Cultura

Juristas aceptan el reto de «humanizar» la Justicia a través de 101 relatos

Recrean en un libro un centenar de casos judiciales entre la realidad y la ficción

El precio de jugar con la Justicia
El precio de jugar con la JusticiaC PASTRANOC PASTRANO

Un centenar de juristas españoles han aceptado el reto de intentar acercar la Justicia, a menudo tan presente como alejada de la ciudadanía, a través de otros tantos relatos (más uno) sobre casos judiciales que abordan a medio camino entre la realidad y la ficción. Del exjuez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón al magistrado José María Asencio, titular del Juzgado de lo Penal número 11 de Barcelona, la jueza emérita y exalcaldesa de Madrid Manuela Carmena o el abogado penalista José María Fuster Fabra.

Todos ellos, y muchos más, han contribuido a que «101 relatos judiciales» (Fundación Vinatea) vea finalmente la luz. A través de sus páginas, el lector podrá sumergirse en la intrahistoria de casos judiciales a través de la mirada de jueces, fiscales, abogados y, también, acusados en los que la realidad, como suele suceder en la vida en general, a veces atropella a la ficción.

Entre el centenar de juristas con los que contactó el editor valenciano Salvador Raga para hacer realidad este proyecto -cuyos beneficios se destinarán a comprar tablets para colegios de Ucrania- está el magistrado José María Asencio, quien decidió sumergirse en la psique del excomandante serbobosnio Ratko Mladic, «El carnicero de Srebrenica», condenado a cadena perpetua por genocidio y crímenes de lesa humanidad por las matanzas masivas en la guerra de los Balcanes. «Me pareció interesante abordar el último conflicto bélico en suelo europeo (hasta la guerra en Ucrania) y ese odio extremo que puede llevar a una persona a asesinar a mujeres y hombres, niños y ancianos, por una idea».

Asencio: “No es un libro de juristas para juristas”

«Es sorprendente hasta dónde puede llevar el poder de la manipulación –reflexiona–, incluso eliminando los principios más básicos, como el respeto por la vida humana». «He tratado de ponerme en la mente de un fanático –explica–, sin verle solo como una persona carente de sentimientos».

Consciente de que las resoluciones judiciales no destacan precisamente por su prosa amena, Asencio matiza –para alivio de futuros lectores– que ninguno de los relatos del libro ha sido escrito «con un lenguaje estrictamente jurídico. No es un libro escrito por juristas para juristas».

Al magistrado le ha animado el propósito de demostrar que «cuando los juristas, y sobre todo los jueces, nos dedicamos a hacer otras cosas no estrictamente jurídicas contribuimos a humanizar la Justicia». Parafraseando a Juan Manuel de Prada, hace hincapié en que la literatura «no es contar lo extraordinario, sino convertir lo cotidiano en extraordinario, a través de la facultad de transformar el plomo en oro. Esa alquimia es la literatura».

Fuster Fabra y su “homenaje al soldado”

El abogado José María Fuster Fabra, que firma otro de los relatos, sobre Escipión «El Africano», ha pretendido –explica– «rendir un homenaje al soldado que, mientras está en la guerra y salva a Roma, los políticos están conspirando contra él».

«Es el primer caso del que tengamos constancia de la traición de los políticos a los soldados», subraya. Porque como él mismo escribe en ese relato «cuando el pueblo está en peligro se recurre a los dioses y a los soldados, pero cuando el peligro pasa, los dioses se olvidan y el soldado… es juzgado».

Por si hiciese falta alguna explicación, el letrado precisa que la historia de Escipión es un trasunto de cómo en la actualidad «los políticos muchas veces, tras haberlos utilizado, traicionan o desprecian a los soldados que se han jugado la vida por nosotros». Reivindica así «la figura del soldado, que hoy en día sería extensible no solo a los militares, sino también a los miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado”.