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¿Qué se juegan?

9J: Feijóo-Sánchez, segunda vuelta del 23J

El PP plantea las elecciones como un plebiscito al presidente del Gobierno y el PSOE busca forzar el empate

PP: Feijóo plantea el 9J como el plebiscito final al presidente

Las elecciones europeas del 9 de junio culminan el ciclo electoral que se abrió en Galicia en febrero y el PP es consciente de la importancia que tiene esta cita con las urnas para asestar un nuevo golpe a un debilitado Pedro Sánchez. Por ello, Alberto Núñez Feijóo ha situado este 9J como un plebiscito sobre la continuidad del presidente del Gobierno en un momento de máxima debilidad para Sánchez por los presuntos casos de corrupción que rodean a su entorno y por las derrotas parlamentarias que ha acumulado en la última semana. «Si el Partido Popular derrota al PSOE en las elecciones europeas la Legislatura quedaría en suspenso», señalaban ayer fuentes populares.

Lo cierto es que Feijóo afronta las elecciones en buen momento de forma tras obtener un buen resultado en las elecciones catalanas ya que quintuplicó su representación parlamentaria. También revalidó la mayoría absoluta en Galicia y consiguió mejorar resultados en el País Vasco, por lo que las europeas serían la culminación a un ciclo electoral que ha permitido al líder del PP rehacerse del golpe que supuso la investidura de Sánchez en noviembre. Apenas siete meses después, los populares tienen la oportunidad de registrar una victoria que convierta la investidura de Sánchez en un «espejismo» y confirme la inviabilidad de la legislatura con el PSOE al frente del Gobierno sometido a las exigencias de los independentistas.

La gran mayoría de encuestas sitúa al PP como ganador, aunque las expectativas también son importantes. Lo que será sencillo es superar los malos resultados de 2019, cuando los populares obtuvieron 13 de los 59 escaños que se repartían: fueron los peores números en el Europarlamento por parte de los populares. Ahora, previsiblemente rebasarán los 20 (se reparten 61) y van a hacer una campaña centrada en la defensa de la democracia (combate a la amnistía, nacionalismos y populismos), la agricultura (medidas sobre agua) o los jóvenes (bajadas impositivas).

PSOE: Sánchez aspira a un «empate técnico» que debilite al PP

Pedro Sánchez encara las elecciones europeas con viento de cola. Los buenos resultados en Cataluña –el PSC consiguió ganar y quebrar la mayoría independentista– y en el País Vasco, donde serán decisivos para la formación del Gobierno de un coalición que integrarán, permiten encarar el 9J sin excesiva presión. Los socialistas no aspiran a ganar, como ya ocurriera el 23J, sino a conseguir un resultado lo suficientemente solvente como para mantener el pulso con el PP. Esto es, forzar un «empate técnico», quedar a dos o tres escaños de distancia, lo que impediría a Alberto Núñez Feijóo vender una rotunda victoria y mucho menos hacerlo en términos de plebiscito. En Ferraz aseguran que el verdadero plebiscito es al líder del PP, que se juega más en estos comicios en concepto de liderazgo.

Los socialistas enfrentan el reto de movilizar a los suyos, conscientes de que la contienda europea es percibida por sus votantes como algo ajeno, al contrario de lo que ocurre en las generales o la municipales o autonómicas. Por esta razón, el objetivo no es tanto ampliar el espacio electoral, hacia el centro, sino amarrar al electorado progresista. En este ejercicio de movilización, el PSOE vuelve a recurrir a una estrategia que ya resultó exitosa en julio, y que en el ámbito europeo es más real si cabe, el miedo al avance de la ultraderecha. Para ello se ha utilizado como antagonista al presidente de Argentina, Javier Milei, con quien se ha escalado el conflicto diplomático hasta el punto de retirar definitivamente a la embajadora española en Buenos Aires. En la sala de máquinas socialista creen que el «ataque frontal» de Milei y la respuesta española moviliza a las huestes progresistas.

El PSOE se proyecta, de este modo, como el freno a los extremismos y en esta llamada al «voto útil» están adelgazando las opciones electorales de sus socios de coalición, inmersos en su propia pugna con Podemos. En esto juega un papel destacado la candidata, Teresa Ribera, que con su perfil moderado y ecologista es un imán para el voto progresista.

