Mensaje de Génova

Aviso del PP a Vox: «Ni Núñez Feijóo es Sánchez ni García-Gallardo es Yolanda Díaz»

El PP espera la «desescalada» por parte de Vox y refuerza el discurso de que Moncloa castiga a las comunidades de la derecha

Feijóo estuvo ayer en Cuenca con el líder del PP en Castilla-La Mancha, Paco Núñez
Feijóo estuvo ayer en Cuenca con el líder del PP en Castilla-La Mancha, Paco NúñezLola PinedaEuropa Press

La crisis en el Gobierno en Castilla y León entre PP y Vox ha alcanzado una dimensión no calculada inicialmente en Génova. Moncloa les ha sorprendido con una maniobra de adelantamiento por la izquierda con su reacción desmesurada, y sin respetar ningún criterio institucional, ante la polémica por el nuevo protocolo antiabortista que Vox dice haber pactado y que el PP niega, sin que haya ningún papel ni acuerdo formal de gobierno que lo registre.

Después del «golpe», el nuevo equipo de dirección «aprende» de lo ocurrido y dicen que están a la espera de que Vox tome el camino de «iniciar la desescalada». Ni ven a Vox yéndose del Gobierno de coalición, aunque no se vaya a aplicar el nuevo protocolo antiabortista, ni tampoco ven elecciones en mayo.

Esta reflexión se produce después de que desde Génova se haya hecho llegar al líder de Vox el mensaje de que «ni Feijóo es Sánchez; ni Gallardo es Yolanda». O dicho de otra manera, que no van aceptar sublevaciones contra el liderazgo de Mañueco ni que su vicepresidente tenga una agenda propia.

«Nuestro modelo no es el del Gobierno de coalición. Hay que respetar el liderazgo del presidente, y, de no ser así, entonces sí habría que actuar, pero no creemos que se vaya a llegar a ese extremo».

El PP ha convertido en un eje de su oposición la crítica a los «dos gobiernos» que hay en Moncloa por las agendas paralelas y la falta de sintonía entre la parte socialista y la de Podemos. Esta crítica y el mismo análisis que hacen sobre la ineficacia de la coalición progresista corren el riesgo de que se aplique sobre el primer gobierno de coalición entre PP y Vox. En consecuencia, el aviso ya ha sido trasladado al partido de Santiago Abascal, con el que hay más relación que en la etapa final de Pablo Casado. Dicen incluso oficiosamente que Abascal no apoya la posición de Gallardo.

En esta etapa de liderazgo de Alberto Núñez Feijóo, el PP ha abierto vías de contacto discreto con Abascal y con miembros de su equipo, igual que ha hecho con el resto del arco parlamentario, salvo ERC y Bildu. Esos canales ya se utilizaron para advertir a Vox del daño que, a juicio del PP, hace a la alternativa la nueva moción de censura que anunciaron antes de Navidad. Sin que todavía hayan concretado ni fecha ni candidato.

«Ésta es la primera vez que en Génova se caen con la zancadilla de Sánchez. Ahora toca levantarse y aprender de lo que se tiene enfrente», apuntaban ayer en el equipo electoral de una de las comunidades gobernadas por el PP.

Por otra parte, Moncloa ha sobreactuado tanto para estirar el chicle de una polémica vacía de contenido tangible, no tiene ninguna consecuencia ejecutiva por parte del Gobierno de Castilla y León , que Génova tiene despejado el camino para retomar la bandera de que Sánchez «es un presidente del Gobierno que castiga a las comunidades autónomas con más apoyo social a la derecha».

A Madrid y Andalucía, «castigadas» con el impuesto a las grandes fortunas por eliminar la tasa contra el patrimonio, unen ahora el caso de Castilla y León, hasta el punto de que en el partido han empezado a hablar sobre la posibilidad de que el PP de Mañueco busque rentabilizar el choque con Sánchez de la misma manera que ha sabido hacerlo Isabel Díaz Ayuso en Madrid.

Pero son dos liderazgos diferentes en fondo y en forma, y la misma carta que Mañueco remitió a Moncloa, contestando al requerimiento aprobado por el Consejo de Ministros de manera preventiva, ya respiraba un tono más contenido del que acompaña siempre a la presidenta madrileña.

El «castigo» que impone Sánchez a las comunidades del PP, del que hablan en Génova, ha tenido otras «víctimas» colaterales. El Gobierno vasco ha hecho un primer cálculo de la adaptación del impuesto a las grandes fortunas a su realidad económica (ellos sí tienen en vigor un impuesto al patrimonio). Los dos impuestos se complementan ya que el objetivo teórico de Moncloa es penalizar a las autonomías populares que habían suprimido el patrimonio.

El ajuste al nuevo contexto fiscal supone para Ajuria Enea perder recaudación. El movimiento del Gobierno de coalición está tan improvisado que en el País Vasco libera a una horquilla de «ricos» que hasta ahora sí estaban incluidos en el impuesto del patrimonio, pero que no entran en la escala de las calificadas como «grandes fortunas».

Los daños colaterales llegan así a uno de los socios más leales que ha tenido Moncloa en esta legislatura, aunque se sientan traicionados por el «mimo» con el que en Madrid tratan a Bildu. PNV y Bildu competirán en las próximas elecciones municipales.