Opinión

¡Por España, coño, por España!

El PP lleva a distintos puntos del país su protesta contra la concesión de impunidad a las actuaciones de los encausados por el golpe del 1-O

Cientos de personan han salida a manifestarse en la clausura de un acto en defensa de la igualdad de los españoles, a 29 de octubre de 2023, en Málaga (Andalucía, España). El presidente del PP-A, Juanma Moreno, participa junto con el presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, y el alcalde, Francisco de la Torre, en la clausura de un acto en defensa de la igualdad de los españoles. 29 OCTUBRE 2023 Álex Zea / Europa Press 29/10/2023
Núñez Feijóo y Juanma Moreno en la clausura de un acto en defensa de la igualdad de los españoles (Málaga)Álex ZeaEuropa Press

"¡Por España, coño, por España!", le animaba el sindicalista de ultraderecha Juan García Carrés, en conversación telefónica, al teniente coronel Antonio Tejero, que acababa de tomar el Congreso de los Diputados durante el golpe del 23 de febrero de 1981. También “por España”, Pedro Sánchez va a conceder la amnistía a los golpistas del 1 de octubre de 2017. Como se ve, el patriotismo solo depende muchas veces del color del cristal por el que se mire.

Nunca antes en la historia de nuestra democracia un presidente había llegado a asumir abiertamente que carece de límites para agarrarse al poder. Envolviéndose en la bandera española, Sánchez ha admitido ante el Comité Federal del PSOE que está haciendo de la necesidad virtud. Es la aritmética parlamentaria la que le lleva a echarse en brazos de los enemigos declarados de España. La renuncia a cualquier principio, desde la defensa de la Constitución a la igualdad de los ciudadanos, ha formateado su insólita determinación de amnistiar a los golpistas independentistas.

Así es el aberrante momento que vivimos. El líder socialista seguirá perorando sobre reencuentros y sobre el “hablando se entiende la gente” mientras sus destinatarios exigen la amnistía como punto de partida hacia el referéndum de autodeterminación y aprovechan la más mínima ocasión para erosionar los cimientos del Estado de derecho. Con tan pesada mochila a las espaldas, el entorno de Sánchez todavía niega que Carles Puigdemont haya pedido "la luna". Una exhibición más de impostura, de huida hacia adelante, que sólo puede acabar en un convulso camino sin retorno. Y con el sostén de La Moncloa.

Lo que ha hecho Sánchez este fin de semana es mandar un mensaje al independentismo para que conozcan su disposición a desmantelar la legalidad ante cualquier extorsión de sus compañeros de viaje. El único límite son sus intereses personales. Con todo lo que eso conlleva. El suicida guión de Sánchez no tiene vuelta atrás y arrastra al PSOE ante el secesionismo. "Para consultar al partido”, admiten sus críticos, “al secretario general le basta mirarse al espejo". Tal cual. "La coyuntura es la que es: o frenamos a la derecha o no la frenamos. Ya está", se oye en los pasillos de Ferraz. La repetición electoral no es una opción. Por la cuenta que les trae a todos. El presidente de Castilla-La Mancha, el crítico Emiliano García-Page, maneja encuestas internas que muestran con claridad el rechazo absoluto a la amnistía en su territorio.

Y eso es así porque Alberto Núñez Feijóo está saliendo a la calle para remarcar el rechazo de la opinión pública a un borrado total del procés tan amoral en lo político como humillante en lo social, y tan amenazador para el andamiaje del Estado que incluso Sánchez lo rechazaba de plano antes del 23-J. Por ello, el PP lleva a distintos puntos del país su protesta contra la concesión de impunidad a las actuaciones de los encausados por el golpe del 1-O.

Este mismo domingo, Málaga acogió un gran acto de los populares contra la deriva de Sánchez. En una abarrotada plaza de la Constitución, el regidor Francisco de la Torre daba la bienvenida a Feijóo y a Juanma Moreno como presidentes nacional y regional del partido. Ambos líderes hablaron alto y claro en un momento crucial para nuestro sistema democrático.

La última vez que estuve con De la Torre, me dijo al despedirnos: "Escribe bien de Málaga, no de mí, de Málaga... para mí no pido nada". Lo dijo con esa voz melodiosa que impregna de suave acento andaluz. Desde detrás de sus gafas, me miraba con esos ojos llenos de interés que tanto llaman la atención. Hoy voy a saltarme su recomendación. Lo he dicho muchas veces en conversaciones privadas: el alcalde de la capital de la Costa del Sol es de las personas más inteligentes con las que he tratado en política. Es un político de la Transición al que contemplan veintitrés años al frente del Ayuntamiento. Pues bien, puede estar orgulloso de su ciudad, que dio una rotunda muestra de vigor cívico. Los malagueños han exhibido "otro tipo de patriotismo responsable" ante la llamada de Núñez Feijóo. Los españoles no quieren que se menoscabe el marco de convivencia y se asalte el orden constitucional que se dieron en 1978.

Sobran razones para acudir a cualquier nueva convocatoria para hacer frente a quienes sólo sólo son patriotiotas de lo suyo. Quien ha vuelto a cambiar de opinión ha sido Sánchez, no los demócratas. Lo ha hecho para comprar los votos con los que seguir en La Moncloa. Y debe ser señalado por ello. Tan sencillo como eso.