ETA

«Mi hermano no mató a nadie»

Mari Mar Blanco encarna el dolor que una vez más sufrieron ayer las víctimas por la «inmoralidad» de que se les insulte al equipararles con sus verdugos

Cartel homenaje a Miguel Ángel Blanco
Cartel homenaje a Miguel Ángel Blancolarazon

Mari Mar Blanco encarna el dolor que una vez más sufrieron ayer las víctimas por la «inmoralidad» de que se les insulte al equipararles con sus verdugos.

Han pasado 50 años desde la primera vez que la banda terrorista ETA comenzó a asesinar. Cincuenta años donde las 858 víctimas del terrorismo no volverán, donde las familias de las víctimas y los heridos continúan pidiendo justicia y un final sin impunidad. Por ello, el comunicado que la banda terrorista emitió ayer con un «perdón de postureo» y excluyente fue visto por las víctimas del terrorismo como una «humillación» más.

El secuestro y asesinato del edil de Ermua, Miguel Ángel Blanco con una macabra cuenta atrás que anunciaba su sentencia de muerte volvió a resonar en el recuerdo, con el deseo y la esperanza de las víctimas de que «no haya ningún tipo de contrapartidas ni política ni social» por este comunicado. Mari Mar Blanco, presidenta de la Fundación de Víctimas del Terrorismo y hermana del edil asesinado hace ya 21 años recuerda que «nada les debemos y nada les daremos». Tildó el impostado perdón de «estratégico y falsario». Y es que el comunicado etarra intenta trazar una línea divisoria entre los que sí tenían responsabilidad y los que no. «Me parece vergonzoso e inmoral», indica Blanco. Y es que, de manera directa los terroristas dejan ver que no se arrepienten de sus crímenes. «No, a nosotros no nos piden perdón porque a mi hermano lo consideran culpable por ser concejal, y al guardia civil y al policía nacional por vestir un determinado uniforme también; y al juez por ostentar determinado cargo...» La presidenta de la Fundación de Víctimas destaca que «ese perdón está vacío de contenido». «ETA no me ha demostrado nada para que yo me pueda fiar de esas palabras. Y es que discriminan a unas víctimas de otras, no ayudan a esclarecer los más de 300 crímenes sin resolver... Tienen que dar más pasos: hacer un llamamiento para poner fin al odio que en muchos municipios del País Vasco y Navarra continúa presente en las calles. Contra mi vida ya no van a atentar, pero habrá muchos que siendo quien soy, y lo que represento, posiblemente quieran ir contra mi dignidad y puedo ser humillada. No hace falta que asesinen ni que te agredan; el insulto simplemente denigra y humilla a la persona y más si eres una víctima del terrorismo».

Blanco insiste en que para que el comunicado fuera creíble, tienen que acabar los actos de bienvenida donde los terroristas son recibidos como héroes y recuerda que sobre esta cuestión «no han mostrado el más mínimo arrepentimiento». Y es que además, apuntó, en el comunicado solo se hace referencia en una ocasión a la petición de perdón y «no reconocen de manera unilateral el daño cometido». Los terroristas «siguen hablando de dos mandos, siguen pidiendo al Estado de Derecho que de pasos para esa normalización que llaman conflicto».

En el comunicado, los etarras se refieren a los «torturados y exiliados al extranjero» –en alusión a los terroristas–, tratando de equiparar a víctimas y verdugos, de reconstruir el relato. «Supongo que cuando hacen alusión a torturados no se están refiriendo a mi hermano al que sí torturaron» durante 48 horas, al que sentenciaron a muerte, al que le pusieron de rodillas y maniataron para descerrajarle a bocajarro dos disparos en la cabeza por ser el concejal del PP de un pueblo.

«Mi familia y yo no tenemos que reconciliarnos con nadie; mi hermano jamás asesinó a nadie. Lo único que pido es que me dejen vivir en paz y libertad y de manera democrática», sentencia.