Reactivación

Sánchez se autoenmienda para sobrevivir a 2023

Busca recomponerse de la crisis de Gobierno y el Congreso de Valencia y crea una «Guardia de Corps» para afrontar el nuevo ciclo electoral

Hace ocho años Pedro Sánchez llegó a la Secretaría General del PSOE en un congreso extraordinario -26 y 27 de julio en Madrid- que fue presidido por Susana Díaz tras unas primarias a las que se impuso a Eduardo Madina y a José Antonio Pérez Tapias. Desde entonces el PSOE ha estado inmerso en la crisis y en la interinidad, salvo en el período de 2018 a 2021 dónde el Partido Socialista ganó elecciones y alcanzó el Gobierno tras una moción de censura.

De aquel congreso ya no queda nadie salvo el propio Sánchez y Patxi López, entonces responsable de Acción Política y Ciudadanía, con la excepción del presidente valenciano, Ximo Puig. Ahora López sustituye al efímero Héctor Gómez, el diputado canario, que se enfrentó a Adriana Lastra que, con su dimisión o ante la invitación a dimitir, ha desatado las turbulencias. Lastra también estuvo en aquella ejecutiva de 2014 y fue un puntal del secretario general hasta el pasado lunes cuando dio un portazo en un comunicado. Con su marcha, del grupo de fieles -los 12 apóstoles- que se mantuvieron al lado de Sánchez tras el turbio Comité Federal del 1 de octubre de 2016, solo queda una persona: la ministra de Defensa, Margarita Robles, que es la única que no es militante socialista.

La marcha de Lastra motivó que Sánchez convocara un Comité Federal para debatir una reestructuración de la dirección del partido. No ha hecho falta que el Comité debata nada. Los cambios se están conociendo antes de que se reúna el máximo órgano entre congresos. Patxi López será el nuevo portavoz socialista en el Congreso, un claro guiño al PSOE de toda la vida y, sobre todo, a los barones que deben afrontar el proceso electoral del próximo año, y Pilar Alegría, la ministra de Educación, que será la portavoz del partido. Alegría ya estuvo en la Ejecutiva Federal al lado de Marcelino Iglesias, secretario de Organización, y fue la portavoz de Susana Díaz en las pasadas primarias. Ganó las municipales en Zaragoza pero un pacto de PP y Ciudadanos la dejó fuera de la alcaldía. Sus relaciones con el presidente de Aragón, Javier Lambán, nunca han sido buenas pero fue incorporada al Gobierno aragonés en la consejería de Innovación. Pero antes, mucho antes, fue la mano derecha del tándem que formaban Carme Chacón y Susana Díaz, y en el congreso de Sevilla -2012- estaba llamada a ser la nueva secretaria de Organización del PSOE. Ganó Rubalcaba y no pudo ser.

La tercera parte del puzzle era la Vicesecretaria General y Sánchez necesitaba volver a lanzar un mensaje de tranquilidad a los barones. María Jesús Montero, que no fue elegida para dar la batalla de Andalucía, ahora ha sido la designada para ocupar este cargo vital. El talante de la ministra de Hacienda, siempre dispuesta a golpear al adversario y con buena prensa en el territorio porque es genuina representante del PSOE “de toda la vida” ha sido elegida nueva vicesecretaría, seguramente sin competencias internas aunque sí con proyección externa.

Con estos movimientos, Pedro Sánchez trata de recomponer dos fracasos. Uno, la crisis de Gobierno de julio del pasado año, y otro el gran fiasco del “congreso de la unidad”, como se aprestaban a calificar los sanchistas al congreso celebrado en Valencia hace escasamente nueve meses. El presidente recuperó el aliento tras la cumbre de la OTAN y el debate del Estado de la Nación, pero el CIS echó un jarro de agua fría a las expectativas que se proclamaban en Moncloa y quedó claro que tener un éxito mediático no es sinónimo de éxito social. La encuesta del CIS, por primera vez, pone al PP en la pole position por lo que Sánchez ha acelerado los cambios porque a pesar de levantar la bandera de que el PSOE está en los problemas de la calle, el debate de la endogamia lo ha vuelto a acaparar todo.

López, Alegría y Montero son los nuevos nombres que acompañarán a Santos Cerdán en la nueva sala de máquinas socialista, junto a la portavoz del Senado, la catalana Eva Granados que se mantiene en su puesto porque el PSC no estaba dispuesto, otra vez, a ser víctima de las maniobras de Sánchez. A pesar de la invitación a dimitir que recibió Cerdán a través de un medio de comunicación y de las insidias lanzadas por los partidarios de Lastra que afirmaban que tras su enfrentamiento Sánchez no iba a dar señales de vencedores y vencidos. A salvo de sorpresas, sí hay un claro vencedor y es Santos Cerdán que vio durante estos nueve meses como Lastra le segaba la hierba bajo los pies. Quien también entrará en la Ejecutiva socialista será el ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta, como responsable de Memoria Democrática y Laicidad, en sustitución de Patxi López, tras su ascenso a portavoz del PSOE.

La nueva Guardia de Corps

Además de los cambios en la Ejecutiva Federal y el grupo parlamentario del Congreso, Pedro Sánchez ha creado un núcleo duro que será quién afronte el proceso electoral del próximo año. Una suerte de Comité Electoral que tratará de enlazar al partido y al Gobierno. Será el nuevo centro de mando que pretende ser más operativo que la ejecutiva. Presidido por Sánchez contará con María Jesús Montero, Pilar Alegría, Patxi López y Miquel Iceta, las nuevas incorporaciones, y Eva Granados, Félix Bolaños, Santos Cerdán y Óscar López. Esta era ya la única incógnita en el horizonte, tras conocer los primeros cambios. Tradicionalmente este comité estaba presidido por el Secretario de Organización.

En la crisis de Gobierno de julio, Sánchez abogó por la vuelta del PSOE. En el Congreso de Valencia la letanía siguió con la vuelta del PSOE y la socialdemocracia. Ahora, se remacha el mismo discurso: vuelve el PSOE. Otoño será complicado para cualquier Gobierno y muchos dicen que en Europa ningún ejecutivo saldrá indemne, pero el “nuevo” PSOE es el mismo que perdió absolutamente todo desde 2012 hasta 2016. El PSOE ganó dopado y por incomparecencia del contrario el Debate del Estado de la Nación. Ahora está en plena resaca y no gana el debate social de la nación.