Barcelona

Caza a los «españolistas» en Cataluña a través de Telegram

Los CDR catalanes, además de las protestas, organizan comités a nivel de barrio para «señalar» a ciudadanos no independentistas.

Pintada de un paso de cebra con la estelada
Pintada de un paso de cebra con la esteladalarazon

Los CDR catalanes, además de las protestas, organizan comités a nivel de barrio para «señalar» a ciudadanos no independentistas.

Los Comités de Defensa de la República (CDR) catalanes utilizan la red Telegram (y se investiga si otras similares) para «denunciar», desde el nivel de barrio, con nombres y apellidos, dirección y teléfono, a las personas que «contrarias» al independentismo, a los «españolistas», según han informado a LA RAZÓN fuentes conocedoras del asunto.

De momento, este tipo de acciones, muy al estilo de los soviets comunistas, no ha implicado violencia, sino que es una expresión más de la actividad de los «comités». En cualquier momento pueden pasar a la «acción directa» sobre esas personas.

Los CDR (igual denominación de los que actúan en Cuba, que en este caso defienden la «revolución») se constituyeron a partir de los Comités de Defensa del Referéndum, tal y como adelantó este periódico. En la actualidad, según reconocen en las redes sociales, son 230, pero el 4 de este mes eran, también según datos propios, 172. Su número crece a gran velocidad ya que están controlados en gran parte por la CUP. «Algo se está generando en ese mundo y no tardaremos en conocer su alcance», según expertos en la materia.

Sus primeras apariciones se produjeron durante las concentraciones que siguieron a la «proclamación» de la república por el Parlamento catalán. Están integrados por colectivos de activistas y vecinos de la extrema izquierda independentista y de otros sectores; han logrado implantarse por toda Cataluña, tal y como se refleja en los mapas que publican en las redes.

Según los expertos consultados, durante la pasada jornada de huelga general, fueron los más activos y los que protagonizaron más de medio centenar de cortes de carreteras y vías de ferrocarril, que tantos problemas provocaron a decenas de miles de ciudadanos. Lo hicieron de forma coordinada, lo que conlleva que «estamos ante algo que ya es una realidad preocupante».

Cada día que pasa, ganan protagonismo en el mundo separatista. A base de colectivos locales, descentralizados y de actuación asamblearia, con una destacada influencia de la izquierda independentista, practican el «comunismo puro y duro», agregan .

De momento, se limitan a la «resistencia pasiva» no violenta, pero todo puede cambiar en función de lo que ocurra en Cataluña en los próximos meses.

Quienes controlan los CDR, les quieren dar una imagen de espontaneidad, auto organización y «asamblearismo». La presencia de la CUP, que se hizo patente en la inmovilización de trenes en la Estación de Sants, en Barcelona y en otros muchos cortes de circulación por carretera y ferroviaria, es vital para el funcionamiento y extensión de los CDR.

De hecho, la CUP no oculta su voluntad de dirigirlos e integrarlos, no de forma «oficial» y visible, en todo su entramado. Además de controlar a los ciudadanos no separatistas, participar en huelgas y manifestaciones, los CDR están en un proceso de definición de objetivos y actuaciones.

Aunque pueda sonar arcaico, toman como ejemplo algo que se fundó en la década de los sesenta en Cuba. Los CDR tenían como función tareas de vigilancia colectiva frente a la injerencia externa y los actos de desestabilización del régimen comunista. Hoy en día, es una de las más influyentes organizaciones del entramado «revolucionario» ya que su «vigilancia» no alcanza sólo a los disidentes, casa por casa, sino a todos los aspectos de la vida ciudadana.

Los CDR cubanos, como los que se están formando en Cataluña, nacen en los barrios y obtienen información de las actividades de todos los ciudadanos; es decir, realizan una vigilancia del tipo de comisariado político. En el último encuentro celebrado por los CDR catalanes en Manlleu, el pasado 4 de noviembre, anunciaban que daban por «cerrada nuestra estructura organizativa y operativa después de un proceso de consolidación que hemos querido que sea rápido pero eficaz».

«No tardarán en llegar a los 300. Son los que organizan las acciones no “lúdico-festivas”, que quedan para la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Omnium. Por eso pueden ser el germen de algo», advierten los expertos.

«Con la consolidación –decían entonces– de la red de vecinos y vecinas que hicieron posible la celebración del referéndum del 1 de octubre, estamos preparados y preparadas para defender la República de forma pacífica pero contundente. Por todo esto llamamos a la población a participar de forma activa en los Comités de Defensa de la República de su municipio. Ante el golpe de Estado que estamos viviendo, ahora más que nunca, necesitamos romper con esta falsa normalidad: paremos el país».