La crónica
Feijóo lanza el órdago final: todo o nada contra Sánchez
La citación en la «comisión Koldo» responde a los datos que llegan al PP del ámbito judicial y policial. Y también a Vox
El Partido Popular ha decidido mover la ficha más valiosa que guardaba al citar a Pedro Sánchez en la comisión de investigación del Senado sobre el «caso Koldo».
La instrucción judicial avanza, la citación judicial del exministro José Luis Ábalos y de Koldo García pesa, los informes de la UCO revelan más de lo que el PSOE ya puede negar, y también las encuestas marcan un repunte sostenido de Vox que ha obligado a Génova a tomar nuevas medidas.
La decisión del principal partido de la oposición es no seguir administrando la espera y forzar el tablero para colocar al presidente del Gobierno en el centro del foco de la polémica. Esta maniobra no surge de la nada. Además de los factores exógenos, la cúpula popular maneja información que le llega por vías judiciales y policiales que están fuera de los conductos oficiales.
Y por muchos aspavientos que hagan en el PSOE, no es ninguna novedad: estas cosas funcionan de esta manera. Ellos también tenían sus «confidentes» cuando estaban en la oposición, y más tienen que callar ahora que mueven el gobierno. Cosa distinta es si la información que está llegando al PP es buena o viene viciada de origen.
En cualquier caso, en la comisión de investigación del Senado, donde el PP tiene mayoría absoluta, se jugará un combate con importantes consecuencias sobe la Legislatura. Sin duda, es el escenario más cómodo para el PP porque puede dirigir las preguntas, controlar el ritmo y, sobre todo, proyectar una imagen de autoridad frente a un presidente que se resiste a asumir responsabilidades. Pero también es un riesgo porque no volverá a tener una oportunidad como esta para exponer las «mentiras» que atribuyen a Sánchez en el tema de la corrupción. La reacción del PSOE al movimiento del PP ha sido doble: desdén en público, y mucha más preocupación en privado.
En Ferraz se repite machaconamente que la comisión es «una farsa política» y el gesto del presidente del Gobierno –ese «Ánimo, Alberto», lanzado a Feijóo en el Hemiciclo del Congreso– sonó al tópico del «chuleta» madrileño con el que describen al líder socialista los que un día fueron amigos suyos.
Cierto es que Sánchez y su núcleo duro van de «sobraos» y han sido hábiles para que la podredumbre, que ha crecido en un ecosistema político dominado por el PSOE, quede personificada en el trío –Ábalos, Koldo y Cerdán– y para implantar en el imaginario popular eso de que ellos tienen una superioridad moral con respecto a la derecha. Pero el presidente sabe mejor que nadie que la cita en la Cámara Alta le expone en nivel superlativo ya que tendrá que sentarse frente a una cámara que controlará cada gesto y cada palabra.
La citación de Sánchez es una operación de doble filo: el objetivo de Génova es reforzar al PP frente a Vox, recuperando el tono de combate que se disputa con los de Santiago Abascal Pero también expone a Feijóo si la jugada se percibe como puramente táctica y no termina en una derrota del jefe del Ejecutivo. La última vez que un partido logró transformar una comisión parlamentaria en arma política fue durante los años de la Gürtel. Y el PSOE lo sabe perfectamente.
Si la información que maneja el PP es buena, estamos en vísperas de que estalle la confirmación de que detrás de la caja B de Ábalos y Koldo hay una caja B del PSOE. El teórico límite marcado por los socios para seguir sosteniendo a Sánchez en Moncloa.
Si la información es buena, estaríamos también en vísperas de un derrumbe final del sanchismo institucional, que llevaría a unas elecciones generales a más tardar en primavera. Pero toda jugada audaz encierra una amenaza.
En Génova explican que trabajan en una comparecencia «muy estudiada y muy medida»: preguntas cortas, tono institucional y colocar a Sánchez ante todos los datos que se conocen de la investigación judicial. Los frentes del líder socialista son muchos, y hasta ahora los ha evitado todos al no exponerse a las preguntas de los periodistas.
«El órdago está sobre la mesa y lo que nos jugamos es el cambio de ciclo».
Que este reto termine bien depende de la eficacia del PP a la hora de asociar la marca del PSOE con corrupción y opacidad, y que esto pese más en la mayoría del electorado que el miedo a las consecuencias de un Gobierno del PP que dependa de Vox.
Las encuestas saludan mayoritariamente ese cambio de ciclo, pero también lo hacían en los prolegómenos de las últimas elecciones generales. Y si Sánchez consigue salir indemne de la comisión parlamentaria, habrá logrado justo lo contrario de lo que busca el PP: se habrá consolidado como el político que resiste incluso cuando todo apunta contra él.
Será importante ver esta semana en qué quedan las nuevas maniobras de Koldo para controlar la estrategia de Ábalos ante el juez Leopoldo Puente. Koldo se resiste a que el exsecretario de Organización del PSOE ceda a las presiones desde ámbitos socialistas, próximos a Sánchez, para que renuncie a su escaño y derive la causa hacia la Audiencia Nacional. Y el exasesor tiene la fuerza que le da la información que atesora.