Juicio "caso Tándem"

García Castaño: “Villarejo es un monstruo que han creado los políticos”

El ex jefe de la UCAO asegura al tribunal que se le permitía utilizar su estructura empresarial como “tapadera” en “beneficio” de la Policía y el CNI

El comisario Enrique García Castaño, conocido en el entorno policial como El Gordo, a su llegada a la Audiencia Nacional de San Fernando de Henares para declarar
El comisario Enrique García Castaño, conocido en el entorno policial como El Gordo, a su llegada a la Audiencia Nacional de San Fernando de Henares para declararFERNANDO VILLAR

El ex jefe de la Unidad Central de Apoyo Operativo (UCAO) de la Policía Enrique García Castaño ha asegurado hoy en el juicio por las tres primeras piezas del “caso Tándem” que José Manuel Villarejo “es un monstruo que han creado los políticos”.

En su declaración como investigado, el comisario García Castaño, alias “El Gordo”, ha explicado al tribunal que todo el mundo en el cuerpo “sabía perfectamente cuál era su trabajo” y estaban al corriente de que, estando en activo, al comisario jubilado “se le permitía utilizar” su estructura empresarial, el controvertido Grupo Cenyt, como “tapadera” y “en beneficio de la Policía y también del CNI” (Centro Nacional de Inteligencia).

“Tenía perfecta autorización para facturar”, ha comentado a preguntas del fiscal Anticorrupción Miguel Serrano. Según la versión de García Castaño -que figura entre la treintena de acusados que se sienta en el banquillo en las piezas “Land”, “Iron” y “Pintor”- a Villarejo “se le permitían todo tipo de investigaciones privadas”. De hecho, según ha dicho “podía haber sido detenido” en 2012 o 2013, y no en 2017 como finalmente sucedió, porque ya en esas fechas “hacía lo mismo”.

El acusado ha comentado que a lo largo de su carrera profesional ha tenido “cuatro villarejos”. Preguntado por la presidenta del tribunal, la magistrada Ángela Murillo, se ha explicado: “Cuatro policías que estaban en activo y tenían sus empresas y facturaban con sus empresas, porque eran su tapadera, y todo estaba perfectamente autorizados. Es que es una forma normal de trabajar...”.

Incluso ha apuntado que presenció cómo algún director adjunto operativo (DAO) o incluso un secretario de Estado le daba “instrucciones” para que llevara a cabo alguna investigación a través de sus empresas.

“Todo lo grababa. Es la mala costumbre que tiene”

El representante de Anticorrupción le ha cuestionado en relación a los clientes privados de Villarejo, a lo que García Castaño ha replicado que era algo conocido. “¿Cómo pagas si no el alquiler de la oficina? La Policía no tiene dinero para pagar una oficina en la torre Picasso”. Según ha relatado, esas empresas se crean “con documentación falsa” y en ocasiones utilizando a un miembro del CNI. “Eso es así continuamente”, ha añadido, “y hacen negocios”. “Cuando el enemigo te observa tienes que hacerlo, porque si no te descubren, se dan cuenta de que es un tocomocho”.

El ex mando policial ha corroborado la costumbre que tenía el principal imputado del “caso Tándem” de grabar todas sus conversaciones. “Todas las veces que Villarejo me ha pedido datos me lo tiene grabado, es esa costumbre mala que tiene este señor”, ha explicado insistiendo en que no le solicitó datos para uno de los espionajes que ahora se juzgan (el encargo que habría recibido de la firma Herrero y Asociados para investigar a un despacho de abogados de la competencia). “Todo lo grababa. Si me hubiera pedido algo, seguro que me lo hubiera grabado”.

Niega que comiera con Pedro Sánchez

“Yo le he dado muchas veces datos”, ha reconocido, aunque antes le exigía que le explicara “de qué iba el tema”. Pero siempre, ha precisado, “para operaciones policiales”. “Cuando tenía alguna duda, consultaba con el DAO, Eugenio Pino”.

García Castaño ha afirmado al tribunal que “muchas de las anotaciones de Villarejo son falsas”. Y ha puesto como ejemplo una supuesta comida con Pedro Sánchez y su suegro que figura en esas agendas. “No he comido con el presidente del Gobierno en mi vida, con su suegro veinte veces”, ha dejado claro.

El comisario jubilado ha negado que Villarejo le compensara con pagos en efectivo por la información reservada que le facilitaba de los archivos policiales. Según ha explicado, además de su nómina, él percibía una asignación de los fondos reservados para gastos propios de la unidad que dirigía, al margen de que algunos de estos iban destinados a lo que ha denominado “operaciones especiales”, desde el pago a colaboradores hasta regalos a delegaciones extranjeras. “Yo podía utilizar ese dinero para comer, beber, comprarme un traje, unos zapatos o lo que quisiera”, se ha ufanado.