Once de la mañana. A esa hora todo el cerco de la Estación deAtocha, uno de los centros neurálgicos de la capital, era ayer una pista de patinaje. La única zona un poco más segura para andar era la calzada, con el tráfico ya restablecido porque habían pasado los quitanieves.

Dos horas después, los efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME) empezaban a recogerse, tras haber abierto un camino perfectamente transitable con seguridad. Ésta es solo una de las centenares de actuaciones de la UME durante estos días tan complicados. Y al César lo que es del César, porque el proyecto es del ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero, y en su día fue criticado por el PP como oposición.

En esta crisis, al Ejército se le está viendo en todas partes, es el centro de atención de los buenos comentarios y está cubriendo las incompetencias o fallos de otras áreas del Gobierno y de otras Administraciones. Sin necesidad de hacerse fotos en un 4x4 ni con una pala, retirando nieve ante los fotógrafos, la ministra de Defensa, Margarita Robles, lidera la respuesta a los estragos de la nevada histórica que deja Filomena. Y esto vuelve a despertar tesiones internas dentro del Gabinete y a movilizar el aplauso socialista a la ministra, en contraposición con las enmiendas a otros miembros del Gobierno. La tensión entre Interior y Defensa la han notado expresamente las autoridades madrileñas durante la gestión de la crisis, y viene de atrás.

En las filas socialistas iban más allá y hacían ayer correr la pregunta de «si se había visto a algún ministro o ministra de Podemos echando una mano estos días al Gobierno, aunque sólo fuera haciendo declaraciones para apoyar». Un dardo envenenado contra el vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, a quien desde el PSOE afean que «vaya a lo suyo» y no se solidarice con los problemas del Gabinete más que para utilizarlos «de manera partidista». A la ministra Robles se le ha escuchado ya agradecer a las Fuerzas Armadas su esfuerzo durante el temporal. «Son un orgullo y la gente está muy agradecida por su trabajo».

La UME estaba preparada desde la semana pasada para intervenir en el temporal, y la ministra de Defensa también ha ofrecido ya a las autoridades autonómicas la ayuda del Ejército para acelerar el proceso de vacunación. Las FAS han sido clave en la lucha contra la pandemia, especialmente durante el primer estado de alarma, que duró de marzo a junio del año pasado.

Filomena está consiguiendo, al menos hasta ahora, que funcione la colaboración entre Administraciones, sin luchas partidistas. A esto han apelado la autoridades madrileñas y también los ministros afectados por la gestión del temporal. El primer rifirrafe ha sido por la petición del Ayuntamiento de Madrid de que se valorase la declaración de zona catastrófica para la ciudad por los daños causados por la nevada.

La ministra Robles defendió ayer expresamente esta colaboración entre Administraciones, igual que hicieron los ministros Grande-Marlaska y Ábalos. En el caso de la titular de Defensa, igual que siempre ha apelado a esta colaboración por encima de las siglas, también se ha señalado por dar voz al malestar de la parte socialista del Gobierno contra la utilización por parte de Podemos de su posición dentro del Gabiente de coalición. «No es razonable que se actúe como Gobierno y oposición», advirtió ante unas polémicas declaraciones del vicepresidente Iglesias pidiendo un referéndum en el Sahara Occidental en plena crisis con Rabat.

Los aplausos al Ejército llegan desde todas las Administraciones, sin importar el color. «El Ejército lleva trabajando sin descanso desde que llegó la borrasca Filomena. Están retirando nieve de las carreteras, rescatando a personas atrapadas y ayudando en las emergencias sanitarias», destacan en Madrid. A través de Twitter, la UME también ha recibido aplausos del vicepresidente del Gobierno. «Mi aplauso y mi agradecimiento a la UME y a todos los trabajadores públicos que se están empleando a fondo para auxiliar a la gente en esta nevada histórica», reza su comentario.