Temor en el PP
Génova ante Bárcenas: “Si saca un papel nos mata”
El ex tesorero del PP coloca en el punto de mira a Aguirre y Cospedal. Hoy volverá a declarar por las obras de la sede del PP
El ex tesorero del PP Luis Bárcenas se enfrenta hoy a su interrogatorio como acusado en el juicio que celebra la Audiencia Nacional por el presunto pago de la reforma de la sede nacional del partido con dinero de la «caja B». Bárcenas presentó un escrito ante la Fiscalía Anticorrupción confirmando su disposición a colaborar con la Justicia, pero no dio signos de tener nuevas pruebas con las que validar las confesiones que señalan a otros dirigentes populares. Y ahí se juega toda la partida, el futuro del nuevo PP y hasta la paz interna de la organización popular.
Desde el entorno del ex tesorero airean que hay «papeles» y que hay «grabaciones», y que, presuntamente, están en poder de un empresario, con el que Bárcenas compartió estancia en la prisión de Soto del Real. En todo caso, las palabras y los rumores no valen en sede judicial, allí lo único que valdrá son las pruebas, si efectivamente las hay.
El punto débil de Bárcenas es su credibilidad por los cambios de versión y contradicciones en los que ha incurrido, pero en el PP saben que bastaría con que sacase «un papel» para dar la vuelta a la situación y conseguir un revulsivo mediático de graves consecuencias para el partido. «Con que saque un papel nos mata»: así de tajantes se muestran en la dirección del partido fuera del discurso oficial.
Por el reparto de piezas en el puzle judicial, la impresión que tienen es que los dos nombres más débiles son el de la ex presidenta de la Comunidad de Madrid Esperanza Aguirre y el de la ex ministra y ex secretaria general del PP María Dolores de Cospedal. Esta última por estar también en la «diana» del ex comisario José Manuel Villarejo en el «caso Kitchen».
A Aguirre «la tienen pillada por interpuestos, por Francisco Granados», se temen en el PP. Los hechos confirman que Aguirre se equivocó entrando al choque con Bárcenas, y ahora le recuerdan aquella frase de 2018 de que no se querellaría contra Granados porque no tenía dinero, «pero tampoco contra Beltrán Gutiérrez (el Bárcenas de Aguirre) o Pablo Crespo (número dos de la «trama Gürtel»).
«La batalla se libra ahora en un Villarejo-Bárcenas-Aguirre-Cospedal». Y lo que salga de esa ecuación puede tener consecuencias hacia más arriba, a pesar de que, según se escucha en la estructura del partido, «parece que de la planta cuarta de Génova para arriba nadie firmaba, de la tercera para abajo, casi todos, pero cobraban todos».
Los procesos judiciales en curso están tensando al PP. El nuevo PP contra el viejo PP. Pero la tensión va más allá y afecta al partido en su conjunto porque hay temor a que la evolución de las causas desenmascare una línea de financiación que uniría al PP de Manuel Fraga con el PP de Mariano Rajoy. «El sistema empezó con Pablo Crespo», sentencian en la actual cúpula del PP, y une a las territoriales y a la nacional con gerentes territoriales que ha nombrado siempre la nacional para tenerles mejor controlados. «A los gerentes regionales los paga Madrid, y las declaraciones de la renta autonómicas y municipales también pasan por la sede nacional».
En el nuevo PP temen que se enfrentan a un proceso «en donde algunos van a acabar cayendo por 6.000 euros mal anotados, y no les va servir de nada el dinero que tienen fuera». De la etapa de Aznar y de Rajoy preocupa, especialmente, la gestión de tres núcleos territoriales: Asturias, Castilla y León –dos regiones muy regadas por fondos europeos– y Madrid, con figuras empresariales «que siempre estaban ahí». «Cuando salían concesiones, se les avisaba, constituían una empresa y presentaban la empresa a concurso. Y algunos de ellos hasta compraban cabeceras regionales de periódicos».
Génova también mira al conocido como «clan de Pontevedra», que une al ex ministro José Manuel Romay Beccaría con Mariano Rajoy: tras la dimisión de Bárcenas, Rajoy le dio el mando de la «caja» a Romay Beccaría. Durante la etapa de Rajoy de control del partido, entre quienes estaban en las entrañas de Génova cuentan que «lo que más le preocupaba, o lo único, era cuando entraban a su despacho a plantearle que había un problema económico en una sede». Entonces, inmediatamente, quienes estuvieran allí, como Ángel Acebes o Juan Carlos Vera, quedaban comandados para que constituyeran una gestora, «y todos los presidentes de gestora acababan siempre en el Senado para que mantuvieran el secreto de confesión».
En esas entrañas orgánicas de Génova hubo siempre un hilo de continuidad en el poder estructural, lo que lleva a que en el actual equipo de dirección enlacen a Pablo Crespo, imputado y del que dicen que era íntimo amigo de Marcial Dorado, con Francisco Álvarez Cascos, con Mariano Rajoy, con el Prestige y el «Plan Galicia», y hasta con la Fundación Cubano-Americana, la familia Bush y el empresario fallecido Jorge Mas Canosa, a través de José María Aznar.
En el PP también están muy pendientes del nombre de Francisco Maroto, ex abogado de Bárcenas y vinculado al armario del ex tesorero. Y dentro de este complicado puzle empiezan a correr informaciones que apuntan a que presuntamente «hay miembros actuales del Comité Ejecutivo de Pablo Casado implicados en cobros y en grabaciones de Vigilancia Aduanera, dentro de la operación Pokemon».
La fortaleza del PP para enfrentarse a Bárcenas está en su pérdida de credibilidad, pero la fuerza de los titulares que dejan sus declaraciones sigue machando las siglas. Y si saliese una prueba o papel, destrozaría al partido, muy dividido por la batalla sobre la herencia recibida.
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