Análisis

La deriva de Podemos desde 2015: de 177 a 34 escaños

La pérdida de peso del partido en las instituciones autonómicas es evidente: llegan a desaparecer en seis

Las ministras Ione Belarra e Irene Montero, en el Congreso de los Diputados
Las ministras Ione Belarra e Irene Montero, en el Congreso de los DiputadosGonzalo Pérez

Las elecciones autonómicas y municipales de mayo han borrado al partido que hace nueve años irrumpía con fuerza, rompía con el bipartidismo y teñía de multicolor el mapa de España. Podemos se presentaba por primera vez en 2015 a las elecciones autonómicas, después del impulso que les había llevado a entrar con cinco eurodiputados en el Parlamento Europeo.

En su primer examen en España, el partido de Pablo Iglesias logró colocar a 177 diputados a lo largo de todo el país. Sus principales territorios eran la Comunidad de Madrid donde entraron con 27 escaños, Andalucía (15), Aragón (14), la Comunidad Valenciana (13) , Galicia (14) y Cataluña (11). Allí, sus resultados originaron un terremoto político y, junto a la fuerza de Ciudadanos, fueron decisivos para la gobernabilidad de PSOE o del PP. Cuatro años después, los morados se enfrentarían a su primer rechazo en las urnas (a nivel autonómico). En solo este periodo se dejaron 100 escaños por el camino. Pero la debacle final se ha producido en 2023. Los morados se han quedado con solo 34 escaños, 143 menos que cuando se presentaron por primera vez. De 17 comunidades son irrelevantes ya en seis y mantienen por la mínima la representación en cuatro. Las batallas perdidas más importantes son Madrid y Valencia, donde compiten con su propia izquierda y se desplomaron hace solo una semana.

En Aragón, el socialista Javier Lambán fue investido gracias a Podemos, al igual que el socialista valenciano Ximo Puig llegó al poder bajo la aprobación de Podemos y Compromís, en lo que sería el primer «pacto del Botánic». Dos gobiernos que, nueve años después, los morados han perdido, unido al retroceso del PSOE en las urnas. En las Islas Baleares también fueron imprescindibles en ese año para facilitar el gobierno a la presidenta Francina Armengol. En la actualidad tampoco podrán gobernar debido a la mayoría del PP. En esta región, los morados solo han retenido un escaño. Nueve menos que hace nueve años y cinco menos que hace cuatro. Extremadura es otro de los fracasos de los morados y que de facto ha supuesto la mayoría para el PP en 2023. Apoyaron a Guillermo Fernández Vara para gobernar. En Castilla-La Mancha también ayudarían a Emiliano García-Page a presidir, aunque poco después el pacto PSOE-Podemos quedaría roto. Llevan dos periodos electorales sin obtener representación autonómica. En La Rioja, en 2015, obtuvieron cuatro escaños, pero gobernó el PP con la abstención de Cs. Cuatro años después apoyaron a la candidata del PSOE, Concha Andreu, para liderar el gobierno. En 2019, con cuatro escaños, (tres menos que en las elecciones anteriores), entraron en el Ejecutivo del socialista Ángel Víctor

Torres. Ahora han desaparecido del mapa canario.

En Navarra también fueron decisivos para dar el primer gobierno a Uxue Barkos (Geroa Bai) con sus siete escaños, cuatro años después perderían cinco escaños pero los usarían para dar la gobernabilidad a la socialista María Chivite. Ahora, con tres escaños, podrían revalidar el gobierno autonómico. Sería el único de los seis ejecutivos en los que participaban desde 2019, que ahora Podemos mantendría. En Galicia nunca lograron entrar en el gobierno debido a las mayorías absolutas de Feijóo, pero la debacle allí es ensordecedora: de 14 escaños a cero. En País Vasco han perdido cinco asientos en 2020. Castilla y León es otro de los grandes fracasos morados. De diez escaños solo retienen uno en la actualidad.

A nivel municipal, los morados lograron lo que llamarían «los ayuntamientos del cambio» con su liderazgo en Madrid, Barcelona, Zaragoza, Valencia, Ferrol, Santiago de Compostela, La Coruña o Cádiz. En 2019, solo conservarían el de Barcelona , el de Santiago y La Coruña. Ahora, han perdido todos.

Del desplome del partido, en la dirección morada no ha habido ni un ápice de autocrítica, a pesar del malestar de los propios territorios, desde donde ya se pide abrir un periodo de reflexión y se cuestionan los liderazgos nacionales, sobre todo el de Ione Belarra y Lilith Verstrynge. Será este lunes, una semana después de los resultados del 28-M cuando dos portavoces estatales del partido -Isa Serra y Pablo Fernández- reaccionen ante los medios y donde se les pedirá hacer balance después de una semana en la que han evitado cualquier análisis sobre la debacle en las urnas, unido a la carrera contrarreloj para llegar a un acuerdo político con Sumar, que de momento encalla por las listas electorales.