Extremo centro

Corruptelas

En ese Gobierno el que no afana es un gil, los besos que se entregan de madrugada se facturan y se archivan las conversaciones de WhatsApp

El fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, tras declarar como imputado por la revelación de datos de Isabel Díaz Ayuso
El fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, tras declarar como imputado por la revelación de datos de Isabel Díaz AyusoAlberto R. RoldánLa Razón

Álvaro Olloqui publicó el fin de semana que Sánchez tenía a su alrededor más imputados que ministros. Colocada esa oración al principio de la página se podría soltar el periódico, dejar de leer y no hacer más esfuerzos en teclear esta columna. Sé que estoy mayor como para creer en el periodismo, sin embargo aún confío en la poesía. Una que se edifica en titulares breves y verdaderos que funcionan como aforismos con filo. El poder se resume en la capacidad para realizar favores. Levantar el teléfono y conseguir mesa, no hacer cola delante del de la puerta, que metan a tu novia en lista en aquella disco de mierda. No me sale fingir como un cateto escándalo por la realidad del mundo. La humanidad es siempre el mismo pueblo lleno de complejos.

En inglés suena mejor: no va de lo que sabes sino de a quién conoces. Organizar comidas, pedir favores y hacer llamadas es una parte ordinaria de mi vida. Ser agradable y divertido funciona a nivel profesional. La ausencia de justicia cósmica en este mundo material dice que hay personas que sin merecerlo le caemos mejor a los demás. No hay nada ilegítimo o que reprochar en el vicio de pretender algo que nos viene bien. Sin embargo, la realidad al otro lado del favor cambia de manera radical la sustancia moral de la decisión. Sí que existe una total ausencia de virtud en ser el que no mide lo que se da. Más cuando se quiere quedar bien con cargo a la trimestral de los demás.

Alrededor de la alta política municipal sigue siendo frecuente encontrar zonas más horteras que grises. Ningún espíritu luminoso sobrevive al espectáculo patético de ver a cuadros de partido llamando en público a la regeneración mientras en privado piden al concejal de turno que les quiten una multa de tráfico. Desde el televisor público presentadoras tan jóvenes como grises nos echan la peta hialurónica a los que nos quejamos de que nos suban los impuestos para pagar formatos fracasados. Ellas, que por mucho que tributen en este juego de economía circular que nos traemos les sale la cosa a devolver todos los meses. Disculpe ministra, usted se ha sacado una foto sonriente, pero en último término he sido yo el que ha subido las pensiones este año.

Cuando en este país aún hacíamos obras e infraestructuras pagábamos sin rechistar la comisión privada de los famosos sobrecostes públicos. La felicidad de inaugurar una piscina nueva nos hacía ignorar que el hormigón, la pintura y el alquitrán nos salían extrañamente caros. La innovación de estos años es que a la corrupción de tan alto nivel que parece otra cosa lo llamamos programas de fondos europeos.

Cosas modernas de transiciones climáticas, digitalizaciones e inteligencias bastante artificiales por no señalar que parecen fraudulentas. Como seguimos en el modelo de economía circular los rescates gubernamentales arbitrarios han comprado voluntades y suficientes silencios en los consejos de administración de los empresarios.

Quizás al ojo desentrenado que le toque pagar la fiesta con los mariachis le pueda parecer que nos hemos gastado el futuro en humo de colores de extraordinaria calidad. O que hemos invertido a saco en informes de consultoría estratégica, campañas de publi y pepetés que no protegen de los apagones pero han saneado las cuentas de medio IBEX. Medio programa de esos fondos europeos que venían a salvarnos la vida se nos ha ido en hacer estaciones de toda la vida en ADIF. Quizás por eso nos dejó claro Óscar Puente que el ferrocarril vivía el mejor momento de su historia.

Solo a alguien tan seguro de sí mismo se le ocurre sacarse una foto agarrando un cable de cobre con el que tratar a los españoles como a trenes retrasados.

Anda la fiscalía europea mosca con el carro de pasta que se llevó el primer ordenador cuántico de España. Permitan que no haga el chiste fácil sobre el ámbito digital, lo gaseoso, los maestros del bullshito y lo evaporado. Vivimos en una realidad tan radical en sus desplazamientos que los cuantos de energía ya no saben dónde meterse para robar. Las partículas elementales se mueven a toda leche por la historia. Y en los modelos de predicción del comportamiento futuro tan posible es que les toque salir de comisarios europeos como detenidos por la policía a punta de pistola y con los brazos en alto.

Menuda es esta banda de rock cuando se pone a tocar. Fiscales, secretarios, delegados de Gobierno. Los despachos de penal de la capital acabarán inaugurando oficina en la Castellana. En ese Gobierno el que no afana es un gil, los besos que se entregan de madrugada se facturan y se archivan las conversaciones de WhatsApp. Como no hay buenos entiendo que parezca imposible buscar al malo.