Galicia

Elecciones gallegas: los tracking electorales dejan al PP en 38 escaños y al BNG doblando a los socialistas

Génova exprime al máximo la campaña en la Galicia rural y tira de Ayuso para la movilización final

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, con Luis Menor, líder del partido en Orense, ayer durante un mitin electoral del PPdeG en la Casa de Cultura de Pobra de Trives
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, con Luis Menor, líder del partido en Orense, ayer durante un mitin electoral del PPdeG en la Casa de Cultura de Pobra de TrivesTarekPP

La Galicia rural ya estaba marcada en el mapa electoral como prioridad de la campaña. Pero en estas últimas horas se ha convertido en el asidero en el que el PP gallego busca sostener la mayoría absoluta que necesita para mantener el control de la Xunta. Los tracking dejan una radiografía muy disputada. Con el PP en la mayoría absoluta, pero en el filo, en los 38 escaños, y el BNG doblando en escaños a los socialistas. La alianza de nacionalistas y de la izquierda estaría a un diputado de la Xunta, según estas estimaciones que manejan los partidos. Las últimas horas pueden ser decisivas para eldesenlace electoral.

Nunca una campaña gallega había tenido tanta repercusión e interferencia nacional, pero tampoco hay precedente de la importancia que conceden los estrategas del PP al voto menos urbano. Es ahí donde van a exprimir los últimos estertores de la campaña, bajo el mantra de que en «las aldeas no se hacen las encuestas».

Además, Isabel Díaz Ayuso, la presidenta madrileña, es la baza final con la que el PP busca desactivar al votante que pueda tener la tentación de pensarse si coger la papeleta de Vox. Ayuso es la última «bala» de los populares para una campaña bronca y centrada en la distorsión del adversario, para lo que Moncloa ha puesto al servicio del BNG, que no del PSOE, que no tiene ninguna opción, toda la maquinaria del Gobierno.

Mientras el PP ajusta los últimos recuentos, y evita dar por hecha la mayoría absoluta, desde Génova lanzaron ayer un manifiesto de réplica a Moncloa en el que acusan al presidente del Gobierno de poner a su partido al servicio del independentismo, por el BNG, unas siglas a las que se «plantean regalarles sus votos, pese a que aspiran a eliminar el castellano de las aulas en Galicia y proponen un procés a la gallega».

Feijóo se examina en estas elecciones tanto o más que su candidato, Alfonso Rueda, y en la noche electoral, si la Xunta deja de ser del PP, todas las miradas se dirigirán hacia el presidente nacional del partido, que en una entrevista en este periódico, antes de que empezara la campaña, ya anticipó que asumía en primera persona la responsabilidad del resultado.

Pero Sánchez también tendrá todas las miradas encima de él si, pese a la campaña que está haciendo el PSOE al servicio del BNG y de Vox, la Xunta no cambia de color y su partido consolida su peor resultado histórico.

La política de alianzas de Sánchez ya le jugó una mala pasada en las últimas elecciones autonómicas y municipales, ya que se llevó por delante el poder territorial socialista. En Galicia, la apuesta es la misma que utilizaron a nivel nacional, dar alas a las exigencias de nacionalistas e independentistas, para, de esta manera, conseguir desbancar al PP siendo la fuerza más votada. Esta política de actuar de costaleros del BNG no está redundando en beneficio de la siglas socialistas autonómicas, como tampoco parece que va a ocurrir en el País Vasco, ni sucedió ya en las citadas autonómicas y municipales.

Dentro del PP, la dirección tapa cualquier signo de confianza en el resultado del domingo, lo que puede ser también una maniobra dirigida a evitar que sus votantes se confíen y no acudan a las urnas. Y parece haber más nerviosismo entre los dirigentes autonómicos, más ajenos a los trackings y a la evolución de la campaña, y más influidos por el ruido de la batalla nacional.

Mientras, en Ferraz, quienes están más próximos a la «cocina» de la campaña son muy cautelosos a la hora de pronosticar un vuelco, pese al tirón de la candidata del BNG, Ana Pontón. Sin embargo, a diferencia del PP, el mensaje oficial se dirige a alimentar la expectativa de que el cambio es posible y que la movilización nacionalista y de la izquierda tiene a su alcance sacar al PP de la Xunta.

Por cierto, de la misma manera que la campaña tiene una alta interferencia nacional, el domingo, si el BNG no alcanza la Xunta y el PP sigue en el gobierno, el presidente Sánchez tendrá otro problema añadido con sus socios independentistas porque será una pieza más débil dentro del proyecto de éstos de exprimir al máximo al Gobierno de coalición para ejecutar sus reivindicaciones.

La llamada al voto útil y los indecisos centran los últimos días de campaña. Y es a ellos a quienes dirigirán sus mensajes los candidatos y los líderes nacionales. En cuanto a la influencia que pueda tener Cataluña en el resultado del domingo, los expertos coinciden en destacar el microclima gallego y las tendencias que muestran que hasta ahora siempre han votado siguiendo inercias más ligadas a la tierra que al ruido de la política que viene de Madrid.

En todo caso, éstas son unas elecciones excepcionales, tanto por cómo se ha desarrollado la campaña en las dos semanas oficiales como por su efecto en la política nacional.