Congreso

El choque entre PSOE y Podemos deja el «sí es sí» sin arreglo hasta abril

La división y el miedo de los socialistas a aceptar ofertas del PP retrasan la aprobación de la reforma y la dejan a las puertas de las elecciones de mayo

La Ley de garantía integral de la libertad sexual (bautizada como Ley del «solo sí es sí»), que lleva desde noviembre dejando un goteo constante de rebaja de penas a agresores sexuales, ha despertado el fantasma de la ruptura del Gobierno de coalición con más intensidad que nunca. Por ahora, el divorcio entre PSOE y Podemos se antoja como una posibilidad remota porque los primeros espadas de uno y otro partido (Pedro Sánchez o Irene Montero) lo han descartado rotundamente, pero la situación se está envenenando de tal manera que se atisba un desenlace muy incierto.

«Es una batalla perdedora para la izquierda», afirman algunas voces del PSOE en el Gobierno, lamentando que pase lo que pase, son conscientes de que gana la derecha. Los últimos siete días han dado señales evidentes de que la posibilidad de acuerdo entre PSOE y Podemos está más alejada que nunca y que, de aquí hasta el 7 de marzo, todo apunta a que va a ser un constante intercambio de reproches que puede acabar deteriorando mucho las relaciones entre ambos partidos.

La escalada de tensión entre ambas formaciones ha dejado esta semana un reguero de episodios que reflejan la lejanía del acuerdo. El martes, en el Congreso, Podemos se alió con los socios parlamentarios (ERC y Bildu) y boicoteó la voluntad del PSOE de votar en el pleno de la semana que viene su reforma de la Ley del «solo sí es sí» para endurecer las penas a los agresores sexuales. De esta manera, los socialistas se han visto obligados a rebajar sus expectativas temporales (pretendían tener aprobada la ley en febrero) y se quedarán sin reforma legislativa hasta abril, como mínimo. La primera votación tendrá que ser en el siguiente pleno: el 7 de marzo, en vísperas del Día de la Mujer; a partir de ahí, la norma seguirá el recorrido en las Cortes hasta su aprobación definitiva, a las puertas de la campaña electoral de las municipales y autonómicas.

En Podemos insisten en su voluntad de negociación y han informado de que han hecho llegar una séptima propuesta, aunque en el PSOE reprochan que no supone ningún cambio con respecto a las anteriores porque es situar la violencia como agravante (artículo 180 del Código Penal), en lugar de como subtipo (artículos 178 y 179). Esta circunstancia ha hecho extender la sensación de que cada movimiento de Podemos tiene motivaciones electorales y hace aún más difícil el acuerdo.

Este escenario de soledad del PSOE (ERC y Bildu, aliados parlamentarios habituales, se han posicionado del lado de Podemos) le obliga a mirar sin ambages hacia el PP, con quien se ha abierto a hablar sobre esta cuestión. Si bien, también es cierto que el PSOE ha tumbado las dos vías rápidas que han ofrecido los populares hasta el momento para tramitar la ley lo antes posible: por un lado, la semana pasada pudo haberse votado ya la proposición de ley que los de Alberto Núñez Feijóo registraron en el Congreso en diciembre y que es casi idéntica a la del PSOE, pero requiere del visto bueno del Gobierno y Moncloa usa sus facultades para retrasarlo lo máximo posible (el plácet automático no llegará previsiblemente hasta el 2 de marzo, cuando se cumpla un mes de la calificación en Mesa); y, por otro, esta semana, los populares han planteado convocar un pleno extra para que se vote el martes (21 de febrero) y empiece ya la tramitación.

Pese al rechazo del Gobierno a las dos propuestas «exprés» del PP, los populares prestarán sus votos por responsabilidad porque también sería un error ponerse excesivamente exigente ante una cuestión que está causando tanta alarma social y con una reforma legislativa que es casi idéntica a la que han planteado ellos mismos. No obstante, también quieren dibujar su terreno de juego y han pedido la comparecencia de expertos para evitar que se puedan reproducir errores jurídicos.

El PSOE ha rehusado acceder a las propuestas del PP para evitar generar mayor tensión con sus socios, pese a que en las filas socialistas desconfían de la voluntad real de diálogo de Podemos. De hecho, Sánchez se vio el jueves obligado a elevar el tono en un viaje en Viena y acusó a los morados directamente de estar en modo electoral.

Por todo ello, la solución parcial al «sí es sí» (el goteo de rebajas ya es incorregible, pero sí se aplicará a futura condenas) va a quedar retrasada a abril, como mínimo, lo que va en contra de las pretensiones del PSOE de tener la ley arreglada en febrero. La única vía para que pudiera obtener el visto bueno en marzo es que la Ley se tramitara por lectura única (permitiría en el mismo pleno del 7 al 9 de marzo quedar aprobado), aunque es un escenario que en el PSOE han descartado con rotundidad.

Por tanto, las vías parlamentarias que quedan son dos: bien que el PSOE retire la propuesta legislativa y se introduzca una nueva acordada entre socialistas y Podemos (aunque debería estar lista pronto para que pueda superar los trámites ordinarios de Mesa y Junta de Portavoces e ir al pleno del 7 de marzo), o bien que los morados incorporen sus exigencias a través de enmiendas cuando eche a andar el trámite parlamentario.

Pase lo que pase, el calendario es muy endiablado y los avisos de las encuestas son severos para el PSOE, a las puertas ya de un nuevo ciclo electoral.