Oriol Junqueras
Fuera de Lledoners
Oriol Junqueras se sabe con un pie fuera de Lledoners. Tanto es así que el líder de ERC está dando toda suerte de instrucciones a sus compañeros en espera de la concesión inminente de su indulto por parte del Gobierno de Pedro Sánchez. Ya queda menos. Incluso menos de lo previsto. Él mismo se ha encargado de limar sus aristas. La carta enviada a La Sexta en la que Junqueras admite que el perdón gubernamental puede «aliviar el conflicto» era un gesto esperado por La Moncloa para desencadenar la bautizada como «operación reencuentro».
Y, como tal, Oriol Junqueras se habrá ganado sin duda un asiento en la mesa del diálogo. No cuadraba su presencia en La Moncloa. Hasta ahora. Corresponde a cada una de las partes decidir la composición de su delegación en esa mesa de diálogo. Aunque la interlocución sea entre gobiernos, en la anterior y única cita del foro ya hubo asistentes por la parte separatista que no eran miembros del gobierno catalán. Todo se antojaba, no obstante, al albur de las escenificaciones del pasado lunes: que sirvió a La Moncloa para difundir la especie de «pasos clave» que «allanan el camino de un tiempo nuevo». Agitar la exaltación del diálogo se antoja el método a seguir a un lado y otro de la barricada. El propósito de Sánchez es doble: de un lado, amarrar sus alianzas en el Congreso ante la necesidad de contar con unos Presupuestos Generales del Estado anuales, así lo demanda ahora Bruselas a los Estados para el despliegue de los fondos Europeos. Por el otro, evitar sufrir en sus propias carnes una andanada secesionista estando ERC en manos de dos costaleros, JxCAT y de la CUP, defensores a ultranza de la confrontación con el Estado. Por decirlo de otro modo: ganar tiempo es el capital más preciado por La Moncloa en estos momentos convulsos, más aún cuando tratar de dejar atrás el revolucionado tablero de juego.
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