Fuerzas de Seguridad
Los nuevos guardia civiles de Baleares tienen que costearse la segunda uniformidad
Pertenecen a la promoción que tuvo que jurar Bandera en traje de faena
Los alumnos de la última promoción de la Guardia Civil que han sido destinado a Baleares han tenido que comprar de su bolsillo la segunda uniformidad. La AUGC denuncia los problemas de todo tipo por los que ha atravesado y atraviesa dicha promoción.
“Desde sus comienzos en el año académico, los compañeros de la última promoción han visto gusanos, larvas o trozos de alambre en la comida de la Academia de Baeza; tuvieron que jurar bandera con el traje de campaña y ahora, a los destinados en Baleares para hacer las prácticas, la Dirección General tan sólo les ha proporcionado una prenda para el servicio”, señala. “La Institución les dejó sin la prenda de gala en el día más importante de sus vidas profesionales; poco les importó a María Gámez y a Marlaska que los compañeros tuvieran que prestar fidelidad a la enseña nacional con el traje de campaña. Es un acto que se celebra una vez en la vida del guardia civil y por este motivo quedó empañado para siempre”.
“Ante la falta de uniformidad para cambiarse, se ven obligados a comprarla ellos mismos y cumplir así con la imagen de la Institución. Esta circunstancia se añade al malestar que prevalece desde que llegaron al destino. Con el salario de un guardia civil en prácticas es complicado encontrar una vivienda en el archipiélago. Actualmente, los compañeros que llegan para realizar las prácticas cumplen el año obligatorio y deciden irse a otros lugares. La carestía de vida y la falta de vivienda que hay en las Islas Baleares no sólo afecta a los nuevos compañeros. Los guardias civiles profesionales atraviesan la misma situación y el archipiélago es un destino a evitar. En este sentido, la indemnización por residencia percibida es escasa y se debería aumentar”, subraya.
“En las Islas Baleares hay gran desasosiego entre los que vienen forzosos y los recién llegados. Y sobre los compañeros en prácticas ahora prevalece el sentimiento de abandono, ya que la Institución ni tan siquiera les ha dotado de uniformidad para prestar servicio. Así trata María Gámez a los guardias civiles”, concluye.
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