Terrorismo

CDR: el comando "Los Diablos"para llevar a Cataluña al infierno

Los detenidos en la «Operación Judas» querían «llevar el infierno» a Cataluña en la semana del 1-O. Estaban jerarquizados y los investigadores buscan su nexo con miembros del independentismo.

Agentes de la Guardia Civil conducen a uno de los detenidos en la operación «Judas». Foto: Jesús G. Feria
Agentes de la Guardia Civil conducen a uno de los detenidos en la operación «Judas». Foto: Jesús G. Ferialarazon

Los detenidos en la «Operación Judas» querían «llevar el infierno» a Cataluña en la semana del 1-O. Estaban jerarquizados y los investigadores buscan su nexo con miembros del independentismo.

Se hacían llamar «Los Diablos» y fueron detenidos en la operación «Judas», el apóstol traidor. No eran buena gente, en cualquier caso. Habían constituido un ERT (Equip de Resposta Tàctica), un nombre con evidentes connotaciones «militares» y que, ideado por presuntos delincuentes, deja claras sus intenciones. El sueño de cualquier terrorista es el de constituirse en una especie de «ejército» del pueblo, aunque sea de carácter irregular. Y hacerlo para «salvarlo» de una «salvaje opresión». Lo que ocurre es que los individuos que constituían esta célula viven en un régimen democrático, en el que el partido al que se sienten vinculados se puede presentar a las elecciones en igualdad de condiciones que los demás. Y todo ello garantizado por unas Fuerzas de Seguridad, de las que forma parte la Guardia Civil, que, bajo mandato judicial, procedió a su detención para evitar que consumaran su salto al terrorismo.

Lo de los «Diablos» era por aquello de llevar el «infierno», el caos, a las tierras de Cataluña mediante la comisión de una serie de actos criminales.

Por un lado, la destrucción de antenas de comunicación y suministro de electricidad; y por el otro, la paralización de vías de comunicación, férreas, por carretera, marítimas e incluso aéreas, mediante la colocación de artefactos explosivos que habría que desactivar con el fin de dejar dichas vías abiertas a la libre y segura circulación.

En definitiva, la célula de los ERT-CDR, desarticulada por la Guardia Civil esta semana, pretendía causar el caos en Cataluña a partir del próximo 1 de octubre y hasta que se conozca la sentencia del juicio de los encausados por el intento secesionista denominado «procés».

De haber logrado llevar a cabo sus planes, es fácil imaginar lo que hubiera ocurrido en Cataluña, o al menos en la zonas en las hubieran podido actuar los presuntos terroristas, mediante la generación de una situación de incomunicación, sin energía y con la obstrucción de las vías de comunicación.

Es obvio que nueve individuos no podían por sí solos materializar una planes tan ambiciosos, pero las investigaciones de la Guardia Civil continúan.

De momento, el juez García Castellón, a instancias del fiscal Carballo, mandó a prisión a siete de los integrantes del grupo criminal. Dos de ellos, en una decisión inteligente, abandonaron la disciplina del ERT y pidieron abogados de oficio ajenos a los que les enviaban desde el entorno independentista.

Jordi Ros

Otros dos están en libertad a la espera de comparecer cuando sean citados. Aunque se mantiene el secreto de las actuaciones, se sabe que uno de los máximos responsables del grupo era Jordi Ros, considerado jefe de los «cocineros», encargados de elaborar los artefactos explosivos a partir de los productos que ya habían adquirido en el mercado libre.

Fuentes de la investigación, consultadas por LA RAZÓN han señalado que ya ha comenzado el examen de los ordenadores, teléfonos y otros aparatos telemáticos que se han incautado a los detenidos.

Los investigadores esperan obtener importantes datos de los contactos que mantenían los detenidos con otros miembros del independentismo catalán de carácter violento.

Y, asimismo, de los tutoriales que habían consultado en internet para la elaboración de los artefactos.

