El sumario

El asesino del sacristán, a la Policía: "Hay que quitar las cruces de las iglesias y convertirlas en mezquitas"

El supuesto yihadista declaró que es un "elegido" y que el ataque de Algeciras le abre "las puertas del paraíso"

Yasin Kanza, el marroquí de 25 años detenido por la muerte de un sacristán en Algeciras
Yassin Kanjaa, en la imagen, reconoció en su declaración policial el asesinato del sacristánLa RazónLa Razón

«Hay que corregir al cristianismo, quitando las cruces de las iglesias y hay que convertirlas en mezquitas». Yassin Kanjaa, el asesino confeso del sacristán de Algeciras el pasado 25 de enero, dijo a la Policía tres días después de ser detenido –tras asesinar a machetazos a Diego Valencia y herir a un sacristán y a un marroquí por «converso»– que quería «matar a todos los sacerdotes que se encontraban en la iglesia» y que su intención al sorprender al sacristán en el templo era «cortarle el cuello» para «acabar con su maldad».

Así consta en la declaración que prestó el joven marroquí de 25 años en las dependencias de la Comisaría General de Información, un testimonio incorporado al sumario al que ha tenido acceso LA RAZÓN, en el que explicó que la elección de un machete –que guardaba en el techo de la vivienda que compartía en Algeciras– no fue casual. Decidió utilizarlo para llevar a cabo su ataque porque «con la espada ha venido el islam y con la espada se ha propagado el islam».

Según contó a los agentes decidió actuar porque sintió una «revelación divina» un mes después de que descubriera con la lectura del Corán «que estaba pecando», por lo que decidió «cambiar de vida». Antes, recordó, «bebía alcohol, consumía estupefacientes, fumaba hachís».

Sintió una "fuerza divina"

Pero todo cambió. Se sentía, dijo, «un elegido» ante lo que consideraba el inminente «fin del mundo». Su convicción, explicó, es que «solo los creyentes del islam se salvarán» por lo que llevó a cabo el ataque «por mandato de Dios», pero dejó claro que no escuchó «una voz», sino que se vio impelido por «una fuerza divina».

Aunque se desmarcó de Al Qaeda y Daesh porque «matan musulmanes», se definió como un «yihadista» que actuaba «de manera independiente» sin ayuda de otras personas implicadas salvo «los ángeles».

Yassin Kanjaa –que está internado en un centro psiquiátrico penitenciario desde abril a la espera de un informe definitivo que permita determinar si es responsable penalmente–, aseguró a preguntas de los agentes que le gustaría que en España se siguiera el islam de forma mayoritaria.

"Sin tener ninguna misericordia hacia él"

Preguntado por los ataques, que según él «decidió sobre la marcha», señaló que el detonante fue el altercado en la iglesia de San Isidro, cuando acudió con intención de convencer a los feligreses de que «dejasen su fe cristiana» porque «pactaban con Satanás» y le echaron del templo. Tras discutir con un marroquí a quien consideraba un «converso» y a quien agredió «con la intención de matarle».

Decidió regresar a su casa a por el machete y entró de nuevo en el templo. Se dirigió «hacia el cura, que tenía un libro abierto mientras daba misa y sin tener ninguna misericordia hacia él porque tenía su corazón odioso –contó– le asestó un golpe en el cuello con el objetivo de «quitarle la vida».

Después, se dirigió al templo de Nuestra Señora de la Palma, de nuevo con la intención de «matar al cura de esa iglesia». Se trataba, en realidad, del sacristán, que según recordó Yassin Kanjaa «intentó defenderse con una silla», lo que no evitó que le asestara «varios golpes» con la intención de «cortarle el cuello, matarle, para acabar con su maldad». Le propino, dijo, «dos golpes más que asegurasen su muerte». Según aseguró, recordaba «perfectamente con todo detalle cómo ocurrió todo».

El supuesto yihadista explicó que gritaba «Allahu Akbar» porque «mataba en nombre de Alá» y que el «castigo» que infligió con sus ataques estaba justificado. «Es el momento de actuar porque está llegando el fin del mundo».