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Impuestos
En España el tejido empresarial está claramente dominado por las pymes, que en 2025 suman unas 2,9 millones de empresas, lo que representa el 99,8 % del total. Estas pequeñas y medianas compañías generan cerca del 61,6 % del empleo empresarial y aportan aproximadamente el 60 % del valor añadido bruto nacional. Por su parte, las grandes empresas apenas suponen el 0,2 % del total, aunque concentran una parte sustancial de la facturación y la inversión, así como una mayor capacidad de internacionalización e innovación.
En el ámbito fiscal, las diferencias entre pymes y grandes empresas son notables. Las pequeñas empresas tributan con tipos efectivos cercanos al 21 %, mientras que las medianas rondan entre el 16 y el 17 %. En contraste, las grandes compañías logran reducir su presión fiscal efectiva hasta niveles próximos al 7 u 8 % gracias a deducciones, bonificaciones y estructuras contables complejas. Además, desde 2025 se ha implantado un tipo mínimo global del 15 % sobre la base imponible para grupos multinacionales, con el objetivo de reducir la brecha fiscal y avanzar hacia una mayor equidad entre empresas de distinto tamaño.
En este sentido, el divulgador y analista Andrés Caramés, declara lo siguiente en uno de sus vídeos más populares y controversiales: "Una de esas cosas que han conseguido colarnos es esa idea de que los impuestos van en contra de las grandes empresas. Lo creas o no es al revés, los impuestos ayudan a las grandes empresas, te explico por qué". Para ello, se apoya en tres argumentos fundamentales que evidencian las inasumibles cantidades de dinero que tienen que afrontar las medianas empresas y que son la causa principal que acaba por destruirlas. "Muchos impuestos y trámites funcionan como un muro que le pone en problemas al pequeño para entrar en el mercado o que hace cerrar al negocio pequeño si ya está dentro", asegura.
La gran disparidad en este aspecto reside en los equipos internos de la estructura de la compañía. Es decir, departamentos como los abogados, el equipo de marketing o el funcionamiento de imprenta propia. "Un autónomo o una PYME los subcontrata a otra empresa y paga impuestos por todo ello, a un precio inflado, además porque la que vende también paga impuestos y tiene costes burocráticos", informa. Por el contrario, las empresas de mayor volumen cuentan con todos estos aspectos, sin necesidad de subcontratar. "Los grandes se ahorran un dineral por ser todo interno y para las pequeñas es un lastre así consiguen que los gobiernos les ayuden a borrar de un plumazo miles de pequeños competidores", explica.
Los costes fijos de burocracia, prevención de riesgos y contabilidad, entre otros. "Es calderilla comparado con su presupuesto general", mientras para un autónomo o PYME "son semanas perdidas y un porcentaje de sus ganancias muchísimo mayor". En este aspecto, los costes fundamentales, que no pueden ser reducidos y cuentan con una masa económica fija, suponen un gran impedimento que termina por frustrar las opciones de éxito del negocio pequeño.
"Leyes de salario mínimo, normas de contratación,... Todo suena muy social hasta que te das cuenta que están históricamente diseñadas paradiscriminar a inmigrantes, jóvenes y gente sin formación, y para hacer que la competencia más humilde no pueda contratar y tenga que cerrar", informa. Como respuesta, tal y como asegura, sobreviven "las empresas con un gran capital con gran capacidad de amortiguar estos gastos y los empleados muy formados y de mayor edad".
"Otra cosa, sectores blindados, por ejemplo energía, farmacia, telecomunicaciones, banca, medios de comunicación, carreteras, educación, todo esto está monopolizado por el estado o ampliamente regulado por el Estado. Y como tal, están llenos de licencias, tasas, avales de inspecciones de requisitos fiscales", indica, para posteriormente, incidir aún más en lo que ya había comentado, que también se aplica para este ámbito. "¿Quién entra? Las grandes empresas ¿Quién no puede cumplir todo eso? Tú yo o cualquier empresa pequeña, menos competencia igual a más dinero para los peces grandes y te venden que lo hacen por tu bien, es la política perfecta en el fondo. No es que el sistema esté roto, es que está diseñado para esto", concluye.
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