Opinión

Puente de plata para Pablo Iglesias

No sabemos dónde puede hacer más daño, si dentro del Gobierno o agitando la calle

El esvicepresidente segundo, Pablo Iglesias, aplaude durante el traspaso de carteras ministeriales
El esvicepresidente segundo, Pablo Iglesias, aplaude durante el traspaso de carteras ministerialesEUROPA PRESS/J. Hellín. POOL

Se va del gobierno el macho-alfa de la misma manera en que llegó: con un mitin. Un video mitinero, en este caso, para airear sus presuntos logros como vicepresidente, que en realidad no han existido. Pero le echa Iglesias de esta forma un pulso a la Junta Electoral, que advirtió de la ilegalidad de usar el despacho ministerial para hacer campaña en Madrid, después de que llamara criminal a la derecha y le deseara la cárcel a Isabel Díaz Ayuso. Una pequeña tontería. A Iglesias se le perdona todo porque es de izquierdas y comunista, y en España sólo está mal visto ser de derechas o parecerlo.

De manera que, sí, siendo estalinista como el ex vicepresidente puedes permitirte el lujo de amañar las primarias (VozPopuli dixit), comprarte una mansión pese a haber dicho que jamás abandonarías el pisito de Vallecas, amasar en tiempo récord un patrimonio de más de un millón de euros, o utilizar como niñera a una de las personas que cobra como alto cargoen el Ministerio de tu mujer.

Puedes hacer todo eso y tener coche oficial, chófer y un montón de guardias como escoltas pese a no hacer nada, pues nada ha hecho salvo crearle problemas a Sánchez, abroncar a la Montero, pelearse con Escrivá, dejar en evidencia a Calviño y chulearle competencias al mismísimo Ábalos. Y es que para chulo, Iglesias. ¿Alguien podía pensar que por estar en el Gobierno iba a dejar de zaherir al Rey, despreciar a la Corona y desprestigiar a las instituciones diciendo que la democracia en España es de baja calidad?

Iglesias no sabe gestionar. Lo suyo es adoctrinar. Circulaba ayer por las redes el video en el que el dirigente podemita desvelaba su estrategia a los compañeros de IU Andalucía: “Nos tenemos que proteger en una Administración pública, o bien con aliados latinoamericanos adinerados que estén interesados en comprar un trocito de España o en el discurso de Pablo Iglesias”. Añadía: “Compañeros, tenéis que controlar el veinticinco por ciento de Canal Sur, eso es más importante que la Consejería de Turismo”. Y sentenciaba: “Si ganan en la Comunidad de Madrid (los socialistas), les brindo mi apoyo incondicional si me hacen director de la TV autonómica”.

Puente de plata para Iglesias, dicen en Moncloa. El problema es que no sabemos dónde puede hacer más daño, si dentro del Gobierno o agitando la calle a través de los medios de comunicación.