Conflicto diplomático

Torturas, fusilamientos, palizas... La querella contra Ghali y los líderes polisarios que el juez ha reabierto

Dos víctimas identificaron en la denuncia al dirigente del Frente Polisario como uno de los “torturadores” en la prisión argelina de Rachid

El líder del Frente Polisario, Brahim Ghali
El líder del Frente Polisario, Brahim GhaliRamzi BoudinaREUTERS

Dos de las tres víctimas que se querellaron en 2007 contra 28 dirigentes del Frente Polisario por delitos de genocidio, asesinato, lesiones, detención ilegal, terrorismo, torturas y desapariciones identificaron a Brahim Ghali -el dirigente polisario ingresado en un hospital de Logroño desde el pasado abril, cuya presencia en España que ha desatado una grave crisis diplomática con Marruecos- como uno de los “torturadores” de la prisión de Rachid (Argelia).

El juez de la Audiencia Nacional decidió hace unos días reabrir esta denuncia contra Ghali (que ahora respaldan ya siete víctimas), aunque se negó a acordar su ingreso en prisión o cualquier otra medida cautelar al no advertir indicios contra él en las supuestas torturas. Sin embargo, en la querella interpuesta por Asociación Saharaui para la Defensa de los Derechos Humanos (Asadedh) y por tres víctimas, dos de ellas -Hosein Baida Abdelaziz, ciudadano español residente en Trebujena (Cádiz) y Dahi Aguai, saharaui de origen español- señalan directamente al dirigente del Polisario hospitalizado, que está citado a declarar como imputado en la Audiencia Nacional el próximo día 1.

Los querellantes denuncian “el trato sufrido por los prisioneros de guerra así como por los propios ciudadanos saharauis, especialmente por los de origen español, en manos del Frente Polisario”, algo que en su opinión “no puede quedar por más tiempo sin obtener el amparo de la Justicia”. De hecho, consideran lo ocurrido en los campamentos saharauis de Tinduf (Argelia) “uno de los casos más escandalosos de los últimos 30 años de violación de derechos humanos en el Magreb”.

“Latigazos con un cable eléctrico”

En la querella, a la que ha tenido acceso este periódico, se hace referencia -aludiendo a un informe de la ONG francesa France Libertés- a un “durisimo catálogo de torturas realizadas por miembros del Frente Polisario a disidentes y prisioneros, con la frecuente asistencia de miembros de los servicios de seguridad de Argelia”. Desde “latigazos con un cable eléctrico” hasta el “encierro en un baúl metálico durante 23 horas al día por periodos que pueden llegar a un año”, apaleamientos, suspensión de prisioneros por los pies durante varias horas, suplicio del agua (mantener la cabeza sumergida en un depósito de agua “hasta la sofocación”), etc.

Asadedh y los tres particulares denunciantes identifican a 89 víctimas de esas supuestas torturas, aunque la lista de víctimas y casos -advierten- es “desesperadamente extensa”. Todos ellos residían en Al Aaiún (Sahara Occidental) en el momento de interponerse las acciones judiciales.

Según expone la defensa de las víctimas, el abogado José Manuel Romero, el Frente Polisario “puso en marcha una campaña para eliminar a las elites saharauis de origen español con la intención de romper los vínculos entre las distintas tribus y sus autoridades naturales”.

“Fui tratado salvajemente”

Entre esas víctimas se encuentra Hosein Baida, de 62 años, natural de El Aaiún y ex miembro del FP, uno de los querellantes. Encarcelado entre agosto de 1979 y mayo de 1985, afirma no saber aún cuál fue su delito, salvo “tener diferencias de opinión con la dirección del Polisario o denunciar múltiples injusticias que a diario se cometían en los mencionados campamentos de refugiados”.

“Fui tratado salvajemente, emplearon todo tipo de torturas físicas y psicológicas, hasta llegar a perder la conciencia, de las que aún conservo graves secuelas”, afirma en la denuncia ahora reabierta por la Audiencia Nacional. Hosein Baida dice reconocer a cuatro de sus “torturadores”, entre ellos el propio Ghali, que en esas fechas era ministro de Defensa polisario. Además, identifica a tres testigos, uno residente en Estepona (Málaga).

También Dahi Aguai, nacido en 1954 en El Aaiún, señaló directamente a Brahim Ghali entre los siete supuestos torturadores que identificó. También ex integrante del Frente Polisario, fue encarcelado en octubre de 1974 y no fue liberado hasta 1980, acusado primero de pertenecer a los servicios secretos españoles y, tras el abandono español del Sahara, de hacer lo mismo para los servicios secretos marroquíes.

“Métodos inhumanos y salvajes”

“Los métodos de tortura que emplearon fueron inhumanos y salvajes”, acusa de su “calvario” al Frente Polisario en la querella, responsabilizando directamente a los integrantes de su Comité Ejecutivo y a los oficiales argelinos que habrían infligido esos malos tratos.

Según afirman los denunciantes, las órdenes que se ejecutaban en la cárcel de Rachid “provenían del Comité Ejecutivo del Frente Polisario”, del que desde 1975 formaban parte fundamentalmente siete personas, entre ellas el propio Ghali.

Asadedh proponía en esa querella que ocho víctimas que habrían sido testigos de “asesinatos”, “fusilamientos”, “palizas” y “torturas” declarasen como testigos. El catálogo de supuestas violaciones de los derechos humanos es prolijo. “Pegan hasta sangrar”, “los malos tratos llenan de cicatrices su cuerpo”, “cicatrices de hierros al rojo”, “cortes, golpes, pinchazos que llenan de agua con sal”, reclusos “amarrados y atados muchos días completos y noches”, “celdas ínfimas encajonados todo el tiempo”...

Pero hasta que se acordó el sobreseimiento de la denuncia -tras constatar en 2012 la Audiencia Nacional a través de sendas comisiones rogatorias que ni Marruecos ni Argelia estaban investigando judicialmente estos hechos- únicamente declararon los querellantes. Ahora, con la reapertura de la causa tras la presencia de Ghali en nuestro país, las víctimas tienen una nueva oportunidad de reclamar justicia.