Se desmarcan

Díaz y los ministros de Podemos no irán a la cumbre con Rabat

La Reunión de Alto Nivel entre España y Marruecos se celebrará los días 1 y 2 de febrero. La fecha se ha ido retrasando en varias ocasiones desde que se cambió la política respecto al Sahara

La vicepresidenta Yolanda Díaz y los ministros de Podemos no asistirán a la cumbre de Marruecos prevista para el próximo 1 y 2 de febrero, tal y como confirman desde la vicepresidencia y desde el sector morado en el Gobierno.

Una acción con la que se desmarcan de la hoja de ruta del Gobierno iniciada por el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez en marzo con su giro en política exterior al avalar el plan de autonomía para el Sáhara Occidental. Díaz y los morados han sido desde el minuto uno muy críticos con este proceso y llegaron a tildar de “incoherente” y “opaca” esta decisión, que fue tomada sin el consenso con Podemos y que volvió a reabrir las costuras dentro del gobierno de coalición. Ante el rechazo de Díaz y los ministros morados -Ione Belarra (Derechos Sociales), Irene Montero (Igualdad), Alberto Garzón (Consumo) yJoan Subirats (Universidades).

A preguntas de los periodistas, el ministro Albares aseguró que «las delegaciones de las cumbres nunca se componen de todos los ministerios del Gobierno, va a haber muchos ministros a la mesa y junto al presidente del Gobierno. No conozco los temas que tiene sobre la mesa el ministerio de Trabajo», incidió quitando hierro a las declaraciones de la vicepresidenta segunda.

La cumbre era uno de los principales puntos recogido en la nueva hoja de ruta entre España y Marruecos el pasado de 7 de abril: la fecha de la Reunión de Alto Nivel (RAN) entre ambos países. Tras varios retrasos e intentos fallidos en su celebración, finalmente, el ministro de Asuntos Exteriores anunció ayer a su llegada a Niamey ( capital de Níger) que se llevará a cabo el próximo 1 y 2 de febrero. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se reunirá con el rey de Marruecos, Mohammed VI en la capital alauita y estará acompañado por una decena de ministros, que debatirán sobre asuntos como migración, defensa, seguridad y cooperación con uno de nuestros principales socios estratégicos. «La reunión no se celebra desde 2015», recordó el ministro en declaraciones a los periodistas desde la capital de Níger. «Se van a firmar un buen número de acuerdos en sectores clave en nuestra estrecha relación», hizo hincapié. Sin embargo, en ningún momento se refirió explícitamente a los ministros que acompañarán al jefe del Ejecutivo.

La celebración de esta reunión, atrasada al menos en tres ocasiones debido a la decisión de Sánchez de no viajar a Marruecos al tomar posesión de su cargo en 2019, primero; a la posición del que era entonces vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, de abrazar la autonomía del Frente Polisario, después, y a la decisión de España de acoger a su líder en España para tratarse de una enfermedad respiratoria pone fin a una de las crisis diplomáticas más largas que se recuerdan entre ambos países.

Tras intensos contactos entre el ministro de Exteriores español y su homólogo marroquí, quienes se han reunido hasta siete veces en los últimos meses ( Rabat Marrakech, Nueva York, Barcelona, Fez Paris y Madrid) , la fecha de celebración de la Reunión de Alto Nivel con Marruecos da oxígeno al Ejecutivo que siempre ha dado la sensación de ir por detrás de Rabat en el acuerdo. El gobierno de Pedro Sánchez cambió de manera unilateral la posición de España respecto al Sáhara Occidental, aceptando el plan de autonomía marroquí y dando la espalda a su histórica neutralidad tras el pulso migratorio de Rabat, que permitió la entrada masiva de más de 10.000 personas a través de su frontera terrestre con Ceuta. Si bien es cierto, que el control de la migración ha sido efectivo tras él acuerdo- el año pasado descendieron las llegadas más de un 20%–, quedan todavía pendientes asuntos como la apertura de las aduanas comerciales en las ciudades de Ceuta y Melilla. El giro de guion en las relaciones con Rabat permitió, eso sí, la reapertura gradual y parcial de las fronteras terrestres con Ceuta y Melilla coincidiendo con la Operación Paso del Estrecho durante el verano pasado. También se retomó el grupo de trabajo para la delimitación de las aguas territoriales en la fachada atlántica.

El acuerdo con Marruecos supuso abandonar los 40 años de neutralidad respecto al Sáhara y la enemistad con Argelia. En los últimos meses, Argel ha roto el Tratado de amistad y buena vecindad y, además, el comercio bilateral se ha hundido en un momento de ebullición económica en el país. Además, este verano, se produjo un repunte de la inmigración irregular a través de la ruta argelina, que debido a la ruptura del tratado de amistad antes mencionado supuso la interrupción de la repatriación de sus nacionales en situación irregular. Luces y sombras del nuevo guion.