Castilla-La Mancha

Illescas: este juzgado es una ruina

Grietas, desprendimientos, salas clausuradas... CSIF denuncia que las dependencias judiciales de la localidad toledana no reúnen las condiciones para trabajar de forma segura

Una zona de los juzgados clausurada
Una zona de los juzgados clausuradaLa RazónLa Razón

«El juez tiene el despacho en la sala de vistas y se ha tenido que ir porque no caben dos funcionarias… El archivo está clausurado y lo último es que se ha caído parte de la puerta de acceso en un edificio que alberga un juzgado de primera instancia y otro de violencia de género… Es gravísimo que la administración sea la primera que incumple los preceptos básicos de riesgos y salud laboral».

Son las palabras de Manuel Pelayo, responsable regional de Justicia de CSIF, describiendo la situación de los juzgados de Illescas, una de las poblaciones que más ha crecido en Castilla-La Mancha y que necesita como agua de mayo nuevas dependencias judiciales.

«Está previsto un nuevo edificio, pero desde que se licita hasta que se construya pueden pasar perfectamente cinco años y aquí puede pasar cualquier cosa… No están seguras las instalaciones para trabajar aquí de forma más o menos operativa», lamenta.

Y la verdad es que si uno se acerca y observa el panorama, podría recordar a la famosa película «Esta casa es una ruina» o sencillamente al «Titanic», cuando el barco va a pique, tripulación y pasajeros se hunden y los músicos tocan en la cubierta. Quizá los jueces puedan dictar sentencia, pero no utilizar la maza, no vaya a ser que, con el golpe, se desprenda otra parte del techo.

Parte de la puerta de acceso se ha caído
Parte de la puerta de acceso se ha caídoLa RazónLa Razón

«El ministerio no obedece a denuncias ni a nada… solo a lo que sale en los medios de comunicación», dice Pelayo. «Lo lamentable es que estamos hablando de una administración que presta servicios básicos como los de Justicia… Y dentro de estos, departamentos tan básicos, elementales e importantes hoy día como es el de Juzgado de violencia de género».

Se da la circunstancia incluso de que, en alguna ocasión, los funcionarios han tenido que compartir baño con los detenidos. Ciertamente, la impresión que da es un tanto caótica, con situaciones más parecidas también a «Aterriza como puedas».

Illescas cuenta con siete juzgados, aunque el próximo mes de abril abrirá un octavo, dada la cantidad de casos que se acumulan en sus dependencias. Esa es otra, porque la capacidad de almacenamiento está casi al completo y la digitalización de los archivos no está concluida ni mucho menos.

«Los servicios técnicos hacen inspecciones, pero tenemos miedo de que cualquier día pueda ocurrir una desgracia… Aquí no se puede seguir trabajando durante los cinco años que puede durar la construcción de un nuevo Palacio de Justicia… Hay que buscar alternativas para poder dar un servicio de calidad a la ciudadanía», insisten desde CSIF.

La administración de Justicia, curiosamente, sufre la carestía, dejadez o falta de medios que le debe procurar el ministerio. En un contexto donde hay enfrentamientos evidentes entre ambos poderes, el ejecutivo y judicial, este tipo de señales no parecen las más tranquilizadoras.

«Cuando se habla de modernizar la Justicia, o simplemente el Estado de derecho, hay que recordar tanto a unos como a otros que si el poder judicial no tiene medios adecuados, es imposible que realice bien su función… Quizá los partidos políticos responsables no quieran o deseen una administración de Justicia rápida y eficaz que pueda investigar rápido casos que pudiesen concernirles a ellos», aseguran otras fuentes jurídicas del sindicato.

Independientemente de que el análisis pueda estar influenciado por la situación política actual, lo cierto es que el ciudadano sufre de manera directa la lentitud y la tardanza de la Justicia. «Una Justicia que es lenta no es Justicia», es otro de los aforismos que pueden escucharse entre jueces y abogados.

«Pero aquí la cuestión es que está en peligro la integridad de las personas… Cuando se te derrumba un dintel, aparecen grietas, goteras, clausuran salas completas... A los 20 o 22 funcionarios que aquí trabajan, como comprenderás, no les hace ninguna gracia desempeñar su labor», añaden.

Dicen incluso en el sindicato que «hasta que no haya una desgracia, no se tomarán medidas ni soluciones». Lo cierto es que los juzgados de Illescas aguantan poco más y se rompen por las costuras. Aunque prevista la solución, piden más urgencia y determinación en las medidas. Antes de que sea tarde.