Vox: Abascal busca un impulso tras el desplome del 23J

Vox llega a las elecciones europeas del 9J con la esperanza de lograr un buen resultado que dé impulso a un Santiago Abascal que sufrió un duro varapalo hace casi un año con el desplome del partido en las generales (pasó de 52 escaños a 33). Desde entonces, el partido ha conseguido ir resistiendo (en Galicia quedó fuera del Parlamento y en el País Vasco y Cataluña ha logrado mantener la misma representación parlamentaria) y ahora tiene la oportunidad de registrar una mejora que sacuda todas las señales de ser un partido en declive tras la mala evolución electoral y el terremoto interno que tuvo lugar hace poco más de un año con la salida de dirigentes de alto nivel, como Iván Espinosa de los Monteros.

En este sentido, Vox ha entrado en campaña con mucho protagonismo gracias a la crisis diplomática desencadenada por el cruce de ataques verbales entre Javier Milei y el Gobierno (iniciado por Óscar Puente): todo este episodio ha sido capitalizado por los de Abascal porque son el aliado en España del presidente argentino. Además, la presencia de Milei en un acto de Vox el pasado fin de semana, que logró congregar a más de 10.000 personas, dio una imagen de fuerza al partido. En ese mismo acto también estuvo toda una primera ministra de Italia, como Giorgia Meloni, quien comparte grupo parlamentario en la Eurocámara.

Además de esta circunstancia, las elecciones europeas son territorio propicio para Vox porque se abordan dos debates muy candentes en España y en toda la Unión Europea: la inmigración y la agricultura y ahí el partido tiene un discurso muy consolidado y que puede hacerles fuertes. En todo caso, Vox también tiene una amenaza en estas elecciones: la posible irrupción del partido de Alvise Pérez, que comparte electorado y quien puede birlarle votos y dejar el crecimiento del partido de Abascal en algo descafeinado. El punto de partida de Vox son los cuatro escaños de 2019.

Sumar: Ganar la batalla a Podemos y evitar otro fracaso

Son unas elecciones de vital importancia para la izquierda alternativa del PSOE. Sumar todavía no ha tenido tiempo para digerir el batacazo electoral de Galicia, País Vasco y Cataluña y confía en Europa para detener esta tendencia hacia la irrelevancia. En ello le va, no solo el futuro del proyecto que Yolanda Díaz está conformando, sino también es imprescindible para calmar las críticas de los partidos que sostienen a Sumar –IU, Más Madrid y Comunes, especialmente–,que se han mostrado muy críticos con los primeros resultados de Sumar. Cuatro o cinco escaños salvarían a la vicepresidenta del suspenso.

Son, además, unas elecciones, que juegan a cara de perro con Podemos. Ambos compiten por el mismo nicho ideológico y es la batalla decisiva por el liderazgo de la hegemonía del espacio puesto que todos los votos contarán igual al tener circunscripción única. La formación de Díaz tratará de evitar una campaña de confrontación con los morados y busca mantener la tensión con el PSOE, para diferenciarse, y con la derecha, para frenar su ascenso. «El enemigo es otro», responden en el comité de campaña de Sumar, donde son conscientes de que existe una situación incómoda por la competición con los morados. Aun así, reflexionan en el entorno de Díaz, que una campaña de enfrentamiento no movilizará a la izquierda. En la batalla con el PSOE, ponen el foco en Andalucía, Comunidad Valenciana y Cataluña, donde ven los estrategas de Díaz que se disputan el voto con los socialistas. Aquí la presencia de Díaz va a ser total para arropar a su candidata, Estrella Galán.

Precisamente, Sumar cuenta a su contra con una candidata desconocida socialmente. Es exdirectora de CEAR y experta en derechos humanos, valorada en su ámbito. Ese es su punto más flojo en comparación con los morados. A ello, se le une el reto de combatir la desmovilización ante unas elecciones en las que tradicionalmente vota menos del 50% de los españoles. En Sumar detectan la hipermovilización del electorado de derechas frente al desgaste del votante de izquierdas.

