El desafío independentista

El manual Hong Kong de los CDR para la huelga del 11-O

Los radicales seguirán el manual de las protestas chinas en la huelga del día 11. Acampadas, mensajes a través de las redes, sentadas en vías y carreteras para sembrar el caos.

Grupos independentistas radicales se manifestaron con bengalas el pasado 1-O en Gerona con motivo del aniversario del referéndum ilegal
Grupos independentistas radicales se manifestaron con bengalas el pasado 1-O en Gerona con motivo del aniversario del referéndum ilegallarazon

Los radicales seguirán el manual de las protestas chinas en la huelga del día 11. Acampadas, mensajes a través de las redes, sentadas en vías y carreteras para sembrar el caos.

Lo sugirió el presidente de la Generalitat, Quim Torra, y los extremistas ya están manos a la obra. Los responsables de la red de Comités de Defensa de la República (CDR), que existen aunque pretendan presentar cada grupo como autónomo, preparan en estos días las consignas para las protestas que desarrollarán a partir del día 11.

Una de las primeras conclusiones a las que han llegado es que, salvadas las distancias, lo que ocurre en Hong Kong es el modelo a seguir. Los disturbios que pretenden provocar, hasta llegar al caos, afectan a muchos puntos geográficos y no a una zona concreta densamente poblada, por lo que estudian las «oportunas correcciones». Por ello, los extremistas catalanes, según fuentes de la investigación, debaten cuáles de las medidas aplicadas por los manifestantes en aquel lugar de Asia son las que les convienen.

Primera. Se refiere a la realización de acampadas fijas u optar por células dotadas de gran movilidad, que den «saltos» en distintas zonas, con cortes de tráfico o ataques a personas o edificios, con el fin de desconcertar a las Fuerzas de Seguridad.

Los que están a favor de esta segunda opción ponen sobre el tapete el éxito de los jóvenes kongkoneses al renunciar a las acampadas, fácilmente controlables y de desmantelar por la Policía.

Además, al estar en puntos fijos, los manifestantes son más fáciles de controlar e identificar. Por ello, parece que en los CDR se impone, salvo decisiones en contrario de última hora, la realización de acciones rápidas y dotadas de gran movilidad.

Por lo que han aprendido de lo que ocurre en la colonia asiática, las protestas de este tipo se pueden iniciar con un recorrido previsto pero, en función de la presencia policial, cambiarlo sobre la marcha. Se pueden dar a conocer itinerarios previos para despistar, pero lo mejor es la improvisación. No se descarta que intenten la ocupación de edificios, a ser posible oficiales, pero, de no ser así, otros significativos. Si son desalojados de uno, pueden pasar a otros y sucesivamente.

Segunda. Todos están de acuerdo en no visualizar la existencia de líderes, aunque los haya, con el fin de que no sean identificados por las Fuerzas de Seguridad y llevados ante los tribunales. Además, no hacen falta esos dirigentes visibles, ya que las consignas se van a transmitir, una vez fijadas las ideas-fuerza en las reuniones que se mantienen en estos días, a través de las redes sociales. En el caso de que estén saturadas o sean colapsadas por motivos de seguridad, ya tiene previstas alternativas, como ha ocurrido en Hong Kong.

El intercambio de mensajes a través de estas redes, en las que todos pueden aportar información sobre los objetivos más fáciles a atacar y sobre la presencia o no de las Fuerzas de Seguridad, resulta fundamental.

Tercera. Considerada de vital importancia es la seguridad interna para evitar filtraciones. Los miembros de cada célula se deben conocer entre sí y recelar de espontáneos y nuevas incorporaciones. No se debe contar nada en casa, ni siquiera a los amigos de más confianza.

Cuarta. Se refiere a las manifestaciones dentro de las ciudades: se contempla la posibilidad de utilizar megáfonos o incluso walkie-talkies (a la célula desmantelada por la Guardia Civil se le incautaron varios de estos aparatos que operan al margen de la telefonía). Los que los usen no tienen por qué ser dirigentes, sino los que, operativamente, interese en cada momento. Se trata de esta manera de impulsar la iniciativa de todos, sin la necesidad de que haya un jefe al que los demás hayan de seguir ciegamente como borregos.

Quinta. Uno de los asuntos que preocupa a los CDR es el del bloqueo de las comunicaciones de telefonía y que no puedan interactuar unas células con otra y, sobre todo, que se carezca de información sobre la presencia de las Fuerzas de Seguridad. En Hong Kong, según las citadas fuentes, los manifestantes han utilizado tecnologías alternativas, en particular una aplicación con la que están equipados todos los teléfonos de una determinada marca. Permite intercambiar mensajes mediante una conexión Bluetooth.

Sexta Por lo que respecta a los materiales que puedan precisar para las protestas (sabotajes o cortes de circulación), se estudian diversos sistema de suministro. El año pasado se puso en marcha uno consistente en la ocultación previa de materiales.

Séptima. Tanto para las comunicaciones como para los movimientos, una vez iniciadas las protestas, se estudia distribuir entre las células una especie de manual muy simple con un lenguaje convenido.

Octava. Por lo que respecta a la financiación, corresponde a cada una de las células hacerse con los medios necesarios para la actuación, que no suelen ser muy costosos.

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