Reforma laboral
Moncloa busca «ensanchar mayorías»: el desmarque del PNV da la llave a Ciudadanos
El Gobierno se escuda en los compromisos con Bruselas para no introducir cambios en la reforma laboral
«La reforma laboral es el tema más importante que nos está ocupando estos días». La frase es del ministro de Presidencia, Félix Bolaños, y refleja el orden de prioridades que opera en Moncloa estos días. A dos semanas de que el nuevo marco laboral llegue al Congreso de los Diputados para su convalidación, el Gobierno sigue buscando incansablemente los apoyos para sacarlo adelante. En el Ejecutivo se da siempre «prioridad» a los partidos con los que existe «afinidad ideológica» y que han sostenido a Pedro Sánchez desde su investidura, pero llegados a este punto, y ante la falta de receptividad de los socios tradicionales, ya se advierte claramente de que esta cuestión es «una reforma de Estado y de país» y está abierta a «todas las fuerzas políticas» y «fundamentalmente, al principal partido de la oposición», que «debería estar a la altura y apoyarlo».
El titular de Presidencia y mano derecha del presidente en esta negociación llamó ayer en un desayuno informativo de Nueva Economía Forum a «ensanchar mayorías» por la derecha para lograr acuerdos en el Parlamento. Un mensaje nítido a sus aliados habituales para que no se sientan imprescindibles. Ciudadanos ha mostrado ya su disposición a apoyar la reforma, si se mantiene la redacción actual. Tal como informaba ayer este diario, en el seno de la coalición están surgiendo discrepancias por el rumbo que están tomando las negociaciones. Sánchez quiere preservar el contenido y no está dispuesto a cambiar una coma. «Tiene que quedarse tal y como está», señalan fuentes gubernamentales, que se escudan en que la reforma laboral pactada está avalada por Bruselas y que no se puede modificar a la ligera. Tampoco se quiere dinamitar el acuerdo logrado con los agentes sociales, porque cuestiones como la prevalencia de los convenidos autonómicos, que pide el PNV, expulsaría a los empresarios del pacto.
En este contexto, el PNV aseguró ayer que está en el «no», si no se revierte la citada prevalencia de los convenidos estatales y el PSOE mandó una delegación socialista, portavoz en el Congreso y secretario de Organización, para reunirse con Andoni Ortuzar y tratar de atraerle a la abstención. Ese es el objetivo, lograr los votos suficientes para que los «síes» superen a los «noes». En Moncloa presionan a los partidos que sustentan a la coalición, asegurando que no apoyar esta reforma laboral supone tanto como avalar que se mantenga la que aprobó el PP. «Me extrañaría que hubiera partidos que quisieran mantener el marco laboral actual: injusto y agresivo, según lo definieron los ministros del PP en 2012, y no un marco laboral que todo el mundo reconoce que supone avances. Es un acuerdo de todos, equilibrado y pactado. Que perdurará en el tiempo y dará seguridad. Es un proyecto de país», destacó Bolaños.
Aunque en el Ejecutivo creen que la reforma laboral todavía es susceptible de salir adelante con los socios de la investidura, la sombra de la «geometría variable» vuelve a planear sobre la coalición, con el consiguiente malestar que genera en Podemos. Los morados son conscientes de que el éxito político que supone para Yolanda Díaz ser la artífice del acuerdo inédito con sindicatos y patronal, quedaría ciertamente diluido si se convalida con los votos de los partidos del centroderecha como Ciudadanos. Desde la formación morada reaccionaron ayer de manera airada. El presidente de Unidas Podemos y comunes en el Congreso de los Diputados, Jaume Asens, calificó de «un error y una trampa» recurrir a Ciudadanos, ya que considera que no quiere dar su apoyo al acuerdo alcanzado por la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, con sindicatos y patronal, sino «torpedear o romper» el bloque de la investidura. Por ello, pidió «no desviarse del camino» e ignorar ese «salvavidas».
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