Grupo de WhatsApp
Condenan a un militar por estafar a sus compañeros para tratar la enfermedad falsa de su hija
El condenado aseguró que él no creó el grupo de WhatsApp "Ayuda para la hija de Santi" y que era mitómano y solo le gustaba llamar la atención
Los tribunales han condenado a 21 meses y un día de prisión a un hombre que utilizó un grupo de WhatsApp para obtener dinero de sus compañeros, haciéndoles creer que su hija requería de un costoso tratamiento internacional para frenar el avance de un tumor. Pero todo fue un engaño.
La sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Madrid ha confirmado la sentencia en la que se le culpaba de un delito de estafa continuada. El condenado, que era cabo del Ejército, recibió diversas cantidades de dinero de sus compañeros de trabajo para costear la supuesta terapia para salvar la vida de su hija. Y lo hizo mediante la creación de un grupo en esa aplicación de mensajería titulado "Ayuda para la hija de Santi".
Durante el juicio, celebrado en la Sección 30 de la Audiencia Provincial de Madrid, quedó probado que el militar urdió un plan a finales de 2019 para enriquecerse ilícitamente. Lo primero que hizo fue comunicar a un compañero la difícil situación económica que estaba atravesando debido a que a su hija le habían detectado tumores en el riñón y tenía que hacer frente a un costoso tratamiento, que además debía ser administrado fuera de España.
A raíz de ese encuentro, se creó el grupo de WhatsApp. En él, algunos de sus compañeros del establecimiento militar se solidarizaron y realizaron aportaciones de distinta cuantía, que iban de los 40 a los 1.000 euros. El finalmente condenado hizo automáticamente suyas estas cantidades, incorporándolas a su propio patrimonio, sin que su hija padeciera ningún tipo de enfermedad: toda la historia había sido inventada para obtener ese dinero.
El tribunal desestima el recurso de apelación contra la sentencia de la Audiencia Provincial y la ha confirmado íntegramente. El recurrente alegaba que él no había pedido a nadie que creara el grupo para recaudar dinero, lo que demostraría que nunca tuvo ánimo de que sus compañeros le donaran dinero, a pesar de haber difundido el engaño. También aseguró que padecía mitomanía (un trastorno que le hace mentir compulsivamente) y que le gustaba llamar la atención. Según su defensa, estas circunstancias demostraría que ha habido una valoración judicial equivocada de las declaraciones de los perjudicados.
Los magistrados rechazaron categóricamente estos argumentos porque en el caso "se concitaron todos los elementos de la infracción por la que fue condenado (estafa continuada) el recurrente, en tanto ideó y puso en práctica un artificio con objeto de hacer pasar por cierta una situación que no lo era, como mecanismo para inducir a error a otros, abusando al paso de su buena fe y sentimientos de solidaridad". La resolución no es firme, por lo que el acusado puede recurrirla ante la sala penal del Tribunal Supremo.
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