
Entrevista
Alberto Virella: «Exteriores ejerce la censura interna con los artículos críticos en la Prensa»
El presidente de la Asociación de Diplomáticos de España denuncia que el Ministerio incumple la Ley de Acción y Servicio Exterior de 2014

La Asociación de Diplomáticos de España (ADE), presidida por Alberto Virella, representa a seis de cada diez miembros de la carrera. Desde el pasado mes de enero, esta agrupación ha roto el silencio de una profesión discreta por definición y ha plantado cara de manera pública al actual ministro de Exteriores, José Manuel Albares. Una de las quejas frecuentes es la imposibilidad de que los diplomáticos se relacionen abiertamente con los medios de comunicación y viceversa, una situación adversa para todos que Virella lleva más allá y califica de «censura».
¿Cuál es el contenido de la última carta que han dirigido desde su Asociación al ministro?
Esta última carta refleja lo que percibimos muchos profesionales del Ministerio de Exteriores: una carencia importante en la comunicación institucional. Hemos vuelto a situaciones del pasado en cuanto a la forma en que el Ministerio se comunica con los medios.
¿En qué sentido?
Por ejemplo, el acceso a los boletines de Prensa diaria. Estos antes recogían las informaciones nacionales e internacionales relevantes para el Ministerio. Ahora, eso ha cambiado drásticamente.
¿Ya no se hacen?
Sí, se siguen haciendo, pero están claramente censurados. Se omiten muchas noticias, especialmente aquellas que hacen referencia a la ADE o que critican la gestión del Ministerio. El boletín de prensa que elabora el Ministerio diariamente es doble, prensa nacional y prensa internacional, y constituye una herramienta de trabajo muy importante para los funcionarios del Ministerio, tanto en los servicios centrales, en Madrid, como en las embajadas y consulados. Estos boletines tienen una larga tradición y en la actualidad, cuando muchos contenidos en las ediciones digitales sólo son accesibles para suscriptores y es prácticamente imposible que los profesionales del Ministerio hayan contratado personalmente tantas suscripciones, la necesidad de acceso a esas noticias en todavía mayor. Sin embargo, paradójicamente, estos boletines son cada vez más pobres en su contenido y, por lo tanto, resultan menos útiles y relevantes. De algún modo, los recursos públicos asignados a su elaboración parecen distar de ser utilizados del modo más eficiente.
¿Lo califica de censura?
Lo es. Incluso noticias que aparecen en portada de diarios importantes no se incluyen en los resúmenes de prensa, a pesar de que esas primeras páginas sí se recogen. Es un escándalo.
¿Algún ejemplo reciente?
Un caso reciente de omisión de noticias ha sido la convocatoria de nuestra embajadora en Israel por parte del Ministerio de Asuntos Exteriores de ese país. Dentro de España, por la cobertura mediática que ha tenido este hecho, posiblemente cualquier persona interesada en las relaciones internacionales ha tenido conocimiento de ello, pero no lo tienen tan fácil nuestros funcionarios destinados en el extranjero. Se podría decir que es una merma para su conocimiento de la política exterior de España en esa región.
¿A quién va dirigido el boletín?
Se distribuye a todo el Ministerio, tanto en Madrid como en el exterior. Llega a las Direcciones Generales, que lo suben a carpetas internas, y también a todas las embajadas. De lunes a domingo.
¿Ocurre lo mismo en Moncloa?
No. En el resumen de Prensa de Presidencia sí se incluyen esos artículos que en Exteriores se omiten. Se censura la información que reciben los diplomáticos.
¿Qué le parecieron las intervenciones de la semana pasada de Albares en las Comisiones de Exteriores del Congreso y el Senado?
Puede parecer una estrategia ambiciosa y acertada, o simplemente una declaración retórica sin sustancia. Lo fundamental es saber qué recursos tenemos para llevar a cabo ese plan. La Ley de Acción y del Servicio Exterior de 2014 exige informes periódicos sobre los recursos disponibles, y no se ha hecho ninguno. Es imposible saber si tenemos medios para cumplir esa estrategia.
También se habló de la mejora de la atención consular.
Se anuncian aperturas de nuevos Consulados, pero siempre con coste cero. Hacienda impone que solo se puede abrir una unidad cerrando otra. Eso ocurre no solo en Exteriores, también en oficinas comerciales y agregadurías de Defensa. No hay recursos nuevos, solo reasignaciones.
Han expresado su malestar por las escasas posibilidades de trabajo de las parejas de los funcionarios destinados fuera.
Es una realidad terrible. Estamos prácticamente en la misma situación que hace 30 o 40 años. Y no me remonto más atrás porque hablo desde mi experiencia como diplomático, desde que lo vivo con mi pareja. La verdad es que no hemos avanzado nada. El problema es múltiple. Hay cuestiones de Seguridad Social, como cobertura sanitaria, cotización para la jubilación, etc. Si son funcionarias, su carrera profesional se ve interrumpida por acompañar al cónyuge. ¿Qué pasa con su antigüedad, por ejemplo? Se paraliza. Y si quieren seguir trabajando, la ley de 2014 establece que deberían poder acceder a un puesto en alguna dependencia oficial española en el país de destino. A igualdad de méritos, deberían tener prioridad. Pero esto no se está respetando.
Todo eso era así antes de la llegada de Albares, ¿no?
No es nuevo, no. Pero lejos de mejorar, ha ido a peor. Para quienes no son funcionarios y quieren continuar su ejercicio profesional, las dificultades son aún mayores. Hay problemas graves con la cobertura sanitaria en muchos países, y no pueden contratar seguros allí, ni se les facilita uno desde España.
¿Cree que la sociedad escucha sus quejas o aún se ve a los diplomáticos como una élite?
Desde que empezamos a hablar más abiertamente en enero, no hemos recibido incomprensión ni críticas. Más bien todo lo contrario. Hay comprensión porque estamos hablando de derechos básicos.
En cuanto a nombramientos, ¿hay decisiones recientes que os especialmente?
Los procedimientos no se están respetando. Hay embajadores que saben que serán cesados pero no saben cuándo. No se les da tiempo para preparar la mudanza ni para despedirse oficialmente. Antes había plazos, ahora no se respetan. Ni siquiera saben si tendrán 15 días o un mes. Y hay casos en los que se enteran de que serán cesados porque se ha pedido el plácet para su sucesor.
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