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La situación de Barberá tensa al PP

La dirección se enfrenta a la presión de las voces críticas que exigen que la ex alcaldesa de Valencia dé un paso atrás para que la corrupción no debilite al presidente.

La situación de Barberá tensa al PP
La situación de Barberá tensa al PPlarazon

La dirección se enfrenta a la presión de las voces críticas que exigen que la ex alcaldesa de Valencia dé un paso atrás para que la corrupción no debilite al presidente.

La ex alcaldesa de Valencia Rita Barberá no participó ayer en la reunión del Grupo Popular en el Senado, pero su nombre sí se dejó sentir entre sus compañeros de escaño. El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, no se refirió a ella en su discurso ante su grupo parlamentario, ni tampoco contestó a las preguntas de los periodistas a su entrada y salida de la reunión. Pero, aunque la política valenciana optara por no venir a Madrid para intentar rebajar la presión sobre su partido y hacia ella, toda la expectación mediática apuntó inevitable en su dirección.

Las decisiones de la cúpula popular sobre la ex alcaldesa están tensando al partido. Rita Barberá no se encuentra formalmente en la situación de investigada judicialmente (imputada), pero sí es cada día más cuestionada internamente por el coste para las siglas del Partido Popular de los casos de presunta corrupción que afectan al Partido Popular valenciano, y cuya sombra se extiende hasta ella porque la «operación Taula», sobre una presunta trama de blanqueo y de financiación irregular, ha dejado señalados a todos los concejales del Ayuntamiento valenciano.

En el partido reclaman gestos a Barberá desde el respeto a la presunción de inocencia. Al frente de esta corriente se ha situado el ex presidente de la Comunidad Valenciana Alberto Fabra, quien ayer en Antena 3 llegó a plantear que resulta difícil creer que Rita Barberá no supiera nada de las presuntas irregularidades cuando todo su entorno está siendo investigado. Por ello volvió a reclamarle que dé la cara y también explicaciones, y que, asimismo, dé un paso atrás para que el Partido Popular pueda seguir avanzando y generando confianza. En la misma línea se manifestó el vicesecretario de Comunicación del Partido Popular, Pablo Casado, quien en RNE defendió que sería un gesto «muy generoso» que Barberá diera un paso atrás para evitar que se hable de ella en lugar de sobre los casos de corrupción que afectan a los socialistas. Casado abogó por que se limiten los aforamientos políticos al desempeño de la función política.

Pero, precisamente, lo que ha agitado de nuevo las aguas ha sido la decisión de la dirección del partido de permitir que siga en la Diputación Permanente del Senado, lo que se ha interpretado como una maniobra para blindar su aforamiento incluso en el caso de que hubiera elecciones anticipadas.

El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, evitó ayer pronunciase, sobre la situación personal de Rita Barberá, pero ante su grupo en la Cámara Baja defendió las medidas adoptadas por su Gobierno contra la corrupción y las «muy duras decisiones» que ha tenido que tomar su partido. También señaló que está dispuesto a atender cualquier planteamiento o idea de buena fe para luchar contra la corrupción. «Hemos tomado muchas decisiones a lo largo de la legislatura, y hemos permitido que los tribunales, la Fiscalía y las Fuerzas de Seguridad del Estado actúen y que las cosas se conozcan», apostilló.

Mientras tanto, desde el entorno de Rita Barberá se filtró ayer el profundo enfado de la ex alcaldesa porque entiende que el partido «no la está defendiendo como se merece» desde que la «operación Taula» destapó una presunta red de comisiones en torno a la empresa Imelsa y una supuesta trama de blanqueo, que ha provocado la detención de nueve de los diezconcejales del Partido Popular en el Ayuntamiento de Valencia. El líder del Ejecutivo en funciones tiene que cargar con el malestar interno de quienes exigen decisiones más drásticas y que Rita Barberá abandone incluso su acta de senadora, al mismo tiempo que la ex alcaldesa valenciana dice sentirse injustamente tratada.

Entre las voces que también le han pedido explicaciones están la de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, o la del vicesecretario de Organización, Fernando Martínez-Maíllo.