Reestructuración
Las incógnitas que se abren con el nuevo Gobierno
La pandemia ha dejado agotado al Gobierno y Moncloa demanda un revulsivo para afrontar en el futuro la recuperación económica
Pedro Sánchez ha hecho una amplia remodelación del Gobierno. Está por ver que los nuevos ministros sean capaces de retomar la iniciativa política que precisa el presidente para que el Ejecutivo recupere parte del impulso perdido tras el fiasco de la “operación Murcia” y las elecciones de la Comunidad de Madrid. La pandemia ha dejado agotado al Gobierno y Moncloa demanda un revulsivo para afrontar en el futuro la recuperación económica.
Varios son los interrogantes que surgen a raíz de la reestructuración. El varapalo al PSC. Miguel Iceta se ve relegado a Cultura y la nueva ministra de Fomento, la alcaldesa de Gavá, Raquel Sánchez, es toda una desconocida en estas lides. De entrada, esto ya está generando suspicacias en ERC, que no ve con buenos ojos a Iceta en la «mesa de diálogo», y a los que tampoco ha gustado la marcha de Iván Redondo, porque era su interlocutor habitual.
Ahora, ya no lo tienen y los que puedan venir parten de cero, porque no gozan de su confianza y su respeto. Raquel Sánchez ha llegado a ministra avalada por Illa y por Iceta. Su valor añadido, ser la anfitriona de la Fiesta de la Rosa. Con ella el presidente ha coincidido en tres ocasiones y la ya ex alcaldesa ha tenido premio.
La portavoz del Gobierno. En el PSOE y en el Gobierno se hacían cábalas para situar en este puesto a Miquel Iceta. Estaba bien visto porque ponía el acento en el mayor reto del ejecutivo: Cataluña y la gestión de la crisis, tras la concesión de los indultos. Sin embargo, Sánchez ha elegido a una desconocida alcaldesa de Puertollano para ser la voz del Gobierno. Una cosa es ser un buen alcalde, tener desparpajo y discurso, y otra bien distinta capear el temporal semanal tras el Consejo de Ministros. Isabel Rodríguez tiene una difícil papeleta con incierto resultado porque lidiar en esta plaza no es para novilleros.
Crisis anunciada en el PSOE. José Luis Ábalos se va. Se va del Gobierno y del partido, dejando abierta la remodelación que el secretario general quiere hacer en el congreso de octubre. Las relaciones entre ambos se habían enfriado en los últimos tiempos y Ábalos no ha estado dispuesto a premios de consolación y no ha aceptado irse a Defensa. El Congreso de octubre deja todos los interrogantes abiertos y ni Adriana Lastra sabe si seguirá calentando la silla.
El poder del PSM. El Partido Socialista de Madrid lleva años sin ganar ni siquiera un partido de solteros contra casados. Sin embargo, el PSM de Sánchez ha arrasado en los premios monclovitas. Presidencia, Exteriores y Justicia han recaído en Félix Bolaños, José Manuel Albares y Pilar Llop, respectivamente. Y Reyes Maroto mantiene Industria. Tras el fracaso electoral de Madrid con epicentro en Murcia, el presidente no afronta un cambio ni de formas ni de fondo en el PSM, y se limita a llevar a los suyos a Moncloa.
Sale Iván Redondo del Gobierno. Se lo había pedido al presidente en un par de ocasiones. Sánchez no le hizo caso y Redondo fue fiel. Ahora, el partido ha logrado su victoria pírrica y Redondo se va con lealtad y sin hacer ruido. Su nota de despedida es todo un ejemplo. La incógnita es saber quién va a pilotar la sala de máquinas. Algo nada fácil porque el que lo haga tendrá que equipararse a un Redondo que sacó desde 2017 al PSOE del agujero negro en el que se encontraba, ganando una moción de censura, dos generales, las europeas, autonómicas y municipales, amén de las catalanas.
Ahora dicen que en el PSOE están jubilosos por la marcha de Redondo, la pregunta es cuánto van a tardar en echarle de menos. Sánchez le debe mucho, pero como me decía un dirigente socialista “cada uno se suicida como quiere”. La salida de Redondo va a implicar la marcha de muchos de sus colaboradores. No porque los echen, sino porque seguirán a Redondo del que no esperen más que lealtad y ninguna palabra más alta que otra.
Mensaje a Europa y a Podemos. Cierre de filas en torno a Nadia Calviño, José Luis Escrivá y María Jesús Montero y a una política determinada que puede implicar un pulso con el socio minoritario de la coalición. Podemos ha estado al margen de la crisis, pero el pulso sigue soterrado. Europa quedará satisfecha porque Calviño representa la sobriedad. Podemos sale indemne de la remodelación, pero también han perdido un valor, su hombre puente, el militante del proyecto como lo define Juanma del Olmo, su contacto para las duras y las maduras: Iván Redondo.
Nuevas incorporaciones. Mujer joven, con experiencia política y el entorno local. Las alcaldesas de Gandía, Puertollano, Gavá y la vencedora de las elecciones en Zaragoza, Pilar Alegría, entran en el Ejecutivo en áreas no menores. Es el principal input de la remodelación, pero las nuevas ministras necesitan tiempo, algo que no van a tener. No es el primer fracaso de un alcalde en política nacional. Recuerden a Óscar Puente, alcalde de Valladolid y todavía, aunque no lo parezca, portavoz del PSOE.
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