La investidura de Sánchez

Pacto de silencio para pactar

Se impone el hermetismo en las horas decisivas para PSOE y Podemos. Sánchez reivindicará hoy el programa frente a los nombres e Iglesias sacará pecho por «llevarle a la izquierda».

El presidente del Gobierno se centrará hoy en el Pleno del Congreso en los «desafíos que tiene España como país». Foto: Alberto R. Roldán
El presidente del Gobierno se centrará hoy en el Pleno del Congreso en los «desafíos que tiene España como país». Foto: Alberto R. Roldánlarazon

Se impone el hermetismo en las horas decisivas para PSOE y Podemos. Sánchez reivindicará hoy el programa frente a los nombres e Iglesias sacará pecho por «llevarle a la izquierda».

El PSOE y Unidas Podemos se han impuesto un «pacto de silencio» en vísperas del debate de investidura que arrancará hoy a las 12:00 horas con la intervención del candidato, Pedro Sánchez, en el Congreso. Conscientes del uso que ambas partes han hecho de los medios de comunicación, como herramienta de presión, durante los primeros compases infructuosos de las negociaciones, ahora que enfilan las horas decisivas no están dispuestos a que filtraciones (des)interesadas puedan dar al traste con los avances que han registrado hasta el momento. De ello se deriva que la negociación contra reloj que se está llevando a cabo, esté marcada por la máxima discreción. De una parte, Carmen Calvo, Adriana Lastra y María Jesús Montero. De otra, Pablo Echenique, la mano derecha de Iglesias –Pablo Gentili– y representantes de las confluencias. Los equipos designados por ambas formaciones se encerraron ayer a negociar y apenas emitieron señales.

Los socialistas siguen queriendo marcar los tiempos. Esto es, primero el programa y después la composición del Gobierno, esos «nombres» que aún hoy siguen siendo el principal escollo y que suponen buscar un encaje destacado para Irene Montero, entre otros cargos morados. Estos tiempos son los que impondrá el propio Sánchez en su discurso de investidura, en el que se espera que desgrane su programa de gobierno, trufado de algún anuncio, pero sin entrar a personificar quién asumira qué tareas. Sin límite de tiempo, la intervención del candidato se enfocará en una doble dirección, guiños a Unidas Podemos –para afianzar el apoyo que se está gestando– y mano tendida a PP y Cs para consensuar políticas de Estado para las que, la débil mayoría del ejecutivo de coalición, necesariamente les requerirá. El líder del PSOE volverá a demandar, por su parte, una abstención para evitar la independencia de los partidos soberanistas. Una abstención que no se espera. El hecho de centrar su discurso en una apuesta programática busca granjearse el resto de apoyos que necesita para superar la segunda votación del jueves, con más «síes» que «noes». El PNV, ERC o Bildu han pedido un acuerdo sobre el que «pronunciarse» con sus votos.

Sánchez lleva días preparando su intervención ante la Cámara y buscará dotarla de cierta «épica», imprimir a sus palabras un tono presidencialista que se centre en los «desafíos que tiene España como país». Todo ello, bajo el esquema de un gobierno de izquierdas, progresista y feminista. Éste último será uno de los bloques que capitalicen su intervención, así como el empleo, las pensiones, la lucha contra la desigualdad y Europa. A estos ejes hay que añadir dos sobre los que los socialistas han querido poner su atención desde que llegaron a La Moncloa: la digitalización y la lucha contra la emergencia climática, a través de la transición ecológica. «Será un discurso propositivo, pero, sobre todo, político» que buscará «complicidades» no son el ámbito de la izquierda, sino también en un espectro más amplio para lograr grandes consensos de país.

Cataluña será otra de las cuestiones que saldrán a colación, aunque no a iniciativa de Sánchez. Las públicas discrepancias en esta materia con sus socios, requerirán un compromiso público por parte de los morados y supondrán el principal punto de desgaste de manos de la oposición de PP y Cs, habida cuenta que los socialistas necesitarán los votos de ERC y Bildu para que la investidura prospere. Antes este escenario, la apuesta del candidato será su tradicional «diálogo dentro de la ley», sin esconder que en caso de que se transgreda la legalidad, el artículo 155 volverá a ponerse sobre la mesa.

Las negociaciones se desbloquearon el viernes, con el «paso atrás de Iglesias, y aunque hoy arranque el pleno, el margen para alcanzar un acuerdo opera hasta el jueves, día en que los 42 diputados de Podemos deberán votar «sí» para que la investidura salga adelante. Sin embargo, de cara al martes, en primera votación, los votos morados aún no están amarrados. Las opciones de que el grupo parlamentario pulse el botón rojo o el de la abstención están hoy sobre la mesa, según barajan fuentes de la formación, que inciden en que el pacto «aún no está cerrado» y que las conversaciones se producirán hasta minutos antes del momento de la votación. Precisamente, para no perjudicar la negociación en ciernes, fuentes conocedoras del discurso que pronunciará Iglesias ante la tribuna, aseguran que su tono «no será grave», se exhibirá como el partido que más ha cedido en pro de un Ejecutivo de izquierdas y con el fin de alejar la repetición electoral. Otro de los extremos de los que sacará pecho el líder morado será de haber logrado «llevar a la izquierda» a Pedro Sánchez. Desde el partido consideran que sin Podemos en el Gobierno, el PSOE pactaría con Ciudadanos y las medidas para revertir los recortes sociales y económicos no llegarían.