Henares

El fiscal eleva a 30 años la petición cárcel para el asesino de Ordóñez por un zulo

El fiscal ha elevado hoy de 10 a 30 años de cárcel su petición para el etarra Juan Ramón Carasatorre Aldaz, condenado por el asesinato en 1995 del concejal del PP Gregorio Ordóñez, al considerar que él fue quien organizó un zulo en el cementerio municipal de Hernani (Guipúzcoa).

En el juicio celebrado esta mañana en la Audiencia Nacional, el fiscal Carlos Bautista ha acusado a Carasatorre, conocido con los alias de "Zapata"y "Mikel", de un nuevo delito de tenencia de explosivos, por el que reclama 11 años más de prisión, y ha aumentado a 19 años su petición inicial de 10 años de pena por otro delito de depósito de armas de guerra.

"Él es el que crea el depósito y luego se va rellenando", ha afirmado el fiscal, que ha sostenido que el acusado cuando formaba parte del "comando Donosti"de ETA recibió, entre finales de 1995 y junio de 1995, un cargamento de armas y explosivos que José Manuel Errazkin Belderrain, que trabajaba en el cementerio de Hernani, ocultó en el panteón de la familia Tapia-Sagarna.

Carasatorre se ha negado a declarar y ha permanecido la mayor parte del juicio sentado frente al tribunal de la sección tercera de la sala de lo penal de este tribunal, presidido por Alfonso Guevara, y custodiado a ambos lados por agentes de la Policía Nacional.

Durante la vista el arrepentido Valentín Lasarte, también condenado por el asesinato de Ordóñez, ha reconocido haber tenido relación con Carasatorre cuando ambos integraban el "Comando Donosti"de ETA y ha asegurado que efectuó bajo presión la declaración que prestó en 1996 ante el que fuera juez instructor de la causa, Baltasar Garzón.

En esa declaración, Lasarte dijo que Carasatorre era la persona que tenía contacto con Errazkin Belderrain, el "enterrador"del cementerio de Hernani, al que el acusado había dado dos bolsas para que las ocultara en una tumba donde había "varias baldas de madera", según ha explicado el fiscal y la acusación particular de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT).

Por su parte, Errazkin Belderrain, ya condenado por estos hechos, ha dicho que no sabe por qué cuando fue detenido reconoció a Carasatorre como el "chico alto"que le había dado las bolsas con las armas para que las ocultara en el cementerio donde trabajaba.

"Llevaba dos días sin dormir y quería librarme lo antes posible", se ha excusado el testigo, quien tampoco ha explicado por qué dibujó a los agentes que le detuvieron un croquis con el lugar donde se encontraban las armas.

En concreto, en el zulo fueron halladas, en perfecto estado de funcionamiento, 12 granadas tipo Mekar, siete cajas de munición de la caja Remington, otras seis de la caja Winchester, una pistola Browning y dos cargadores, un fusil Mat, otro de la marca Uzi y un subfusil Kalashnikov, entre otros efectos.