Memoria Histórica
Los escenarios del franquismo: de la omnipresencia al olvido
Los vestigios permanecen, inmersos en un proceso de resignificación, como en Cuelgamuros, o ya desvinculados de su figura, como el Palacio de Oriente o el Palacio de El Pardo
El régimen de Franco se sirvió de grandes escenarios monumentales para hacer exhibición del poder acumulado por el dictador, y así sucedía con sus discursos anuales ante la multitud convocada en la Plaza de Oriente o con el Valle de los Caídos, gigantesco mausoleo conmemorativo de su victoria en la guerra civil.
También el Palacio del Pardo, su residencia oficial, fue un foco relevante de la dictadura y auténtico puesto de mando desde el que pilotó el rumbo del país durante casi 40 años y cuya importancia iba mucho más allá de lo estrictamente familiar.
Cuando han pasado 50 años de su muerte, los escenarios del franquismo sin Franco siguen ahí, inmersos todavía en un proceso de resignificación, como sucede con Cuelgamuros, o ya desvinculados completamente de su figura, dedicados plenamente a un uso institucional, como el Palacio de Oriente o el Palacio Real de El Pardo.
El Valle de Cuelgamuros
El monumento más significativo del franquismo es el Valle de Cuelgamuros, antiguo Valle de los Caídos, que fue concebido por Franco para conmemorar su victoria militar en la guerra civil y donde él mismo permaneció enterrado desde su muerte y hasta 2019, cuando fue exhumado por orden del Gobierno de Pedro Sánchez.
Alrededor de 20.000 presos políticos trabajaron en la construcción de este enclave, ubicado en el término municipal de San Lorenzo de El Escorial, a 58 kilómetros de Madrid, y que sigue siendo la mayor fosa común de España, con más de 33.000 víctimas de ambos bandos de la guerra civil.
En la actualidad continúan las exhumaciones de algunos de estos cuerpos que han sido reclamados por sus familiares y acaba de ser elegido el proyecto ganador del concurso internacional de ideas convocado por el Gobierno para resignificar este espacio, en aplicación de la Ley de Memoria Democrática, aunque no está previsto que las obras empiecen hasta 2027.
El Palacio de Oriente
Los discursos de Franco desde el balcón principal del Palacio de Oriente, ante una plaza siempre abarrotada que no cesaba de aclamarlo, forman parte de la iconografía más legendaria de la dictadura franquista, una imagen que se repitió hasta sus últimos días de vida ya que solo cincuenta días antes de su fallecimiento volvió a saludar desde allí, aunque ya muy debilitado, a la multitud.
Fue en el Salón de Columnas del Palacio Real donde fueron velados públicamente sus restos y a partir de entonces el recinto recuperó un mayor uso institucional, con audiencias y recepciones a cargo del rey, actos protocolarios y celebraciones, como las proclamaciones de Juan Carlos I y su hijo Felipe VI, las dos únicas ocasiones en que en democracia se ha vuelto a abrir el balcón para que saluden los nuevos reyes.
Entre los hitos conmemorativos que han tenido lugar entre sus muros destaca la firma del tratado de adhesión a las Comunidades Europeas en 1985, la Conferencia de Paz de Madrid de 1991 y el acto de la abdicación de Juan Carlos I en favor de su hijo Felipe, en 2014, siempre en su Salón de Columnas.
El Palacio de El Pardo
El Pardo no solo fue la residencia oficial de Franco, sino también el lugar donde tenía su despacho y donde se celebraban los Consejos de Ministros, convirtiéndose en centro neurálgico del poder. En su capilla los familiares más cercanos velaron al dictador tras su fallecimiento en la Residencia Sanitaria La Paz el 20 de noviembre de 1975.
Actualmente el Palacio Real de El Pardo se utiliza para actos institucionales vinculados a la Corona y es frecuente que sirva de escenario para convocatorias de la agenda oficial de la familia real, desde audiencias colectivas hasta entregas de galardones o actos de reconocimiento.
Además, desde 1983 este palacio situado en las afueras de Madrid, junto al monte de El Pardo es la residencia oficial de los jefes de Estado que visitan España y en sus dependencias se han alojado numerosos mandatarios extranjeros, tanto presidentes como reyes o príncipes.