Funerales
Agentes antiterroristas españoles colaborarán con los ingleses en la seguridad de los actos de Isabel II
El intercambio de información resulta esencial en actos que reúnen a milones de personas y los principales jefes de Estado
Las Fuerzas de Seguridad españolas están a la espera de recibir de sus colegas británicos --se da por hecho—la colaboración en todo lo referente a la cobertura de seguridad de los importantes acontecimientos que van a a tener lugar en la isla con motivo de los funerales de Isabel II y la proclamación del nuevo Rey.
Según han informado a LA RAZÓN fuentes conocedoras de los procedimientos que se han seguido en ocasiones similares, la nación afectada solicita de sus colegas de otros países, a través de los organismos ya establecidos, como Interpol, que se extreme la vigilancia sobre los grupos que pudieran utilizar otros territorios con el fin de preparar acciones terroristas.
Las grandes concentraciones de personas –objetivos “blandos”-- los denominan los yihadistas, son los preferidos por los terroristas por el efecto publiciatario que originan frente a la acción de los actores --“lobos”-- solitarios.
Inglaterra, como aliado incondicional de Estados Unidos, figura siempre entre los objetivos, tanto de Al Qaeda como del Estado Islámico. Los primeros tienen pendiente la venganza por la muerte en Kabul, en una acción de la CIA, del que era su jefe Ayman al Zawahiri. Y los segundos, tras los atentados de Bélgica y Francia. tratan de recobrar protagonismo internacional.
Inglaterra ha sido golpeada por Al Qaeda en varias ocasiones. El 7 de julio de 2005 cuatro bombas detonaron en el sistema de transportes de Londres, con un balance de cincuenta y seis personas, incluidos los cuatro terroristas suicidas y 700 personas más resultaron heridas.
Lo mismo ha ocurrido con el Estado Islámico (ISIS). El 22 de mayo de 2017se produjo una explosión en el Manchester Arena, al final de un concierto de la cantante estadounidense Ariana Grande, causando 22 muertos y 116 heridos. Se trató de un “lobo solitario” con una mochila explosiva.
A estos atentados, hay que unir los perpetrados por individuos recién salidos de la cárcel y que también actuaban en solitario; y, sobre todo, el ocurrido un mes después en Londres en el que murieron ocho personas. Tras una heroica acción, el español Ignacio Echevarría, fue uno de ellos; se enfrentó con monopatín a un grupo de terroristas que acuchillaban a los transeuntes. Tras trabajar en varios bancos y estar en paro, decidió trasladarse a la capital inglesa y logró un puesto de analista en el banco HSBC donde trabajaba en prevención de blanqueo de capitales.
Con estos antecedentes –hay más-- es lógico que las autoridades británicas adopten las mayores de medidas de seguridad ante unos actos a los que van a asistir los primeros mandatarios del mundo, así como millones de personas. En estos casos, la colaboración internacional se hace más necesaria que nunca con fin de poder detectar a grupos que tengan como misión atentar durante dichos actos.
Es cierto que los citados mandatarios, con los servicios de seguridad ingleses, cuentan con importantes medidas de seguridad, pero todo debe formar parte de un conjunto para evitar que los terroristas, en caso de pretenderlo, se salgan con la suya.
Es seguro que los servicios de seguridad ingleses, dentro de los planes previstos para cuando falleciera su Reina, han montado un dispositivo que ya está en funcionamiento. Sin embargo, tantos millones de personas juntas y tantos jefes de Estado, es una tentación para cualquier yihadista, a los que, de forma constante, se hacen llamamientos para asesinar infieles y a sus jefes.
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