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«No te juntes con cristianos»

Familiares de los miembros de la célula achacan al imán de Ripoll la radicalización: «La culpa es suya»

Tras el atropello en Las Ramblas, Younes Abouyaaqoub corrió hacia el mercado de la Boquería
Tras el atropello en Las Ramblas, Younes Abouyaaqoub corrió hacia el mercado de la Boqueríalarazon

Familiares de los miembros de la célula achacan al imán de Ripoll la radicalización: «La culpa es suya».

Las declaraciones policiales de los familiares de los integrantes de la célula del 17-A dejan patente la radicalización que sufrieron, que varios achacan a su relación con el imán de Ripoll, Abdelbaki Es Satty (fallecido en la explosión de Alcanar). A muchos les sorprendió sus cambios de hábitos y algunos llegaron incluso a discutir con ellos por sus planteamientos radicales. Eso es lo que le sucedió, por ejemplo, a Saber Oukabir (primo de Driss, que alquiló la furgoneta de las Ramblas, y Moussa Oukabir, que fue abatido en Cambrils por los Mossos), quien contó a los agentes que unos seis meses antes de los ataques yihadistas Youssef Aallá, que también falleció en Alcanar mientras manipulaban los explosivos, «le recriminó que no se tenía que juntar con cristianos». En su declaración aseguró que, pese a que de pequeños iban siempre juntos, «rompieron relaciones» a raíz de ese incidente después de que Aallá le reprochara «que estuviese saliendo con una cristiana». Desde ese momento, añadió, sólo supo de él «por lo que le cuentan o cuando lo ve por la calle». Según dijo, «había empezado a tener este cambio más marcado desde que empezó a rezar, hace unos dos años, en el oratorio de Ripoll».

En esa misma línea, el primo de los Oukabir declaró que el padre de los Allaá le había comentado que su hijo Youssef «rompió la tablet de su hermano de seis años para que no pudiese jugar a videojuegos, argumentando que el Islam lo prohíbe» (sin embargo, su madre desmintió esta versión y dijo que fue el pequeño quien la rompió). Brahim Aallá aseguró a los Mossos d'Esquadra que su hijo «era muy problemático» y dos años atrás «era consumidor de sustancias estupefacientes y bebía alcohol» hasta que «empezó a rezar» y afrontó un cambio de estética considerable, «pues se dejó crecer la barba, afeitándose el bigote».

La pareja de Driss Oukabir también notó ese cambio gradual. Sara R. T. contó a los Mossos que desde tres meses antes advirtió algunos «cambios» en su novio: «Dejó de vestir con tejanos rotos y se le veía triste y con ojeras».

La hermana de los hermanos Oukabir, Hafida, hizo hincapié en la radicalización de Youssef Aallá, quien según ella «sufrió un fuerte cambio» dos años atrás, «pasando de ser un chico alegre a ser una persona fría, que dejó de saludarla y que no miraba a las mujeres». Un radicalización que según otros familiares de los Oukabir fue «evidente desde que asistía a la mezquita de Ripoll».

Otro primo de los Oukabir, Hamid, recordó que Said Aallá, abatido en Cambrils, experimentó un cambio de imagen a partir del Ramadán del pasado año, ya que «se cortó una cresta que llevaba y se rapó». Estando en un parque junto a otros chicos les pidió que quitaran la música «reggaeton» porque «era pecado». En otra ocasión, añadió, le dijo «con ojos llorosos y como con rabia que los españoles son mala gente y te desean lo peor». A partir de esas mismas fechas, dijo, su primo Moussa «empezó a salir menos, era más serio y más estricto con la religión». Hamid contó que una vez su primo le dijo «que todo lo que pasa en el mundo es culpa de los judíos» y culpó al imán de Ripoll de «comerles la cabeza».

También la hermana de los Oukabir señaló a Abdelbaki Es Satty. «Toda la culpa es suya», dijo a los agentes. Hafida, hermana de Driss y Moussa, recordó que sus sermones «eran bastante radicales» y que altavoz en mano «hablaba abiertamente de la yihad y la lucha armada», instando a «matar a los infieles».

En esa misma línea, el cuñado de los hermanos Hichamy, Aziz A., manifestó que antes de la llegada del imán, Mohamed Hichamy (también abatido en Cambrils junto a su hermano Omar) «era un chico que salía a divertirse», pero después «se volvió más religioso», los mismos pasos que siguió ocho meses después Omar. «Iban habitualmente a la mezquita», relató, «pero desde un año antes del atentado apenas iban».