Podemos: Fía a Montero su poder para volver a liderar

Podemos diseñó estas elecciones como un plebiscito por el poder de la izquierda alternativa. O Sumar o Podemos. Ambos compiten por el mismo espacio y son los morados quienes más riesgo atesoran el 9J. Es la última de las oportunidades con la que cuentan para demostrar que su proyecto sigue contando con apoyo electoral, en un momento en el que Sumar se enfrenta a una tendencia a la baja y, levemente, los morados se recuperan en las encuestas. Y es por eso que el partido encomendó a la exministra de Igualdad Irene Montero esta misión. La número dos de Podemos arrastra fuerza electoral para medirse de «tú a tú» con Sumar.

Los morados creen que pueden llegar a conseguir no solo el escaño de Irene Montero, sino también el segundo, que correspondería a Isa Serra. El principal de sus objetivos en campaña es el de lograr que el electorado no les asocie más con Sumar, según reconocen en la dirección del partido. Si bien no quieren tampoco quince días de lucha sin cuartel con los de Yolanda Díaz, sí buscarán transmitir la idea de que son la única fuerza dispuesta a exigir en Europa las «transformaciones» que ningún otro partido conseguiría. Sus principales ejes de campaña son medidas feministas, vivienda, gratuidad y legalidad del aborto en toda la Unión Europea.

Junts: Puigdemont delega la «europeización» del «procés»

El expresidente catalán Carles Puigdemont, eurodiputado en la pasada legislatura, no repetirá como cabeza de lista en una candidatura continuista que hará bandera de la «internacionalización del conflicto catalán» y de la «batalla judicial» del independentismo con el Estado. El objetivo de los posconvergentes pasa por mantener a los tres europarlamentarios que consiguieron en 2020, una cifra ambiciosa, pues el «procés» agoniza en apoyos pese a ser la primera fuerza independentista en las elecciones catalanas del 12M. Toni Comín, mano derecha de Puigdemont en la Eurocámara en el último mandato, lidera una candidatura, la de Junts i Lliures per Europa, que figurará como no adscrita entre los grupos parlamentarios, tras abandonar Renew Europe a instancias de Ciudadanos. Junts sigue ofreciendo al votante secesionista «una voz de estricta obediencia catalana en Europa», en un claro guiño a ERC, que se presenta junto a Bildu y BNG; y mantiene el azul oscuro que le llevó a superar a los republicanos apenas unas semanas atrás. Insisten en la eficacia del trabajo de Puigdemont en Bruselas y el reconocimiento del «conflicto catalán». Con un buen resultado, piensan en Junts, podrán defender el «referéndum constitucional» que pretenden arrancar al Gobierno de Pedro Sánchez, y bajo esta amenaza se presentan «para seguir ganando».

Ahora Repúblicas: ERC se escuda en Bildu y BNG para amortiguar el 12M

Apenas han pasado dos semanas del doloroso resultado sufrido por ERC en las elecciones catalanas, que generó una grave crisis de liderazgo en los republicanos y la pérdida del Govern, cuyo todavía presidente en funciones, Pere Aragonès, ni siquiera recogerá el acta de diputado. Sin esconderlo, los republicanos se escudan, en estas elecciones europeas, en un BNG que lidera la oposición en el Parlamento gallego y un Bildu que obtuvo el mejor resultado de su historia en las últimas elecciones vascas. Dos partidos al alza, muy de izquierdas, y con una causa compartida: la independencia de sus territorios. Es esta la razón de ser de esta coalición –Ahora Repúblicas–, que obtuvo 3 diputados en los últimos comicios europeos y que se integra junto a otros partidos regionalistas y secesionistas en el grupo Alianza Libre. De nuevo con la candidata de ERC, Diana Riba, al frente, el mensaje es claro: «Frenar a la extrema derecha y los pactos que PSOE y Junts suscriben en Europa». Los republicanos aspiran a mantener la cuota de europarlamentarios –«hemos demostrado que sabemos remontar», dicen– y la imagen, en Cataluña, es de unidad: Junqueras, Rovira y Aragonès participarán en unos mítines que tendrán como novedad a Ara Més –secesionistas baleares– y al hombre del tiempo de TV3, Tomàs Molina, número 3 de la candidatura.

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