
Mitología
El dios del mar vive en España: Neptuno reina y custodia esta playa española
La figura se ha consolidado como símbolo urbano, postal turística y punto de encuentro para residentes y turistas

Erigido en 2001 y bautizado popularmente como Neptuno saliendo del mar, el dios del océano sigue “mandando” en la playa de Melenara, en Gran Canaria. La escultura del artista teldense Luis Arencibia, de 4,20 metros de altura, se alza sobre un montículo de roca volcánica en el extremo sur del arenal. Más de dos décadas después de su instalación -y de la polémica inicial por su supuesta fragilidad- la pieza se ha consolidado como símbolo urbano, postal turística y punto de encuentro para quienes caminan el paseo marítimo.
Una historia movida
La estatua no lo tuvo fácil. A lo largo de los años, el dios romano encajó la bravura del Atlántico y… el entusiasmo del público. Los juegos de niños (y no tan jóvenes) alrededor de la figura dañaron brazos y manos, y el mar hizo el resto. En noviembre de 2010 el tridente desapareció temporalmente y uno de los brazos se perdió, dejando al guardián del litoral con gesto herido.
La gran reparación de 2017
Siete años después, en 2017, el Ayuntamiento acometió su recuperación con un presupuesto de 23.184 euros. Desde entonces, Neptuno luce reforzado con barras de acero inoxidable, soldado a la roca y protegido con una capa de grasa para disuadir las escaladas espontáneas que tanto daño provocaron. Resultado: una pieza más segura y preparada para seguir resistiendo salitre, viento y selfies.
Legado de Arencibia
Su autor, Luis Arencibia, falleció en 2021 en Madrid. De manera póstuma, el creador fue nombrado Hijo Predilecto de Telde, un reconocimiento que selló la relación entre la ciudad y uno de sus artistas más queridos. La escultura de Melenara es hoy la puerta de entrada a su obra para miles de visitantes.
Más allá de lo artístico, la base de la pieza ha favorecido un pequeño ecosistema marino. En 2024 se reportó la presencia de cangrejos rojos alrededor del pedestal, un detalle que añade interés natural a la visita y recuerda que el arte público también puede actuar como microhábitat.
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