que matar", llegó a gritar.

Otro de los funcionarios recibió un rodillazo en la cabeza al intentar controlar a este individuo que dio una patada a la jeringa y la acabó rompiendo. La agresividad de este hombre fue en aumento y prosiguió mordiendo al agente que estaba sangrando. Una vez más se quedó cerca y le arrancó el reloj de un bocado.
Una vez reducido, el sanitario consiguió el objetivo de inyectarle el tranquilizante y tuvieron que solicitar apoyo urgente de las patrullas más cercanas que eran las de Vera y Sorbas. Este peligroso individuo fue trasladado al Hospital de Huercal Overa. Hasta ese mismo destino fue enviado uno de los agentes con pronóstico grave y otro hasta el centro de salud de Garrucha.
Almería, récord de agresiones a guardias civiles
Al ser preguntados por este incidente tan violento, la asociación Jucil ha considerado indignante la agresión en Almería. "Un territorio que ya ostenta el triste récord de registrar casi un ataque semanal a nuestros compañeros. Esto es una prueba más de que el principio de autoridad se erosiona mientras el Gobierno sigue de brazos cruzados", lamentan.
De la misma forma, consideran una que es una "injusticia" que a la Guardia Civil aún "no se le reconozca la condición de profesión de riesgo". "Afrontamos a diario delincuencia violenta, bandas organizadas, narcotráfico y situaciones de enorme peligrosidad", señalan.
Además, reclaman al Ministerio del Interior que atienda de forma urgente la necesidad de ampliar las unidades en estos municipios. Todo ello mientras el guardia civil aún se recupera de la amputación de esta falange por frenar a este consumidor de sustancias estupefacientes.
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