Opinión

Diez años de Sánchez son más que suficientes

El encuentro entre Page y Felipe González no ha pasado desapercibido. El manchego se ha convertido en el faro de algunos responsables regionales.

Pedro Sánchez en el pleno de investidura en el Congreso de los Diputados.
Pedro Sánchez en el pleno de investidura en el Congreso de los Diputados. Alberto R. Roldán La Razón

Desde la campaña gallega se tocó arrebato para mantener hermetismo absoluto acerca de las conversaciones con Puigdemont. Después del ridículo que hizo el PSOE en el Congreso cuando Junts decidió votar en contra, Sánchez no quería que los debates se hiciesen públicos para parar la hemorragia.

Sin embargo, la dirección socialista lleva dos días intentando que la noticia sea de nuevo Puigdemont. La razón es que Sánchez cree que es lo menos malo y, entre el caso Koldo y Puigdemont, parece que lo que menos le perjudica son las cesiones al independentista.

Estaba cantado que el Partido Popular iba a afilar los sables contra la presidenta de las Cortes. A medida que se han ido conociendo detalles sobre la investigación, la presión mediática y política sobre Armengol ha subido de tono y más que podría hacerlo en los próximos días.

En este momento, se ha convertido en la pieza clave de la partida. La dirección socialista la defiende sin fisuras porque una dimisión pondría en jaque la legislatura hasta el punto de que los nubarrones de elecciones anticipadas cubrirían todo el paisaje político. Si no fuera así, Sánchez ya habría pedido su dimisión o la hubiese sustituido.

Parece que el asunto puede embarrar a más miembros del gobierno e, incluso, al entorno familiar del presidente. Desde la negativa de Ábalos a abandonar su escaño, Sánchez está noqueado, no consigue diseñar una estrategia para calmar las aguas y en Moncloa intuyen que es muy posible que no haya manera de salvar el naufragio.

Las elecciones vascas y europeas son las próximas citas y las cosas no pintan para Sánchez que, precisamente, se hizo con la secretaría general del PSOE en el 2014 después de la dimisión de Rubalcaba por los resultados electorales de unas elecciones europeas. Sería paradójico que se tuviese que marchar después de otros comicios idénticos.

En Extremadura, el pasado domingo ganó el candidato alternativo a Sánchez, en Aragón son mayoría los críticos y en Valencia no pinta bien para Ferraz. Por su lado, el encuentro entre García Page y Felipe González no ha pasado desapercibido. El manchego se ha convertido en el faro de algunos responsables regionales y de muchos líderes municipales a los que se les ha agotado la paciencia.

Está pilotando bien su nave y llegados a este punto, no le queda más remedio que subir los decibelios del discurso crítico con Moncloa. Diez años de Sánchez son más que suficientes, es hora de buscar el relevo.