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Defensa

El procesamiento con IA se convierte en un pilar del Ejército Español: así es como van a trabajar nuestros soldados

Una nueva forma de procesar el vídeo en el campo de batalla promete revolucionar las operaciones militares al hacer los sistemas más autónomos, resistentes y, sobre todo, mucho más difíciles de detectar por el enemigo

El Ejército español en la evaluación del ejercicio Strong Emad

El procesamiento centralizado de vídeo se ha convertido en el talón de Aquiles de muchas operaciones militares modernas. La dependencia de enviar un torrente constante de imágenes desde el frente a un centro de mando lejano crea cuellos de botella, consume un ancho de banda descomunal y, lo que es más peligroso, genera un punto único de fallo que el adversario puede explotar. Frente a este modelo vulnerable, emerge con fuerza una solución tecnológica disruptiva, conocida como computación EDGE, que promete cambiar las reglas del juego en el campo de batalla.

En este sentido, la tecnología EDGE invierte esta lógica al trasladar la capacidad de análisis directamente al dispositivo que captura las imágenes, ya sea una cámara en un casco, un dron o un vehículo. En lugar de transmitir horas de vídeo en bruto, estos aparatos inteligentes procesan la información en el «borde» de la red, donde analizan las escenas en tiempo real y deciden qué es relevante. De este modo, envían únicamente alertas puntuales o datos cruciales al mando central, lo que libera las redes de comunicación y permite una respuesta mucho más ágil. Esta estrategia es fundamental para iniciativas como la del Pentágono, que busca aumentar su poderío militar mediante un despliegue masivo de sistemas no tripulados.

Asimismo, sus aplicaciones militares son de una envergadura notable, tal y como recogen desde Defensa.com, ya que esta capacidad de procesamiento local mejora drásticamente la información de situación de las tropas sobre el terreno. Este avance también perfecciona los sistemas de control de disparo y optimiza cadenas logísticas complejas, resultando especialmente transformador para los sistemas autónomos, como los enjambres de drones, que pueden coordinarse y operar con mayor independencia sin supervisión constante. Un claro ejemplo de esta coordinación se observa en el campo de batalla actual, donde barcos robot ya pueden lanzar sus propios drones para operar como una fuerza combinada y autónoma.

Las claves de su ventaja táctica en combate

Además, las ventajas tácticas son evidentes. Un nodo EDGE puede seguir funcionando de forma autónoma aunque pierda la comunicación con el sistema central, garantizando así la continuidad de la misión. Las transmisiones, al ser esporádicas y muy breves, son mucho más difíciles de localizar e interceptar por el enemigo, lo que aumenta la seguridad de las unidades desplegadas. Este enfoque distribuido fomenta a su vez la interoperabilidad y la redundancia: si un dispositivo es destruido, otro cercano puede asumir la vigilancia de su zona de forma automática.

De hecho, una de las claves para su adopción es que la transición no exige una renovación completa del equipo. El hardware de vídeo ya existente puede modernizarse mediante la incorporación de módulos de inteligencia artificial EDGE, como el dispositivo Intelion EDGE. El horizonte de esta tecnología apunta ya a sistemas capaces de detectar automáticamente cambios sutiles en imágenes de satélite o de analizar patrones de comportamiento para predecir los movimientos del adversario, abriendo la puerta a una nueva era en la inteligencia militar.