Conocimientos

Los presuntos terroristas detenidos habían fabricado ya termita, un explosivo compuestos de aluminio y óxido de hierro, que, al producirse la deflagración, alcanza los 4.000 grados de temperatura. Según expertos consultados por este periódico, con bombas fabricadas con este material se pueden derribar torres de alta tensión o comunicaciones, uno de los objetivos preferentes de la célula del ERT-CDR. Es decir, podían pasar a la acción en cualquier momento de no haberlo evitado la operación de la Guardia Civil. Asimismo, estaban elaborando cloratita que, según los planes del grupo, se habría utilizado en los artefactos que iban a ser colocados en vías de comunicación. Una vez situados, avisarían a los Mossos d’Esquadra, cuyos agentes, comprobada la veracidad de la amenaza, procederían a cortar el tráfico para evitar males mayores hasta que los desactivadores de los Tedax pudieran inutilizar los artilugios. Se trataba de un plan en dos partes, pero que se ejecutaría de forma simultánea con el fin de provocar el mayor caos posible en Cataluña.

Los expertos consideran que, por el nivel de evolución de la célula desarticulada es aventurado decir que nos encontrábamos ya ante una banda como lo fue Terra Lliure. Pero precisan que, de no haber sido abortado el intento de consolidar una estructura dedicada a cometer actos de carácter terrorista, es posible que, con el tiempo, las consecuencias para la paz y estabilidad de Cataluña habrían resultado realmente preocupantes, se llamara como se llamara el grupo .

Las bandas terroristas no surgen de la nada. Tienen unos orígenes y, al final, cristalizan en grupos criminales. Terra Lliure fue fundada en 1978. Cometió dos centenares de acciones criminales con un balance de cuatro militantes de la banda muertos, al manipular explosivos, y una ciudadana a la que le cayó la pared de un edificio oficial en el que habían colocado una bomba.

Durante su existencia, las Fuerzas de Seguridad detuvieron a unos 300 militantes. El golpe definitivo para acabar se lo dio precisamente la Guardia Civil en junio de 1992, poco antes de los Juegos Olímpicos, con lo que se evitó cualquier intentona terrorista durante el acontecimiento deportivo. Una parte de la banda (la otra había optado por disolverse el año anterior) había diseñado un plan detallado de atentados con el fin de enturbiar un acontecimiento de amplia repercusión internacional.

Finalmente, la organización terrorista se disolvió el 11 de septiembre de 1995, durante la Diada. Poble Lliure ha sido considerada como sucesora del brazo político de Terra Lliure y está integrado en la CUP. Recientemente, fueron revelados contactos con el grupo del entorno proetarra Askapena. Tras el fin de esta banda, se habían conocido en Cataluña episodios de violencia callejera hasta la aparición de ERT-CDR.

Torra se entrevistó con uno de los CDR investigados por terrorismo que el juez envió a prisión

Uno de los integrantes del Equipo de Respuesta Táctica de los Comités de Defensa de la República (CDR) detenidos el lunes se entrevistó con el presidente de la Generalitat, Quim Torra, apuntaron a Efe fuentes de la investigación que precisaron que se desconoce el contenido de esa conversación. Además de este contacto directo, otras fuentes del caso han indicado que uno de los detenidos, Ferrán Jolis, aseguró al juez que le habían dicho que Torra iba a facilitarles la entrada en el Parlament para realizar un encierro el próximo 1 de octubre, cuando se cumplen dos años de la consulta independentista.

El detenido afirmó, además, que habían realizado contactos indirectos con responsables de la Generalitat para que se les facilitara la entrada en instituciones para la consecución de sus planes. Y han recalcado que estos contactos se realizaban a través de una tercera persona.

Jolis explicó que le propusieron hacer la cobertura logística-técnica para mantener las comunicaciones de internet y de los móviles cuando estuvieran dentro del Parlament. Las fuentes añaden que hay indicios de esos contactos y se está investigando lo declarado por Jolis, que formaría parte del núcleo duro del grupo de detenidos, junto con Jordi Ros, Xavier Duch y Eduard Garzón, considerado el cabecilla según los investigadores.