Barcelona

Crisis del PP: "Casado debe alejarse de Aznar y rodearse de otras caras"

Casado se lo juega todo en los resultados de mayo. Dirigentes territoriales ya le han trasladado la demanda de que recupere la centralidad y haga cambios en el equipo, hoy volverán a hacerlo en el Comité Ejecutivo.

La sede de Génova con el cartel electoral de Pablo Casado. Hoy se reúne la Ejecutiva y luego habrá almuerzo de los dirigentes territoriales
La sede de Génova con el cartel electoral de Pablo Casado. Hoy se reúne la Ejecutiva y luego habrá almuerzo de los dirigentes territorialeslarazon

Casado se lo juega todo en los resultados de mayo. Dirigentes territoriales ya le han trasladado la demanda de que recupere la centralidad y haga cambios en el equipo.

A Pablo Casado le queda una carta para sobrevivir políticamente a esta grave crisis. Si las elecciones autonómicas y municipales no van bien, el PP tendrá que ir hacia una «catarsis», y no descartan, o algunos desean, que entre en juego el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, o bien otra alternativa que surja de las «cenizas». La situación es crítica, con «cuchillos» en la sombra que empiezan a mover en el «marianismo» a través de falsos rumores como el de la creación de una gestora. Esto no está encima de la mesa, Pero en el PP sí hablan ya del riesgo de «disolución» si no aciertan en la respuesta frente a un Albert Rivera que saben que va a por todas para quitarles más poder en los próximos comicios. De hecho, en esta guerra fraticida por el liderazgo popular hay miedo a una fuga de cuadros hacia Ciudadanos a rebufo de las elecciones de mayo.

Al líder popular le llegaron los primeros avisos la misma noche electoral. Casado sabe que «barones» y destacados dirigentes territoriales creen que la estrategia de la dirección ha sido «profundamente equivocada» porque le han regalado el centro a Rivera. Su supervivencia política depende de que el PP aguante en las elecciones y de que opte por un profundo cambio de estrategia y de equipos. Para ello no necesita ni siquiera de una Junta Directiva porque algunos de los señalados están en su círculo de Genova por decisión personal del «número uno» y sin formar parte de la estructura orgánica del partido.

En el PP le piden que se libre de «extremistas» y de quienes «solo le dan la razón en todo». En la «diana» están los nombres de algunos de sus colaboradores vinculados al ex presidente José María Aznar. Y también el de la «número uno» por Barcelona, Cayetana Álvarez de Toledo. Los resultados por Cataluña han sido también desastrosos, sólo un diputado, por Barcelona, circunscripción en la que el PP tenía hasta estas elecciones cuatro representantes en el Congreso. Álvarez de Toledo genera profundos recelos en el PP, la llegaron a considerar «tóxica» en etapas anteriores, la rescató Aznar y ahora advierten preventivamente de que sería un error nombrarla portavoz en el Congreso.

Génova ha cargado en los últimos diez meses con la pesada mochila que les dejó en herencia Rajoy. La desafección por la gestión de Cataluña, la debilidad de las estructuras del partido, la fractura del electorado. Y para corregir hemorragias de voto, su primera obsesión fue anular la fuga hacia Vox. Con el riesgo de alejarse de la clase media más centrista o del voto femenino, agujero negro en estas generales. «La hemorragia nos ha venido por el centro. Voto conservador puede haber dos millones y medio, y con eso no somos un partido de gobierno», sentencian dentro del partido.

Un dirigente territorial valoraba ayer la grave crisis con una frase bastante reveladora. «El partido no puede dirigirse como si fueran las Nuevas Generaciones», en lo que es un reproche a la falta de experiencia del nuevo equipo. Es verdad que los que están van a resistirse a irse y que tampoco hay alternativas, pero dentro del PP dan por hecho que habrá «un terremoto» si las elecciones de mayo no salen bien y si Casado «no revisa su posicionamiento ideológico, se aleja de Aznar y se rodea de otras caras». Las miradas se dirigieron ayer a los dos «barones» que tienen mando, el gallego Feijóo y el andaluz, Juan Manuel Moreno. Ninguno se moverá ante esta situación tan delicada y en vísperas de unas elecciones. Luego, todo está por escribir.

Feijóo calla, es un enigma, como siempre, y lo que llega es por terceros, como lo de que supuestamente en estos meses de atrás dio a entender que se arrepentía de no haber dado un paso al frente en el Congreso de julio. Esto no quiere decir que vaya a hacerlo en el futuro, pero sí es cierto que dentro de la incertidumbre es una posibilidad de la que vuelven a hablar en el PP.

Los avisos que ya han llegado a Casado tendrán su continuidad en el almuerzo de trabajo que hoy mantendrá con sus dirigentes territoriales, después del Comité Ejecutivo. Este órgano está copado por nombres elegidos por Casado en el Congreso de la sucesión, y en él no habrá ninguna revolución. Pero en el almuerzo posterior es muy posible que a Casado le trasladen la demanda de que vire para recuperar la centralidad.